La paz violenta
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
La paz es un concepto con múltiples acepciones, pero
en todas están presentes palabras como equilibrio, quietud, estabilidad,
respeto, entendimiento, consenso, buenas relaciones; y, en el marco teológico,
la paz está íntimamente ligada a la felicidad y salvación espiritual que sólo es
alcanzada por medio de la fe porque “la comunión con Dios es manantial de
serenidad, de alegría, de tranquilidad, es como entrar en un oasis de luz y de
amor”.
En el Derecho Internacional, el estado de paz es aquel
en el que los conflictos internacionales se resuelven de forma no violenta, a
través de un tratado o convenio en el que se pone fin a la guerra; en tal
sentido, previo a la paz son indispensables las negociaciones y acuerdos entre
las partes en disputa, haciendo uso de la diplomacia.
Martin Luther King, en una de sus cartas en la
prisión, escribía “la verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión:
es la presencia de justicia”. Por otra parte, Benito Juárez, presidente
mexicano, expresó que “el respeto al derecho ajeno es la paz”. El reconocimiento
del otro, hace posible el respeto, la tolerancia, el entendimiento y la justicia.
Sin estos elementos nunca será posible construir una paz verdadera y
permanente.
Apreciados lectores, estas reflexiones las hago porque
cuando escucho a Nicolás Maduro y a los más prominentes voceros de la
revolución hablar de la paz, francamente no los entiendo. Ellos hablan de una
dimensión diferente a lo que verdaderamente significa la paz. Para ellos la paz
es acatamiento absoluto al proyecto revolucionario; es sumisión ciega hacia un
líder y su ideario; es la negación del libre albedrío y de la libertad humana
para favorecer con el silencio, el miedo, la complacencia o la adulación a un
modelo ideológico que ofende y humilla en lo más profundo nuestra dignidad como
seres humanos.
Cuando se oyen expresiones como ésta, “el 6 de
diciembre va a vencer la paz sea como sea”, el régimen desnuda su vocación
autoritaria y antidemocrática, manifestando deliberadamente el desprecio que
siente por la voluntad soberana de los venezolanos, porque en definitiva lo
importante es mantenerse en el poder a cualquier precio, inclusive haciendo uso
de la violencia y la fuerza que les provee el poder del Estado.
La paz de Maduro y del régimen es aliada del miedo y
la intimidación; hace uso de la manipulación para esconder el caos que ellos
produjeron y que nos agobia a todos por igual. Esa paz es igual a pobreza,
destrucción, miseria y crisis. Es una paz que se construye sobre las
injusticias, las humillaciones y la infelicidad de millones de personas que
están hartas de un discurso ramplón y una gestión incapaz y corrupta que nos
lleva directo al despeñadero.
Con firmeza y convicción expreso contundentemente que
el 6 de diciembre votaré en contra de la paz violenta y humillante de Maduro y de
su régimen castrocomunista. Esa paz se las dejo a aquellos venezolanos que
desean seguir viviendo en la miseria, la oscuridad y la humillación de un
régimen que se goza de las desgracias y sufrimientos de su país.
Yo votaré el 6-D por la paz que nos permita caminar
por los senderos del cambio, la justicia, la libertad, el respeto, la unidad de
los venezolanos y el progreso que genere bienestar y oportunidades, porque la paz que quiere imponer Maduro sólo
nos trajo destrucción y desolación.