martes, 24 de noviembre de 2015


Hagamos posible lo imposible

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)


A veces oímos frases sencillas pero tan contundentes que se graban en nuestra mente, dándonos más razones para seguir luchando por los sueños que queremos. El pasado domingo 22 de noviembre, cuando Mauricio Macri agradeció a los argentinos la confianza de elegirlo presidente dijo, entre otras cosas, “a través del voto, hoy ustedes hicieron posible lo imposible…”.

Esa corta frase proyecta la vocación democrática de Macri, porque su lucha política la basó en el poder del voto popular y en la participación ciudadana, en vez de transitar atajos que pudieran afectar la maltratada institucionalidad argentina. El voto libre y soberano fue el verdadero protagonista de esa hazaña que derrotó al continuismo de doce años, para empoderar en esa nación una nueva forma de hacer política y de relacionarse con la sociedad.

Hacer posible lo imposible, encarna el esfuerzo y dedicación de quienes creyeron en el cambio, convenciendo a los escépticos, a los desesperanzados, a aquellos que pensaban que el abusivo ventajismo del régimen era suficiente para aferrarse al poder de manera indefinida. Les tocó enfrentar  el control inmoral de un régimen que secuestró las instituciones públicas para su beneficio particular, y combatir la propaganda de la mentira y del miedo que pretendió intimidar y desmoralizar a una nación que dejó de confiar en quienes descaradamente los engañan.

Pero lo más significativo de esa frase es que pone de relieve el esfuerzo, la voluntad y la férrea determinación de una mayoría de ciudadanos que decidió luchar contra un liderazgo mesiánico para confiar en la unidad nacional, el trabajo en equipo y en las capacidades transformadoras de la sociedad argentina. El verdadero cambio lo acompaña la inteligencia y perseverancia de los ciudadanos y nunca la charlatanería de líderes iluminados que creen encarnar el espíritu de la patria y su inexorable destino.

Los 5.098 Kms. que separan a Caracas de Buenos Aires, no representan obstáculo alguno para que los venezolanos aprendamos de la extraordinaria jornada democrática que los argentinos protagonizaron el pasado 22 de noviembre. Esa hazaña nos hace pensar en la célebre frase de Gandhi: “Recordad que a lo largo de la historia, siempre ha habido tiranos y asesinos, y por un tiempo, han parecido invencibles. Pero siempre han acabado cayendo. Siempre”.  Los regímenes abusivos y autoritarios no tienen duración indefinida; todo lo contrario, tienen fecha de caducidad, y esa fecha la establece la voluntad indómita de ciudadanos que no permiten que una minoría los utilicen –llamándolos pueblo ó patria- para perpetuarse en el poder a través de un modelo ideológico retrógrado  que sólo busca satisfacer los caprichos y apetencias de sus seudolíderes.

Ojalá, los venezolanos aprendamos de la experiencia argentina porque, si bien es cierto existen particularidades propias de ambos países, el régimen kichnerista y el chavista-madurista tienen muchas semejanzas; ambos se empeñaron en destruir sus respectivos países, dejando una estela de pobreza, hambre y odio social.

Tenemos el compromiso histórico de hacer posible lo imposible, convencernos que sí se puede porque las exigencias de cambio y progreso son más fuertes que el continuismo de un modelo que nos lleva inexorablemente a la ruina total. Venzamos el miedo y dejemos de creer que sólo con ellos es posible la paz y el bienestar de Venezuela, cuando sobran testimonios que nos dicen cada día que su principal arma es la violencia y el odio. Convenzámonos que con este modelo no tenemos presente ni futuro; que vale la pena darnos la oportunidad de cambiar todo aquello que nos ha dañado como sociedad, porque  cuando un pueblo se levanta para luchar por el cambio y un futuro promisorio, no existen  trampas, bayonetas, ni amenazas que lo detengan. La hazaña que los argentinos protagonizaron la semana pasada, podemos continuarla los venezolanos votando masivamente el 6 de diciembre por el cambio y contra este gobierno hambreador que no tiene capacidad ni moral para gobernar a nuestro hermoso país. ¡Votemos todos, esa es nuestra mejor opción!

Profesor Titular de LUZ

miércoles, 18 de noviembre de 2015


Fervor Chiquinquireño

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

 
Cada 18 de Noviembre, Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá se reencuentra con su grey que ansiosos recibimos su amor maternal y sus abundantes bendiciones. Nos postramos a tus pies para pedirte por la paz del mundo, de Venezuela y de nuestros hogares; que tu infinito amor nos guie por caminos de unión, justicia, libertad y progreso para todos los venezolanos.

La Virgen Morena es la Protectora de los zulianos, nunca nos ha fallado. En estos momentos de tantas dificultades, su presencia maternal es la fuerza que nos motiva seguir adelante, convencidos que con su auxilio podremos luchar por la construcción de una sociedad más humana y cercana a Dios. El Zulia confía en su Madre Celestial porque ha hecho maravillas en esta tierra de gracia. Su sublime amor transforma nuestras lágrimas en fe, esperanza y alegría; su permanente compañía nos guía en el trabajo afanoso y productivo de este noble pueblo; su admirable generosidad nos invita a ser solidarios con los otros, porque los zulianos mantenemos abiertos los corazones y las puertas de nuestros hogares para acompañar a quienes necesitan de nuestra ayuda.

Tus bendiciones Amada Chinita, son aire fresco que fortalece nuestro espíritu y nos da la valentía para vencer las dificultades que se hacen más ligeras con tu amor. Cada 18 de noviembre, los zulianos de buena voluntad, hacemos un alto en nuestro cotidiano andar para bendecirte y venerarte, confiados que tu intersección ante el Señor nos lleva de entusiasmo y firmeza para hacer del Zulia una tierra buena, protegida de los males con los que unos pocos quieren dañarnos.

Tú sabes cuáles son nuestras necesidades espirituales y materiales, por eso te pedimos con devoción que nos proveas de todo cuanto nos hace falta. Como Madre Celestial, que amas infinitamente a tus hijos, ayúdanos a combatir la pobreza que nos hace cada vez más vulnerables y miserables; la inseguridad que trastoca nuestra tranquilidad y sosiego, y diezma la vida de miles de inocentes; el odio y el rencor que nos divide como hermanos; ayúdanos a combatir el atraso que impide que tengamos progreso y oportunidades. Te pedimos Reina Morena que nos des la paz que sea bálsamo perfumado que cura nuestras heridas; que nos llenes de sabiduría para entender los designios del Señor y podamos tomar decisiones correctas tanto a nivel personal como colectivo. Danos la fe para confiar que en nuestras penas e infortunios, Cristo y Tú son los amigos que nunca fallan. Bendice con tu amor a las familias zulianas para que seamos ejemplo de amor, misericordia, tolerancia y respeto por el otro.

Chinita querida, estamos cerca de una fecha histórica para Venezuela. Que tu sagrada presencia nos acompañe para que el 6 de diciembre nos demos la oportunidad de transitar por el camino del cambio, la reconciliación, la paz y la rectificación de los errores y abusos cometidos. Ten compasión de nosotros y, como reza la Grey Zuliana, “Madre Mía si el gobierno no ayuda al pueblo zuliano, tendréis que meter la mano y mandarlos pa´el infierno”.

Profesor Titular de LUZ

miércoles, 11 de noviembre de 2015


Doble moral revolucionaria con las Universidades

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
 

Se dice que la doble moral “es un criterio aplicado cuando a un individuo o institución se le acusa de ejercer una doble norma en el tratamiento dado a diferentes grupos de personas”; en ese caso, la persona o institución que la ejerce no posee moral alguna, por cuanto es capaz de torcer las cosas o de esgrimir falsos testimonios para que las circunstancias le den la razón a como dé lugar. Entonces, si no hay moral, no existe la justicia.

Esa doble moral es el criterio que el régimen aplica a la Universidad Venezolana. Sus voceros más conspicuos exigen la renuncia de algunas de sus autoridades, cuando es el régimen quien las retiene en sus cargos, al impedir que los universitarios ejerzamos el derecho constitucional del voto para renovar libre y soberanamente las autoridades rectorales, decanales y todas aquellas que forman el gobierno universitario. El régimen sin explicación ni justificación, impide que los universitarios practiquemos y consolidemos la democracia, bandera que hemos defendido y defenderemos, a pesar de los nubarrones que un autoritarismo circunstancial quiere imponernos.

El régimen revolucionario, específicamente el gobernador del Estado Zulia, culpa y responsabiliza a la Universidad del Zulia de amparar al “malandraje” y delincuentes dentro del campus, cuando son ellos los que han incumplido hasta la saciedad los programas de seguridad para preservar el orden y la seguridad de personas y bienes dentro de las instalaciones universitarias. Lanzan con bombos y platillos planes rimbombantes de seguridad para la Universidad, que a los pocos días abandonan porque sus intereses y prioridades están en otro lado. Jamás les ha importado la seguridad de la Universidad ni la de los ciudadanos que vivimos “encarcelados” en un país donde los delincuentes son los que mandan e imponen las normas. Este es un régimen cómplice del malandraje.

Descalifican, amenazan y ofenden a los profesores universitarios porque, frente a un gobierno sordo e irresponsable, exigimos nuestro legítimo derecho de salarios dignos que se correspondan con la elevada misión social que cumplimos. Después de más de dos años del vencimiento del contrato colectivo –en otrora, normas de homologación-, el gobierno  decidió sentarse con los universitarios, estableciendo sus propias reglas y otorgándole beligerancia a gremios impuestos por su voluntad, despojando a la FAPUV de su genuina y legítima representación profesoral. Aprobaron al filo de la madrugada unas tablas salariales absolutamente injustas y, desde entonces, el ministro respectivo se ha negado a escuchar los planteamientos de la FAPUV, razones que obligaron la aprobación casi unánime de la desincorporación de actividades. Este régimen es enemigo del diálogo y del entendimiento constructivo para la resolución de los conflictos y diferencias.

Exigen el inicio inmediato de actividades, cuando es el régimen el único que promueve la parálisis y el cierre de la Universidad Venezolana. Han pretendido someterla y anularla mediante presupuestos deficitarios que a duras penas alcanza para pagar las nóminas, imposibilitando la requerida inversión en infraestructura, investigación, extensión y servicios estudiantiles. Ese menosprecio por la Universidad y el conocimiento, está generando que las Casas Superiores de Estudios se encuentren ruinas, abandonadas, sin las mínimas condiciones para que realicemos digna y efectivamente nuestra labor docente y de investigación.

Sin importarles la deplorable situación de las Universidades autónomas, el régimen decidió incrementar el número de cupos para nuevos ingresos; a pesar de esa desproporcionada decisión oficial, las Universidades acataron la orden. Sin embargo, el régimen se hace de la vista gorda con miles de jóvenes que tendrán que escuchar sus clases o realizar sus prácticas académicas en total hacinamiento, ya que no aprueban recursos para aperturar concursos de nuevos profesores que ocupen las cátedras de profesores eméritos, o de aquellos que, obligados por salarios de hambre y miseria, renuncian para migrar a otras naciones que les brindan un mejor tratamiento.

Para un régimen que menosprecia la inteligencia de sus conciudadanos, la Universidad se ubica en el último lugar de sus prioridades. Ellos saben que una sociedad educada e informada, jamás será presa de modelos ideológicos que nieguen la libertad como valor supremo de los seres humanos.

Por eso, en momentos de profundas dificultades para la Universidad Venezolana, debemos unirnos para defenderla como institución clave en el desarrollo nacional. No es momento de intereses particulares que se esconden en la mezquindad que la destruye. Reinventemos los mecanismos de legítima protesta, ajustados a la Constitución, a la prudencia y al sentido común que estos días convulsos recomiendan. Evitemos a toda costa darle pretextos al régimen que justifiquen acciones amparadas en su doble moral. Y recordemos siempre, que la Universidad es una institución que permanecerá a través de los tiempos, mientras que las tiranías por poderosas que sean son efímeras y repudiadas por las sociedades libres y civilizadas.

       Profesor Titular de LUZ

miércoles, 4 de noviembre de 2015


¿Para qué una nueva Asamblea Nacional?

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
 

El próximo 6 de diciembre, los venezolanos estamos convocados para elegir los diputados de la Asamblea Nacional. Esta no es una elección cualquiera, porque buena parte del futuro de la nación lo debatiremos ese día. Tendremos la posibilidad de elegir diputados capaces y con voluntad para defender los intereses de todos los venezolanos, en vez de los actuales que sólo levantan sus manos  para complacer los caprichos y disparates de un gobierno que ha demostrado su incapacidad, vocación violenta e insaciable apetito de corrupción.

La Asamblea Nacional es la suprema representación de la soberanía popular; es la esencia de la ciudadanía en una sociedad democrática y moderna. Funciona como una institución de contrapesos y equilibrios entre los diferentes poderes públicos, contribuyendo con la buena marcha de la democracia. La Asamblea Nacional tiene la atribución de controlar y fiscalizar  la gestión del Ejecutivo Nacional, proveyéndolo de los instrumentos legales para el cabal cumplimiento de sus obligaciones y señalándole, además, el rumbo correcto cuando sus excesos u omisiones comprometen el interés general de la nación. La Asamblea Nacional es el auditorio por excelencia para practicar el respeto, la libertad de expresión y la pluralidad de ideas que caracterizan a una sociedad moderna. Por estas razones debemos votar para elegir una nueva Asamblea Nacional.

La nueva Asamblea Nacional debe ser fiel reflejo de la realidad del país, incluyendo su cultura, diversidad, idiosincrasia y valores; debe ser lo contrario a la defensa e imposición de la hegemonía de una minoría política del país, tal como lo hacen los diputados oficialistas que consolidan un modelo autoritario, excluyente e inmoral. Esas prácticas perversas podemos cambiarlas el próximo 6 de diciembre, para dar paso a la inclusión, decencia y moralidad que demanda una República azotada por los abusos de un régimen autocrático que vive del culto grotesco hacia un único líder.

Los problemas de Venezuela son muy graves y, en los próximos meses, serán mucho peores, si no logramos ponerle freno a la demencia del régimen, exigiéndole rectificar ante tanta improvisación e irresponsabilidad. Necesitamos que el país empiece a construir un cambio desde la Asamblea Nacional, pero para ello se requiere que la Unidad Democrática obtenga una mayoría contundente para que pueda realizar una gestión que nos favorezca a todos. Es necesario que la participación sea masiva para enviarle al gobierno un claro mensaje de cambio y de unidad del pueblo venezolano.

Si el 6-D gana la oposición democrática, no amaneceremos el 7 con un nuevo gobierno. Maduro seguirá siendo presidente, acompañado con el mismo TSJ, CNE y los otros poderes públicos en manos del oficialismo. Eso sí, ya Diosdado Cabello no será presidente de la Asamblea, ahorrándonos sus descalificaciones y humillaciones llenas de arrogancia mediocre que ofende a millones de venezolanos.  Podemos iniciar el tránsito por un camino mejor y más amplio, porque el gobierno ya tendrá quien lo controle y fiscalice; ya no podrán hacer todo cuanto les dé la gana. Estarán obligados a escuchar nuevas propuestas e implementar acciones que permitan ir desmotando el complejo e ineficaz andamiaje burocrático de esta revolución. Se darán cuenta que en Venezuela ellos no están solos porque existen otras fuerzas de poder, legitimadas con el voto popular. Se acabaría la hegemonía roja y se daría paso a un sistema político de convivencia y respeto dentro de las diferencias que caracterizan a la democracia.

Estoy convencido que con una nueva Asamblea Nacional rescataremos la confianza y credibilidad en la política al servicio de los venezolanos; desde allí, se impulsarán reformas importantes que permitan ir resolviendo progresivamente las profundas deformaciones que se han enquistado con el proceso revolucionario. Dejará de ser una institución al servicio del engaño, la mentira y manipulación para empezar a debatir temas trascendentes para la nación, lejos de la frivolidad, violencia y folclorismo de los diputados del PSUV.

La Asamblea Nacional podrá realizar la labor de legislar en nombre de todos los venezolanos, pues, ya no estará sometida a las imposiciones de leyes habilitantes que sólo han servido para profundizar los errores de un gobierno que desde hace mucho tiempo perdió la brújula del país.

Y, por último, sólo pensar que efectivamente no hay mal que dure cien años, nos dará el impulso para continuar luchando en la seguridad que es posible construir un país como el que nos merecemos la inmensa mayoría de los venezolanos; un país donde se respire libertad, justicia, paz y mucha voluntad para trabajar unidos en nombre de la grandeza de Venezuela. El cambio es posible sólo si votamos masiva y correctamente el 6-D; de lo contrario, seguiremos sumergidos en esta vorágine que le falta poco para que nos destruya completamente.

                         Profesor Titular de LUZ