viernes, 28 de junio de 2013

Tiempos de Unidad
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Son tantos y tan complejos los problemas del país, que luce incomprensible que dentro de la alternativa democrática grupos minoritarios se enfrasquen en disputas electorales, basadas en posiciones personales, que le hacen daño a la unidad y al progreso que todos aspiramos.
El país se cae a pedazos; la escasez de alimentos de primera necesidad alcanza cifras históricas; somos el país con la más alta inflación del planeta; los salarios se vuelven sal y agua; los servicios de salud están colapsados y sin insumos; la electricidad es un servicio cada vez más deficiente; las universidades mantienen una loable y justa lucha para impedir su desaparición como instituciones libres comprometidas con el desarrollo de Venezuela; la inseguridad es un drama indetenible, el poder del crimen y la delincuencia dejan a diario decenas de muertes inocentes; la corrupción se traga esta falsa revolución, unos pocos se enriquecen a costa del hambre del pueblo. Estos problemas que laceran la vida de los venezolanos, son los mismos que motivaron a una mayoría a votar por el cambio el 14 de abril. Hoy las razones siguen intactas para luchar con mayor fuerza por un mejor país. Los venezolanos sellamos un compromiso con el futuro respaldando la opción de Henrique Capriles; el país entero espera ahora que el compromiso de la MUD y de los dirigentes democráticos se mantenga a la altura de la responsabilidad histórica que estos tiempos difíciles exigen. Solo la Unidad podrá vencer los escollos que se interponen entre un buen gobierno y otro que juega a la destrucción del país. La división es sinónimo de fracaso; nadie en su sano juicio tiene derecho a avalar posiciones personales que pongan en riesgo todo cuanto se ha ganado a través del voto y de la aplicación de una estrategia política coherente que interpreta las esperanzas de este pueblo.
Los que siguen destruyendo el país, esperan confiados la división de los factores democráticos en ciudades como Maracaibo, para obtener la victoria y cumplir así sus propósitos: terminar de destruir lo poco que queda en pie. Estamos en circunstancias donde la competencia electoral, normal en sistemas democráticos, no funciona como aspiramos, porque estamos frente a una lucha sin cuartel entre dos modelos antagónicos, la unidad democrática versus el oficialismo y la mentira. Lo prudente y conveniente es consolidar y respetar los acuerdos de la MUD alrededor de las candidaturas seleccionadas para las alcaldías, incluyendo a Eveling de Rosales como candidata a la reelección para la alcaldía de Maracaibo, genuina representante de la unidad democrática maracaibera.
En vez de tratar de crear matrices de opiniones negativas o sentimientos divisionistas que pongan en duda el triunfo de la Unidad, lo importante es luchar unidos contra aquellos que sabotean sin piedad cualquier iniciativa para hacer de Maracaibo una mejor ciudad. No es el momento de intereses particulares, por legítimos que éstos sean; es el momento del trabajo en equipo para garantizar que Maracaibo y otros tantos municipios zulianos sean territorio fértil para el progreso. Los esfuerzos deben dirigirse a convencer a los 437.180 maracaiberos que votaron por Capriles el 14-A, porque si vamos unidos y participamos con verdadera pasión democrática el 8 de diciembre, ganaremos las elecciones con un aluvión de votos y ayudaremos a consolidar una gestión al servicio de todos los maracaiberos. En momentos de impaciencia política, no olvidemos que la paciencia es un árbol de raíces amargas pero de frutos dulces, que trae recompensas que no esperábamos.

Publicado en Versión Final el 28-6-2013

jueves, 20 de junio de 2013

SOS para la Universidad Venezolana
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Las empresas más exitosas del mundo no están representadas en las marcas famosas que conocemos gracias a la publicidad; ni siquiera son invenciones de acaudalados magnates que manejan la economía internacional. La base de la tecnología contemporánea descansa en las universidades; éstas son las auténticas empresas en las naciones desarrolladas. Son ellas las constructoras de la sociedad del conocimiento que ha generado grandes avances en todas las áreas del quehacer humano.
La universidad es la referencia por excelencia de la academia, la investigación y el desarrollo tecnológico; el conocimiento es el motor que apalanca el progreso del mundo; sin él sería imposible hablar de modernidad. Pero en Venezuela, la universidad es además referencia de libertad, autonomía, pluralidad e inclusión social. La universidad venezolana es aliada natural del desarrollo y defensora  de un sistema de libertades y de justicia con igualdad para todos los venezolanos. Seguramente ésta ha sido la razón que explica el maltrato reiterado de una revolución que desprecia el esfuerzo y la dedicación, basada en el trabajo intelectual y meritocrático de las universidades. Nada que provenga de la inteligencia humana será visto con buenos ojos por quienes tienen en la mediocridad, la manipulación, la ineficiencia y la mentira su forma de gobernar.
La crisis de la universidad venezolana va más allá del tema salarial de sus profesores y trabajadores, exigencia absolutamente legítima en circunstancias donde su salario apenas alcanza para cubrir las necesidades básicas. La universidad está sumergida en el abandono más atroz que podamos recordar. El presupuesto reconducido es la praxis predilecta del gobierno nacional, acompañado de créditos adicionales que no cubren la insuficiencia crónica universitaria, sometiéndola a retrasos injustificados gracias a un burocratismo indolente.  No existen recursos para concursos que permitan reponer la planta de docentes cada vez menor en relación con el aumento progresivo de la matrícula estudiantil. No hay financiamiento para la investigación ni mucho menos para la actualización académica de los profesores, lo cual redunda en un profundo deterioro de la academia. Los alumnos no cuentan con servicios de calidad que los motive a la realización efectiva de sus metas profesionales. Una infraestructura abandonada que exhibe áreas inadecuadas para impartir  una enseñanza de excelencia. La universidad venezolana está sumergida en un caos que atenta contra su propia sobrevivencia como institución clave para alcanzar el desarrollo de la nación y la superación social de los venezolanos.
Por eso la vigencia de la universidad democrática, autónoma, popular y de calidad es un tema que nos concierne a todos por igual. Sin universidad, Venezuela será un país más pobre, más vulnerable, menos libre y con posibilidades ínfimas de transitar por el camino del progreso. La universidad somos todos los venezolanos; necesitamos que cada uno brinde su apoyo a una causa justa que no le pertenece sólo a un gremio y a los estudiantes, sino que es propiedad del país en su totalidad. Hagamos valer nuestros derechos, levantemos nuestra voz de protesta para que este gobierno se sensibilice con nuestra universidad y asuma el compromiso que constitucionalmente le corresponde. En la unidad está la fuerza; recordemos a Nietzsche cuando dice: “la palabra más soez y la carta más grosera, son mejores, son más educadas que el silencio”.
Publicado en Versión Final el 21-6-2013

miércoles, 12 de junio de 2013


Mercaderes de la política

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

Para el común de las personas, la política es una actividad desdeñable que sólo sirve para que una minoría se beneficie y se enriquezca gracias a las prebendas que ofrece el poder. El presidente norteamericano, Ronald Reagan, afirmó alguna vez que “la política es la segunda profesión más baja del mundo y me he dado cuenta que guarda una estrecha similitud con la primera”. Un concepto bastante desconsiderado por parte de alguien que vivió intensamente la política, convirtiéndose en uno de los líderes más influyentes del mundo entre 1981 y 1989.

Para los cientistas políticos, la política es una forma de ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar el conflicto de intereses dentro de una sociedad. En consecuencia, la política apunta a la búsqueda del orden social entre comunidades organizadas con la finalidad de alcanzar el bien común. Dentro de esta concepción, la política pretende alcanzar fines trascendentes que redunden en beneficio para toda la sociedad. Ello no excluye que en la política se cuelen individuos con propósitos oscuros y nauseabundos.

En los últimos años, la política venezolana se ha tornado indecente y oportunista, gracias a la actuación de unos pocos que la han usado para obtener beneficios similares a los de la profesión más antigua del mundo, según el criterio del presidente Reagan. Creo que nunca antes habíamos visto descender la política a niveles tan bajos como ahora, especialmente, por los saltos de talanquera y el oficio de sapos que algunos políticos han desempeñado a cabalidad, a cambio de mucho dinero para enlodar a sus antiguos aliados y perder la dignidad como seres humanos. A esos políticos los conoce todo el país y merecen el rechazo contundente de los venezolanos, indistintamente de nuestra orientación política o del partido político que nos simpatice.

Dentro de la política venezolana, existieron líderes que abandonaron las filas de su partido por defender ideas que no encontraban espacio dentro del mismo; Prieto Figueroa, entre otros, creó el MEP, después de separarse de AD, pero su actuación estuvo apegada por principios políticos e ideológicos; nadie pudo señalarlo de mercader de la política, pues, la honestidad fue su bandera de lucha. Caldera dejó su partido Copei para crear Convergencia Nacional, mejor conocido como el chiripero, obedeciendo seguramente a una temeridad personal por el poder, pero nunca se vendió por dinero. Pero lo que hemos visto últimamente con dirigentes que pertenecieron a la oposición, fungiendo como gobernadores en la IV República o, más recientemente, parlamentarios que salieron electos gracias a los votos de partidos de la MUD, no tiene justificación alguna. Todos ellos son unos tránsfugas de la política o se convirtieron en sapos por dinero o para obtener el perdón oficialista, después de haber sido acusados de corruptos. A la final, mantuvieron el comportamiento indecente que siempre los acompañó y que pudieron esconder por algún tiempo, porque como reza el refrán “la mona aunque se vista de seda, mona se queda”.

Esta manera putrefacta de hacer política debe desaparecer de nuestro país. No puede ser el ejemplo a seguir por las nuevas generaciones que están comprometidas con la construcción de un país donde la política le sirva a la gente y no se sirva del poder y de la gente. Para alcanzar la asepsia política es menester que los electores evaluemos bien a nuestros líderes y gobernantes, para no dejarnos engatusar con falsas promesas y con la decencia y honestidad que nunca han practicado.

Publicado en Versión Final el 14 de junio de 2013   

 

jueves, 6 de junio de 2013


El chip de alimentos en el Zulia

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

La incapacidad y la falta de creatividad de este gobierno no tienen límites. La ceguera ideológica y la irresponsabilidad de no admitir sus errores, desconociendo las verdaderas causas de los problemas, nos está llevando al barranco; están destruyendo lo poco que queda de pie en el país.

Para ellos, las palabras control, regulación, confiscación, represión, son el fundamento de sus decisiones. Cuán equivocados están. No entienden que la libertad y el marco constitucional, son los mecanismos para orientar el diálogo y el acuerdo entre las partes a fin de encontrar soluciones eficientes a los problemas. No quieren entender que los problemas no pueden resolverse con la fuerza militar que reprime e irrespeta nuestros derechos ciudadanos. No somos un cuartel que se levanta con el toque de diana y se intimida con las bravuconadas de oficiales que reciben órdenes de un superior, cuyos intereses no son precisamente el bienestar del pueblo.

La próxima semana, Arias Cárdenas implementará el chip de alimentos en el Zulia, con una denominación más rimbombante “sistema automatizado de distribución de alimentos”;  el objetivo es el mismo: implementar la tarjeta de racionamiento al estilo cubano, pero en versión 2.0. Es el gobierno quien decidirá qué y cuántas unidades comprar, violando el derecho de los consumidores de adquirir los bienes que necesitan y prefieran comprar. Si eso no es una política comunista, díganme entonces qué cosa es. La justificación de esta medida es evitar el bachaqueo de alimentos dentro de una escasez jamás vista en el país. Con lo cual quedan al descubierto varias cosas. La primera, creen que todos los zulianos somos bachaqueros y por tal razón debemos ser castigados con el racionamiento; igual que con el chip de la gasolina o las multas eléctricas. Lo segundo, queda demostrado la incapacidad (o complacencia) de las autoridades para combatir el bachaqueo de alimentos; contrabando de extracción que sale del país por carreteras vigiladas por puntos de control militar. Los bachaqueros, cual mafia, tienen más poder (o dinero para repartir) que el mismísimo gobierno. Si es así, estamos a la merced de la delincuencia organizada; nadie podrá defendernos, ni siquiera el Chapulín Colorado. Y, en tercer lugar, lo que en mi opinión es lo más grave, tienen un desconocimiento total de los más elementales conceptos de economía. Existe escasez porque no hay producción; la producción nacional de alimentos se ha desplomado gracias a las expropiaciones y persecuciones a productores privados; no existe sinceración de los precios ni condiciones que permitan la sana competencia entre factores económicos; no hay una política de Estado para incentivar financiera y técnicamente la producción de alimentos; no existe seguridad jurídica a la propiedad privada; se criminaliza la ganancia legítimamente obtenida a través del trabajo productivo. En definitiva, a lo largo de 15 años el gobierno se convirtió en dueño de casi todo, aplicando un férreo control a la actividad económica nacional, a cambio de privilegiar las importaciones que pagamos con una chequera petrolera cada vez más reducida y endeudada. Allí tenemos las consecuencias de esa nefasta política: escasez, inflación, falta de divisas y pérdida acelerada de la calidad de vida de los venezolanos; en pocas palabras, más pobreza, más atraso.

Todo indica que será peor el remedio que la enfermedad. Aun están a tiempo de reflexionar y desistir de esa absurda medida que les va a traer muchos dolores de cabeza, porque los zulianos estamos cansados de un gobierno que nos castiga y reprime por errores que no hemos cometido.

Publicado en Versión Final el 7 de junio de 2013.-