Frente a la ilegitimidad, más
legitimidad
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
La ilegitimidad es el rasgo que caracteriza al régimen
de Nicolás Maduro, convirtiéndose en usurpador de la presidencia de la
República. Dentro de los sistemas democráticos, cuando un gobierno pretende
mantenerse en el poder a través de mecanismos inconstitucionales se transforma
en dictadura, con lo cual se gana el repudio de sus conciudadanos y el
desconocimiento de la comunidad internacional. Eso está ocurriendo con Maduro,
pues, sólo la vía de facto lo mantiene en el poder; no obstante, los
acontecimientos están desarrollándose tan vertiginosamente que la presión al régimen
puede desembocar en una salida negociada para instaurar un gobierno de
transición y convocar a elecciones libres.
Frente a la ilegitimidad de Maduro se reconoce
constitucional e internacionalmente la legalidad y legitimidad de la Asamblea
Nacional, como única institución representante de la soberanía popular. En tal
sentido, la tarea inaplazable es consolidar la legitimidad de la Asamblea
Nacional logrando la conexión con los ciudadanos, a fin de rescatar la
confianza y credibilidad de la institución en la compleja misión de restaurar
el orden constitucional. Ese es un elemento clave en estos días tan convulsos
para el país. Los venezolanos necesitamos confiar en alguien que, asumiendo la
responsabilidad y el compromiso histórico, se comporte a la altura de las
dificultades de este tiempo, y esa competencia descansa hoy inexorablemente en
la Asamblea Nacional.
A corto plazo, ese es uno de los más importantes retos
de la Asamblea Nacional liderada por Juan Guaidó. Ganarse el apoyo y la
confianza de los venezolanos es un objetivo clave para cumplir los objetivos. Creo que se están
dando los pasos correctos en ese sentido. La gente está despertando y
comenzamos a sentir manifestaciones de esperanza, acompañada de un optimismo
racional. En la medida que los venezolanos perciban que Guaidó está haciendo bien
las cosas, ganarán la confianza y el apoyo popular para organizar la lucha por
la libertad y la democracia y, con ello, se acrecentará la legitimidad de la Asamblea
Nacional.
Simultáneamente, Guaidó como líder de la oposición
sabe exactamente la importancia de recomponer la unidad de la oposición. Es
necesario hablar de la UNIDAD útil al servicio del objetivo supremo de la patria:
restaurar el orden constitucional, formar un gobierno de transición y convocar
a elecciones libres y verdaderamente competitivas. Este aspecto pienso que
también va por buen camino. Si logramos la unidad útil estaremos actuando con
racionalidad e inteligencia, convencidos que el radicalismo no da frutos buenos
y permanentes en el futuro inmediato.
La confianza popular y la unidad útil de la oposición,
incluyendo a los disidentes chavistas, son mecanismos esenciales para que la
comunidad internacional aumente las presiones sobre el régimen, reconociendo
que la Asamblea Nacional es la única
instancia que puede asumir las atribuciones ejecutivas que la Constitución
provee cuando la presidencia es usurpada. Estos tres aspectos son decisivos
para fracturar al régimen, obligándolos a una negociación tras el apoyo de la
FAN, o una importante facción de ésta, para el beneficio exclusivo de los
venezolanos en libertad, con democracia y con plena vigencia del orden
constitucional.
En esta difícil coyuntura existen dos aspectos
cruciales para la restitución del orden constitucional: una opinión pública
mayoritariamente a favor de Guaidó y de las iniciativas de la Asamblea Nacional
y el apoyo contundente y firme de la comunidad internacional. El manejo
inteligente de estos elementos, sin duda, contribuirán con la materialización
de los objetivos planteados. En mi modesta opinión, considero que el diputado
Juan Guaidó está actuando correctamente. Guaidó está consciente de los errores
cometidos anteriormente, valora altamente las condiciones que favorecen el
advenimiento del cambio y está dispuesto a asumir con responsabilidad las
atribuciones que le depare esta nueva etapa de la política venezolana. En tal
sentido, Guaidó requiere del apoyo sereno y la comprensión de los venezolanos
de buena voluntad; él necesita que los partidos políticos se pongan los
pantalones largos y hagan política pensando en los intereses del país; está
exigiendo que nos unamos todos como uno solo para vencer los abusos y
arbitrariedades del usurpador que todavía detenta el poder y seguirá jugando
duro hasta el final de esta tragedia. De esta manera, unido el pueblo
venezolano, con el acompañamiento de la comunidad internacional y la
colaboración de la FAN y de la disidencia chavista, estaremos dando un paso
adelante para escribir en la historia mundial la extraordinaria hazaña que un
pueblo unido fue capaz de realizar por la libertad y la democracia de
Venezuela.
Como afirmó Teodoro Petkoff, con una frase
incomprendida en su momento pero igualmente lapidaria, “estamos mal pero vamos bien”.
Profesor Titular Eméritus de LUZ