El dilema de Colombia
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
El pasado 25 de mayo, los colombianos acudieron a las
urnas para elegir al presidente de la República para los próximos cuatro años.
Tal como lo pronosticaron las encuestas de opinión pública, los dos candidatos
más votados, Oscar Iván Zuluaga, del partido Centro Democrático, y el
presidente Juan Manuel Santos, del partido Unidad Nacional, irán a una segunda
vuelta el próximo 15 de junio.
Los resultados de la primera vuelta generan varias
lecturas. En primer lugar, la abstención alcanzó 60%, la más alta de los
últimos procesos comiciales colombianos. Muchos analistas han afirmado que esta
baja participación se debe a los escándalos que enlodaron la campaña electoral.
En nuestra opinión, el fenómeno abstencionista debe ser analizado con mayor
profundidad. Todo indica que la mayoría de los colombianos han perdido
confianza y credibilidad en la elite política, habida cuenta que el país no ha
experimentado cambios profundos en sus cuadros dirigenciales. Los nuevos partidos
como la Unidad Nacional, el Centro Democrático, el Verde, son producto de
divisiones de los partidos tradicionales Liberal y Conservador. Aun más, en los
últimos doce años, la figura política más emblemática e influyente en la vida
colombiana sigue siendo Álvaro Uribe Vélez que, después de ocupar la
presidencia por ocho años, convirtió a Santos en Presidente, fue elegido
Senador de la República en las elecciones de marzo y, actualmente, se apresta a
contribuir con la victoria de su delfín, Oscar Iván Zuluaga. Pareciera entonces
que el liderazgo colombiano está transitando por un proceso de desgaste y
alejamiento de los sectores populares, profundizando la apatía y el desinterés
por la política.
La otra lectura es que a pesar que Juan Manuel Santos
cuenta con el poder y los recursos que genera el gobierno, perdió por más de
450.000 votos frente a Zuluaga, una figura poco conocida en la política
colombiana, a pesar de su reconocida trayectoria como ministro del ex
Presidente Uribe. Desde hace dos meses atrás, las encuestas proyectaban una
caída en la intención de voto de Santos y un crecimiento progresivo en la
opción de Zuluaga, convirtiéndose en una verdadera sorpresa para el comando del
candidato presidente.
Al analizar los resultados obtenidos por Marha Lucía
Ramírez, Clara López y Peñalosa, debemos concluir que la elección del 15 de
junio será una de las más reñidas de los últimos tiempos, por cuanto los votos
de estos candidatos podrían distribuirse equitativamente entre las dos opciones
en pugna, con excepción de Peñalosa que ha manifestado dejar libertad a sus electores
para que voten por el candidato de su preferencia.
Ahora bien, más allá de las negociaciones políticas
propias de una elección en segunda vuelta, resulta obligante para Santos y
Zuluaga conquistar el voto de los abstencionistas, la mayoría de los electores,
a través de propuestas que efectivamente interpreten sus necesidades y
expectativas. En tal sentido, los analistas colombianos han afirmado que en
líneas generales la oferta electoral de ambos candidatos no varía mucho; no
obstante, existe un tema central de campaña que podría inclinar la balanza a
favor de uno de los dos candidatos. La paz parece ser ese tema. A pesar que
tanto Santos como Zuluaga se han declarado partidarios de la paz para Colombia,
los enfoques son diametralmente diferentes. Santos considera que la paz sólo es
posible con un acuerdo con las FARC adelantado actualmente en La Habana; por su
parte, la postura de Zuluaga es más radical y ha confesado que los colombianos
no pueden negociar con delincuentes que han contribuido con la inseguridad del
país, además, ha dicho enfáticamente que la paz sólo debe beneficiar a los
colombianos y no a grupos o aliados internacionales. Recordemos que esa
posición radical contra la guerrilla fue el origen del denominado “fenómeno
Uribe” más vigente que nunca.
Si la mayoría de los colombianos compra la idea del
acuerdo con las FARC, liderado por Santos, entonces, el presidente tendrá
asegurada su reelección; si, por el contrario, los colombianos rememoran la
política de la Seguridad Democrática de Uribe, la cual contribuyó con el
progreso y el crecimiento de regiones sometidas en otrora al control de la
guerrilla, entonces, se produciría un cambio de gobierno en Colombia, bajo la égida
de Álvaro Uribe.
Debemos esperar el desarrollo de esta corta e intensa
campaña electoral pero, de acuerdo a la dinámica política, Oscar Iván Zuluaga
tiene la primera opción de convertirse en el nuevo Presidente de la República
de Colombia.
Profesor Titular de LUZ