¿Cómo estamos viviendo los
venezolanos?
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Recientemente fueron presentados los resultados de la
Encuesta “Condiciones de Vida de la Población Venezolana” (ENCOVI 2014),
realizada por académicos e investigadores de la UCV, USB y UCAB, durante los
meses de agosto y septiembre del 2014 e integrada por una muestra nacional de
1.500 hogares. El estudio contempló diversos aspectos, tales como seguridad
personal, situación social, empleo, nutrición y alimentación, programas
sociales, educación, vulnerabilidad, entre otros temas, que le imprimen objetividad,
profundidad y riqueza al análisis, convirtiéndolo en una valiosa herramienta
para el diseño de estrategias que puedan revertir las adversas condiciones
socio-económicas en las que vive hoy por hoy la mayoría de los venezolanos.
El estudio determinó que el 48% de los hogares
venezolanos vive en situación de pobreza, 3% más que las cifras de 1998 (45%),
esto es, 3.538.830 hogares viven en pobreza, de los cuales 1.700.000 viven en
pobreza extrema. Según estos datos, se infiere que la primera conclusión de la
ENCOVI plantea que en los últimos 16 años, a pesar de la mayor y más larga
bonanza petrolera del país, la pobreza se ha incrementado exhibiendo indicadores
que proyectan un peligroso desenlace, si no se realizan de inmediato los
correctivos de las erráticas políticas del régimen.
En relación con las misiones, estrellas de la política
social de la revolución, el estudio arrojó que sólo el 10% de los hogares son
beneficiados por las misiones; de ese porcentaje, 49% no son pobres y, apenas
el 8.4% de pobres en situación extrema, se benefician de las mismas. La segunda
conclusión que se deriva de la ENCOVI sugiere que las misiones no lograron erradicar la pobreza; su
cobertura ha sido insuficiente, en contraposición de la rimbombante propaganda
oficialista; y, su implementación excluyó a los pobres que no son afectos al
régimen, acentuándose la dependencia clientelar con el gobierno, en vez de
constituirse en mecanismos efectivos para superar la pobreza. Estos datos nos
invitan a pensar que la montaña de dólares invertidos en las misiones, sólo
sirvió para garantizar la permanencia de Chávez y su sucesor en el poder,
porque ahora somos más pobres que hace 16 años atrás, sin considerar la
drástica reducción de la capacidad adquisitiva de los venezolanos, posterior a
la fecha del estudio, producto de la más alta inflación del planeta y la mayor
reducción del PIB de la economía venezolana.
Acerca de la seguridad personal, el estudio determinó
que 8 de cada 10 hogares perciben que la inseguridad ha aumentado en el país;
pero 6 de cada 10 creen que ha aumentado también en las comunidades donde
viven. Uno de cada tres hogares ha sido víctima del hampa; el 80% siente miedo
de ser asaltado en el transporte público; el 64% siente miedo de ser asaltado
en la calle; y, el 50% siente miedo de ser asaltado en su propia casa. El 74%
confiesa sentirse desprotegido por parte de los cuerpos policiales, y un 15% de
ese porcentaje cree que la policía está implicada en delitos. La tercera
conclusión de la ENCOVI sugiere que los venezolanos somos una sociedad atemorizada
por el desbordamiento del hampa y desprotegida por los cuerpos de seguridad.
Frente a la incapacidad del régimen para combatir la delincuencia y la
creciente impunidad para castigar los delitos, transitamos por una sociedad
donde la anarquía social, el ajuste de cuentas y la justicia por nuestras
propias manos, se convierten en las principales normas para obtener justicia y
dirimir los conflictos y diferencias que a diario se suscitan.
Si bien es cierto que el desempleo se ubicó en 7%,
bastante parecido a las proyecciones de empresas privadas de investigación y
consultoría como es el caso de Consultores 21, no es menos cierto que la
mayoría de los consultados manifestó tener empleos precarios, cuyos salarios
apenas alcanzan para cubrir la canasta básica; el 80% manifestó que el dinero
no le alcanza para comprar la comida; el 11.3% realiza dos o menos comidas al día;
la harina de maíz, el arroz, las pastas y el pan, son los principales alimentos
de la dieta diaria, porque los huevos, la carne, el pollo y las verduras,
prácticamente desaparecieron de la mesa de los hogares más humildes de
Venezuela.
De los que tienen empleos precarios, el 20% son
jóvenes con edades comprendidas entre 15 y 24 años; de ese porcentaje, el 65%
dejó los estudios antes de cumplir los quince años. A diferencia de lo que
ocurre en otros países del mundo, el 36% de los entrevistados reportó estar
laborando en el sector público, en contra de un 26% que trabaja en el sector
privado. La cuarta conclusión implícita de la ENCOVI, plantea que la mayoría de
los venezolanos carecemos de empleos productivos, con salarios miserables que
nos impiden tener una alimentación balanceada y una mejor calidad de vida,
situación que se agrava por los controles e intervenciones del régimen a la
empresa privada, amenazándola con su absoluta desaparición, obligando a la
fuerza laboral refugiarse en el sector público, a cambio de salarios
depauperados y de la humillante lealtad hacia un régimen que desprecia la
inteligencia, el emprendimiento y el talento de miles de jóvenes venezolanos.
Por último, para completar la guinda en el pastel, más
de 3 millones de personas, entre 3 y 24 años, no asisten a un centro de
enseñanza. De ese grupo, 1 de cada 5 abandonó el sistema escolar antes de
cumplir 15 años. En el sector universitario la brecha es aún mayor, sólo el 20%
de los jóvenes que pertenecen a los estratos populares asisten a las
universidades, en comparación con el 75% de los jóvenes con más recursos. El
deterioro de la educación en todos sus niveles, el incremento de la deserción y
desmotivación escolar, y la inequidad para ingresar a la educación
universitaria, empeoran vertiginosamente las condiciones de vida,
especialmente, la de los más vulnerables.
Si con estas cifras tan alarmantes y preocupantes, aún
existen venezolanos que exclaman todavía: ¡aquí va a pasar algo!, entonces, no
nos queda otra opción que sentarnos a ver la destrucción total del país, en
manos de una minoría corrupta, incapaz e indolente, cuyo principal interés ha
sido atornillarse en el poder para disfrutar de las riquezas y el confort que
de éste se derivan, sin importarles la solución de los problemas del país. Pero
si creemos que ya es suficiente con lo que estamos viendo y viviendo, entonces,
pienso que la más importante conclusión de la ENCOVI, se centra en la imperiosa
necesidad que tenemos los venezolanos de unirnos como un solo ciudadano para
derrotar la corrupción, la mediocridad y los abusos de este régimen fracasado,
y trabajar con sabiduría, perseverancia y optimismo para construir el cambio al
que todos aspiramos para convertirlo en realidad más temprano que tarde.