martes, 26 de mayo de 2015


Un país deprimido

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

 

Confieso que la actitud de los venezolanos acerca de la situación del país, es asombrosa; yo diría que inédita. Nuestra capacidad de aguante es infinita. La crisis se agrava con mayor fuerza; ya está cómodamente instalada en nuestros hogares, dejándonos una sensación de absoluta pobreza y, sin embargo, pareciera que aun tienen que pasar muchas más cosas para que reaccionemos, para que tomemos conciencia del estado de postración en el que estamos viviendo.

La depresión científicamente “es un trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés y disminución de las funciones psíquicas”; definición que ilustra gráficamente la psiquis actual de los venezolanos. Después de ser un pueblo alegre y dicharachero, reímos para no llorar. Nos colocamos la máscara de la indiferencia, cuando en el fondo de nuestro ser emerge la incertidumbre, la frustración y la impotencia que nos mantiene en un estado de agresividad como nunca antes lo habíamos experimentado. Basta con salir a la calle para percatarnos cómo hemos transformado la amabilidad y los buenos modales en violencia y hostilidad que aflora por cualquier cosa. La crisis está carcomiendo lo mejor que llevamos dentro.

La otrora alta autoestima de los venezolanos –llegó a ser una de las más altas de la región- está hecha añicos. El régimen nos abusa, se burla y nos humilla, irrespetando nuestra dignidad como seres humanos. Sus decisiones invariablemente van dirigidas a menoscabar nuestra calidad de vida; nos han convertido en mendigos que hacen colas para comprar o buscar cualquier cosa, desde los alimentos hasta la gasolina; ni se diga de las kilométricas colas en bancos, ministerios, hospitales, empresas de servicios públicos. Las colas han copado nuestra vida y conversaciones, son el centro de la cotidianidad diaria. Empezamos hacer cosas que jamás pensamos que haríamos; y lo más doloroso es que cada vez son más las voces que anuncian que ya nos estamos acostumbrando a esta vida de escasez, de colas, de impunidad, de corrupción y de pobreza en todas las áreas del quehacer nacional.  

La tristeza, la angustia, la impotencia y el irrespeto de nuestra dignidad humana, han producido desinterés en todas aquellas actividades diferentes a las del entorno personal y familiar. Nada nos motiva, nada nos inspira para lograr un cambio. Nos refugiamos en nuestros espacios de confort sin percatarnos siquiera que la vorágine revolucionaria nos arrastra a la destrucción total. La anomia amenaza con destruir el espíritu irreverente y protestario que en otros tiempos interpretaba nuestra gaita zuliana.

Resulta difícil entender cómo un régimen tan incapaz, mentiroso y carente de apoyo popular, nos haya hecho la vida de cuadritos. Permanecemos pasivos confiados en que “aquí va a pasar algo”, como si nos pareciera poco todo lo que hemos vivido, con pronósticos más funestos conforme transcurre el tiempo. No obstante, esa actitud pasiva y conformista que observamos en gran parte de las personas con las que a menudo interactuamos, contrasta diametralmente con la mayoritaria demanda de cambio que recogen los más recientes estudios de opinión pública del país.

¿Qué nos hace falta entonces para levantarnos y vencer tanta ignominia? Lamentablemente la depresión del país no pueden sanarla los psiquiatras ni los antidepresivos. Sólo nuestra firmeza y determinación harán posible que salgamos del decaimiento y desinterés que nos aniquila. Fortalezcamos la convicción que juntos podemos construir un mejor país porque contamos con el talento y los recursos para hacerlo. Vamos a inyectarnos una dosis de esperanza capaz de doblegar las dudas y el miedo que nos ata a un presente lúgubre y miserable, impidiéndonos abrazar un futuro luminoso al que tienen legítimo derecho nuestros hijos y nietos. Jamás olvidemos que la esperanza es el motor que mueve nuestras fibras y nos impulsa a luchar por la grandeza que una minoría corrupta y apátrida pretende arrebatarnos. Si perdemos la esperanza de cambio, entonces, se cumplirá el nefasto propósito del régimen, convertirnos en una sociedad ciega, sorda y muda que se rinde ante un grupo de forajidos que traicionaron los sueños de un país.

Vamos a levantarnos del suelo, limpiemos el polvo de nuestros zapatos y emprendamos todos unidos el camino del cambio, porque la historia siempre está del lado de los que luchan por la libertad, la justicia y la grandeza de nuestra amada Venezuela. Es la hora de despertar, participar y luchar con todas nuestras fuerzas por Venezuela, por nuestras familias, por el futuro que ansioso espera por todos los venezolanos de buena voluntad.

 
Profesor Titular de LUZ

miércoles, 20 de mayo de 2015


Reflexiones sobre las Primarias de la MUD

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

 

Las primarias de la MUD, celebradas el pasado domingo 17 de mayo, en 33 circunscripciones electorales de 11 estados de la República, superaron las expectativas planteadas por el bloque democrático. A pesar de la poca promoción del evento, tanto por los medios de comunicación como por los propios partidos, y considerando que son comicios que despiertan poco interés en los ciudadanos, votaron 544.000 electores reflejados en 641.000 votos, por cuanto existen circuitos plurinominales como es el caso por ejemplo de Barcelona y Maturín.

La mayor afluencia de votantes se registró en aquellas circunscripciones afectadas por los abusos y arbitrariedades políticas del régimen, como es el caso de San Diego (Carabobo) y San Cristóbal; cuyos electores votaron por nuevos liderazgos que desplazaron a reconocidos líderes que no acompañaron ni defendieron a los ciudadanos en sus legítimas demandas. Están emergiendo nuevas organizaciones partidistas acompañadas de rostros frescos que, sin duda, van a oxigenar a la alternativa democráticas en determinadas regiones del país, como es el caso particular de Carabobo, Táchira y Nueva Esparta.

Ciertamente, los resultados de las primarias proyectan a unos partidos políticos con mejor desempeño que otros, al endosarse un mayor número de votos y  de candidatos a la AN, pero en las actuales circunstancias del país estos cálculos son contraproducentes para alcanzar la unidad perfecta. Lo importante es destacar que más de medio millón de venezolanos fueron a votar, para fortalecer la unidad democrática como instrumento que puede materializar la demanda de cambio exigida  por siete de cada diez venezolanos.

De manera reiterada he manifestado que es el tiempo de la política inteligente para enfrentar la podredumbre de este régimen corrupto y fracasado; que es necesario fortalecer los partidos para recuperar la democracia y la libertad; ya basta de antipolítica;  pero debemos centrar la atención en los ciudadanos porque es el tiempo de la gente que exige el acompañamiento de partidos políticos responsables y comprometidos con el país; partidos que contribuyan efectivamente con la organización de una sociedad con voluntad  y determinación para participar activamente en la construcción del cambio.

En nuestra opinión, esa debería ser la principal lección de las primarias del 17M. La MUD empieza a despejar un camino que está lleno de obstáculos; fue capaz de “agarrar el toro por los cachos” en circunstancias donde la población se encuentra desmotivada y desesperanzada. Esto debería ser interpretado como el inicio de una nueva jornada de la alternativa democrática, razón por la cual debería ser celebrado masivamente como un logro, como un extraordinario éxito de la MUD. Que nadie opaque la extraordinaria importancia de este triunfo de la oposición democrática venezolana; es hora de trabajar incansablemente por la unidad perfecta, en vez de criticar y lamentarse por asuntos particulares que no tienen interés alguno para la inmensa mayoría de los venezolanos, cuya máxima aspiración es materializar el final de una pesadilla que lleva más de 16 años en el poder.

La demostración más fehaciente de lo que decimos, la reflejan las opiniones de los más radicales voceros del oficialismo al descalificar el éxito de las primarias de la MUD. Si en verdad, las primarias “fueron una estafa”, ¿por qué le han dedicado tanto tiempo en televisión y otros medios de comunicación? Definitivamente, el régimen jamás pensó en resultados tan favorables para la oposición. Ahora le corresponde a los líderes, partidos y organizaciones sociales que hacen vida activa dentro la MUD y fuera de ella, aprovechar esta coyuntura para presentarle al país la lista de los candidatos de la Unidad y el Cambio, para lograr la motivación y participación multitudinaria de los venezolanos que, a través de su voto, elegiremos una nueva Asamblea Nacional con una clara y contundente mayoría democrática, para iniciar los cambios que nos devuelva el país que anhelamos y nos merecemos.

La historia juzgará las acciones de los principales actores de oposición de Venezuela. La mesa está servida, invitemos a los comensales para compartir la lucha, los sueños y la esperanza por un país donde tengamos un mejor presente y un futuro con oportunidades para todos. La única opción es no equivocarnos e interpretar fielmente lo que está sintiendo el pueblo venezolano que, sin emitir palabra alguna, nos dice a gritos que ya está cansado de esta vaina!!!
 
Profesor Titular de LUZ

lunes, 11 de mayo de 2015


Amarga despedida

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

 

Nací en una familia que sembró su vida en tierras del Sur del Lago; acompañado de la tranquilidad de la naturaleza y de la bondad y afecto de su gente. Mi infancia transcurrió sin la incertidumbre y los sobresaltos a la que nos tienen acostumbrados estos tiempos de revolución. La unión familiar fue uno de los valores más preciados y practicados por mis padres, Neptaly y Laura. Para ellos, la unidad de la familia era amor, respeto, solidaridad, lealtad y fortaleza para encarar las dificultades. Con la sabiduría acumulada por la experiencia de los años, mi padre afirmaba frecuentemente: “la familia es mi mayor tesoro y su unión es la razón que me inspira para seguir luchando”. Hasta el día de hoy, he tratado de honrar el portentoso legado de mis padres, fortaleciendo el amor hacia mi familia, los Rincón Marroquín, con el mismo esmero con el que se cuida la flor más bella del jardín.

Cuando hace más de treinta años me casé con mi esposa Adeila, el Señor me bendijo otra vez al regalarme una nueva familia, conformada por los Atencio Finol; que al igual que mi familia biológica valoran y practican la unión familiar, como herencia que nos dejó Chinco “El Negro” y Mamá Rosa, en calidad de líderes vitales de esta gran familia.

Durante toda la vida, Dios me ha permitido disfrutar de familias cuyo amor, lealtad y unión son más poderosas que las diferencias que normalmente puedan suscitarse entre sus miembros, constituyéndose en el mejor apoyo para alcanzar metas y proyectos, y en esa fuerza y valor que nos ayudan a sortear las adversidades que encontramos en el camino.

Puedo decir a viva voz, y en lo más profundo de mi corazón, que la familia es uno de los dones más maravillosos que el Señor me regala con cada amanecer. Por eso no me cansaré jamás de darle infinitas gracias por tan hermoso obsequio. Pero, muy a pesar nuestro, la separación de la familia empieza a tocar nuestras puertas, llenándonos de profunda tristeza. Separación que se produce por causas ajenas a nuestra voluntad; una separación que no puede detenerse con un fuerte abrazo, con una palabra de perdón, o con el sentimiento del amor más genuino; no la podemos detener porque es de otros la culpa; es una separación que produce nostalgia, lágrimas e impotencia. Que amenaza con paralizarnos frente a lo que jamás pensamos que podría suceder.

Sin oportunidades para echar adelante; sin empleos dignos que le permitan levantar decentemente a sus familias; con el dolor de saber que en su país, sus talentos y capacidades son menospreciados y pisoteados por un gobierno incapaz, excluyente y corrupto; sin la garantía de servicios básicos de calidad como la educación, la salud, la seguridad, la electricidad y el agua potable; un país sin alimentos, ni medicinas; un país sin futuro. Con este escenario tan desolador, nuestros hijos, nietos, sobrinos, primos y amigos se ven obligados irse a otros países en búsqueda de lo que en Venezuela no pueden alcanzar, dejando atrás una familia que poco a poco se desintegra por una separación que nos duele hasta en el alma.

Ayer fueron mis sobrinos Marisol y Alejandro; Orlando y Kate; Ingrid, Emilio e hijos; José Ricardo, Claudia e hijas; hoy son mis compadres, sobrinos y ahijados, Mary Gaby y Victorino, con sus niños Camila y Juan Diego, que son la luz y la alegría de nuestro hogar; mañana será, Dios mediante, Laura Virginia, nuestra hija amada y así otros tantos, hasta que esta familia tan numerosa empiece a reducirse y a llenarse de recuerdos que jamás podrán borrarse de nuestra memoria.

De la separación de miles de familias, también es culpable este régimen nefasto que transformó a Venezuela en un país de emigrantes, cuando siempre fuimos una nación que cobijó con afecto y respeto a extranjeros provenientes de todas partes del mundo. Usted, Nicolás Maduro, y su régimen fracasado, transformaron un país de progreso que daba oportunidades a nacionales y extranjeros, porque aquí cabíamos todos, en una nación en la que sus hijos se ven obligados a abandonarla para evitar morir de mengua.

Los que nos quedamos aquí para continuar la lucha por un mejor país, o porque sencillamente no podemos irnos, le pedimos al Señor bendiga con abundancia a los que por fuerza mayor dejan su tierra, sus familias, sus afectos, sus recuerdos; a los que se van con sus corazones rotos; que les brinde la fortaleza y la perseverancia para alcanzar en sus nuevos destinos lo que en su país no pudieron obtener. Que esta amarga despedida se transforme en fe viva y maravillosa esperanza que les guíe por un mejor camino y les proporcione el bienestar necesario y anhelado. 

Queridos hijos, jamás olviden que por muy grande que sea la distancia física, nada podrá destruir la unión espiritual y el amor sublime de la familia, porque como dice la canción de Rubén Blades “… a pesar de los problemas, Familia es Familia y Cariño es Cariño”. Dios los bendiga y los proteja siempre.

Profesor Titular de LUZ

martes, 5 de mayo de 2015


La mayoría quiere un cambio

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

 

Frente a la profunda polarización que ha experimentado la política venezolana en los últimos dieciséis años, empieza a visualizarse un tema que une a la inmensa mayoría del país, inclusive a los estratos más pobres, otrora incondicionales del proceso revolucionario. Ese elemento que unifica y amalgama a los venezolanos, es la demanda de cambio como respuesta para salir de una crisis de la que se culpa directamente al gobierno de Nicolás Maduro.

Esta percepción de cambio se proyecta claramente en los estudios de opinión pública correspondientes al primer trimestre del año en curso, de dos de las más reputadas firmas de investigación y consultoría del país, como son Consultores 21 y Alfredo Keller y Asociados. En ambos estudios, se revela que siete de cada diez venezolanos desean un cambio para solucionar la grave crisis que atraviesa el país, mientras que los tres restantes consideran que el continuismo –o la profundización del socialismo- sigue siendo la fórmula ideal para solucionar los graves problemas de Venezuela.

En el estudio de Keller, la demanda de cambio se ubica en 69%, en contra de un 20% que favorece las políticas del régimen. Pero lo más importante es que en todos los estratos sociales, la demanda de cambio es mayoritaria; por ejemplo, en el estrato E –los más pobres-, el 57% quiere un cambio de rumbo del país, en contra de un 27% que prefiere la continuidad del modelo socialista; en los estratos D (D- y D+), en promedio, siete de cada diez desean un cambio; en los estratos medios y altos, la demanda del cambio es superior al 83%. Como puede apreciarse, la demanda de cambio es un clamor de la inmensa mayoría de los venezolanos. Al considerar la variable de identificación política, los resultados de Keller proyectan la evidencia cada vez más creciente de la condicionalidad y criticidad de los sectores chavistas; de los que se declaran “muy chavistas”, el 66% prefiere continuar con el modelo político del régimen, mientras que un 28% expresó la necesidad de un cambio en el país; pero los entrevistados que se autodenominan como “algo chavistas”, más de la mitad (52%) prefiere en un cambio de rumbo que mantenerse aferrados al modelo que representa Nicolás Maduro.

Lo más relevante de estas cifras es el pronunciado deterioro del apoyo popular hacia Maduro y su gobierno. No sólo los sectores populares empiezan a proyectar descontento con el régimen, sino que dentro de las propias bases del chavismo la incondicionalidad y la lealtad absoluta al proceso se resquebrajan con inusitada rapidez. Gran parte de los que se declaran chavistas, son ahora críticos al régimen y todo pareciera indicar que no estarían dispuestos a firmar de nuevo un cheque en blanco a una revolución incapaz de satisfacer sus demandas básicas.

En opinión de Keller, al ponderar algunas variables de su estudio (percepción positiva de la situación del país, opinión positiva de la situación socio-económica familiar, calificación positiva de la gestión y popularidad de Maduro e intención de voto a favor del PSUV), el apoyo duro del chavismo se ubica en 26%, en comparación con un 72% a principios del 2005 (era de Chávez), o con el 50% al inicio del 2013 (era de Maduro). En dos años de gestión, Maduro dilapidó la mitad del apoyo político que permitió su acceso al poder.

Dentro de este contexto, el estudio de Consultores 21, expresa que el 69.7% de los entrevistados cree que “Venezuela es un país que se está desmoronando”, en contra de una cuarta parte (25.4%) que piensa que “el país está cada vez mejor”. Estas cifras son muy similares a la evaluación de la gestión de Nicolás Maduro, esto es, un 27.3% de valoración positiva y un 72.7% de valoración negativa.

Estas cifras tan desfavorables colocan al régimen, por vez primera, en posición muy vulnerable de cara a las elecciones parlamentarias. No obstante, desde una perspectiva simplista, sería ingenuo pensar que “el mandado ya está hecho” y que de manera espontánea el descontento popular se encargará de castigar la incapacidad del régimen para favorecer una victoria de la oposición. Mucho cuidado con pensar de esta manera. No olvidemos que el gobierno aun posee recursos provenientes del uso del poder que le proporcionan ventajas nada desestimables.

Para capitalizar el abrumador descontento popular y transformarlo en verdadera voluntad de cambio, es necesario que la MUD, en primer lugar, consolide y proyecte sincera y efectivamente el sentimiento de Unidad al servicio de los venezolanos. Esta actitud contribuiría a ganarse el respeto y la confianza de millones de ciudadanos que están esperando por una nueva opción que los acompañe en la construcción de un mejor país para todos.

Por otra parte, la oposición debe esforzarse en motivar la participación mayoritaria en las próximas elecciones; hoy como ayer, el fantasma de la abstención sigue rondando especialmente en los predios naturales de la oposición democrática; ya es suficiente con la estrategia abstencionista promovida por el CNE a favor del régimen, para que la MUD mantenga una posición que profundice las dudas y la desmotivación de los electores. Es necesario articular un mensaje atractivo y convincente que explique claramente la importancia de elegir una nueva Asamblea Nacional con mayoría opositora, porque éste es el inicio del cambio necesario para hacer de Venezuela un país democrático, moderno, progresista y con justicia social.

Esa es una tarea inaplazable que nos convoca a todos los venezolanos que seguimos creyendo que el déficit democrático que afecta al país, se resuelve con una mayor dosis de democracia, libertad y ciudadanía. No tenemos otra opción, apreciados lectores. Si alguien cree que existe una mejor y más efectiva opción para alcanzar el cambio que la inmensa mayoría anhela, por favor dénosla a conocer, mucho sabríamos agradecerles.

Profesor Titular de LUZ