Sin grandeza no tendremos libertad
Efraín Rincón Marroquín
(@EfrainRincon17)
“Las
grandes almas tienen voluntades, las débiles tan sólo deseos”
(Proverbio
Chino)
Los venezolanos hemos hecho
todo y más para rescatar la libertad y la democracia que, desde hace más de
veinte años, un régimen tiránico mantiene secuestradas. Hemos realizado marchas
multitudinarias, ejemplo de civilidad y de coraje para el mundo al enfrentarnos
indefensos ante un régimen criminal. Hemos votado y también nos hemos abstenido
cuando la dirigencia opositora nos los ha pedido. Los hemos acompañado en la
calle una y otra vez, con fuerza y determinación. Muchos jóvenes valientes han
sido asesinados, han entregado su vida a cambio de nuestra libertad, dejando en
el camino una estela de luto y dolor. Otros tantos venezolanos han sido
encarcelados en las mazmorras de los cuerpos de seguridad del Estado,
salvajemente torturados, violando sus derechos y el debido proceso. La
dictadura ha llenado de muerte y sufrimientos a nuestro país, se burló de la
dignidad de un pueblo que nació para ser libre.
Millones de venezolanos de a
pie también han ofrendado todo cuanto tienen en esta lucha sin fin. Aquellos
que a duras penas pueden comer una vez al día; quienes han perdido sus empleos
y engrosan la larga lista de pobres y marginados; aquellos que mueren de mengua
en un hospital por falta de medicinas y de asistencia médica; quienes son
asesinados a manos de una delincuencia empoderada por el régimen; aquellos que
han perdido la seguridad social y un retiro digno después de largos años de
trabajo personal y familiar; familias que se han quedado solas porque sus hijos
se fueron a otras tierras buscando lo que no pueden encontrar en su país.
A esos venezolanos que somos
la inmensa mayoría del país, no les importamos a la dictadura ni a las oposiciones, en
cualquiera de sus denominaciones. Estamos en el centro de una batalla campal escenificada
por grupos que luchan entre sí para ver quien tiene más capacidad para destruir
lo poco que nos queda, sepultar las esperanzas que aún se mantienen vivas e
impedir el cambio que todos anhelamos.
Cuánta grandeza les falta a
los dirigentes de la oposición para compensar los sacrificios que con sangre,
sudor y lágrimas hemos pagado los venezolanos. La mezquindad, la vanidad y la
soberbia les han segado el sentido común e impiden honrar su compromiso para
liberar a Venezuela.
Sin grandeza no tendremos
libertad, porque la prepotencia les impide dejar a un lado sus intereses
personales y agendas particulares para construir la unidad que nos permita vencer
a la tiranía. La falta de grandeza alimenta los protagonismos estériles de
algunos que se creen ungidos por la divinidad; cultiva la altivez en circunstancias
donde lo propio es sumar voluntades; fortalece la autosuficiencia cuando el
proyecto que necesitamos construir requiere de la participación de todos los
que deseamos la libertad de la nación. La falta de grandeza es la imagen de la
hipocresía con la que algunos actúan, fingiendo una voluntad de lucha que ya
tienen hipotecada con el régimen.
¡Ya basta de tanta miseria
humana, de tanta insensibilidad! Por una vez en la vida pónganse las manos en
su corazón y piensen en Venezuela; piensen que este país que se cae a pedazos
está habitado por millones de venezolanos que la están pasando muy mal, que
sólo les exigimos un mínimo de responsabilidad e inteligencia para llegar a un
acuerdo unitario que nos permita alcanzar la libertad.
De nada sirve el llamado de
los alacranes a votar cuando todas las condiciones benefician la perpetuidad
del régimen y les provee la legitimidad de la que carecen; de nada sirva que
Capriles, otrora líder del país, participe en elecciones acompañadas de soledad y fracaso;
para qué sirve el proyecto personal de María Corina cuando lo que pide no está
en nuestras manos, depende de la decisión de uno de nuestros aliados; de qué
nos ha servido el radicalismo y envalentonamiento de dirigentes que desde el
exilio apuestan por más división de la oposición. Maduro sigue gobernando y los
venezolanos seguimos entrampados en una tragedia que se agrava con el pasar de
las horas.
Por favor, por el bien de la
patria, guarden sus rencores, sus resentimientos, sus traiciones; guarden los
protagonismos que poco a poco asesinan al país. Hagan un esfuerzo supremo y
piensen que su mayor grandeza y gloria es servirle a Venezuela con amor,
entrega y verdadero patriotismo. Pónganse de acuerdo y de una vez por todas
venzamos al culpable de la desgracia de los venezolanos. De lo contrario,
ustedes tampoco son dignos de gobernar a Venezuela.
La grandeza nos hará libres.
Hoy más que nunca construyamos la unidad nacional para rescatar la democracia y
ser libres por siempre.