El cuento rojo
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Los oficialistas pretenden enredarnos la vida con un
cuento que ya nadie cree; son mentirosos de oficio. Desde hace rato están
diciendo que es necesario la elección de un solo gobierno para garantizar el
bienestar de la población. Es decir, los graves problemas que nos agobian se
solucionarán si elegimos a los candidatos del PSUV: Presidente, Gobernador y
Alcaldes. Sólo de esta manera, los recursos bajarán y serán invertidos en obras
y proyectos que los gobiernos de oposición impiden realizar. Ese burdo chantaje
tiene quince años y cada día estamos peor.
A nivel nacional, los oficialistas controlan
absolutamente todo. Son mayoría en la Asamblea Nacional, manejan a su antojo el
TSJ, el CNE, el Ministerio Público y la Contraloría General, la Defensoría del
Pueblo, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y los cuerpos de seguridad,
las empresas del Estado (PDVSA, Corpoelec, las hidrológicas, los institutos
autónomos, las empresas básicas de Guayana, etc.); pregunto, ¿ese control total
les ha valido para ser eficientes en el manejo del gobierno? Para nada. Cada
día los problemas se agravan. El alto costo de la vida y el desabastecimiento
se les escapó de las manos desde hace bastante tiempo; la inseguridad campea
con absoluta impunidad y complicidad; la corrupción se ha convertido en un
bastión sagrado de la revolución; las cárceles son un verdadero infierno; el
servicio de electricidad no podía estar peor; los la vialidad del país es un
desastre. Resultado: a mayor control mayor incapacidad y desidia.
A nivel regional, específicamente en el Zulia, Arias
Cárdenas dijo que hacía falta un solo gobierno para salir del desastre de la
gestión anterior. Pues bien, lo que observamos después de más de nueve meses de
gestión rojita, es la parálisis del estado y el deterioro progresivo de lo que
habíamos alcanzado en los últimos doce años. La inseguridad se multiplicó como
arte de magia; los apagones son el dolor de cabeza diario; los bachaqueros y
contrabandistas ganaron la pelea y los platos rotos los estamos pagando todos,
con colas interminables para comprar alimentos de la dieta diaria que no
aparecen en los anaqueles. Los servicios de salud pública están en el suelo;
hospitales y centros clínicos sin insumos y con personal que despiden porque no
hace falta. No terminan de asumir la competencia de administrar el relleno
sanitario de Maracaibo y municipios circunvecinos. Los programas sociales de la
gobernación fueron eliminados por unas misiones que ya no llegan ni benefician
a los pobres. Todo se volvió pura cháchara; un solo gobierno quedó en frase
hueca y en mayores males para los zulianos. Ni lavan ni prestan la batea.
Ahora vienen con el tema de Maracaibo. Necesitan la
alcaldía para cumplir las metas trazadas por la revolución. ¿Cuáles metas?
Porque lo que nos espera a los maracaiberos, en caso que gane el oficialismo,
es más abandono, desidia y absoluta obediencia a los intereses del centralismo,
en desmedro de nuestros derechos y legítimas aspiraciones. El caos nos
arropará, sin que la alcaldía levante su voz y defienda al pueblo de los
maltratos y penurias del gobierno. En esas circunstancias, todo quedará en
familia, bajo el silencio y la complicidad de los enemigos rojos de la ciudad.
Quieren la alcaldía para acabar con el progreso que hemos venido construyendo.
Por esas razones, necesitamos elegir una alcaldesa que
garantice la consolidación del cambio de Maracaibo; con capacidad y voluntad
para unir las fuerzas de un pueblo que se niega a profundizar el caos que nos ofrece
el candidato del gobierno. Ese el reto que debemos asumir este 8-D.
Publicado en Versión Final el 27-9-2013.