El lobo ya llegó
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Después de las últimas acciones del régimen, no
deberíamos tener dudas acerca de la naturaleza totalitaria del gobierno de
Nicolás Maduro. Quien todavía espera por la llegada del lobo, es un ingenuo que
no vive en Venezuela, o sigue pensando que esta pesadilla es sólo invento de
unos obcecados profetas del desastre. Mientras tanto, la revolución sigue
avanzando a plena luz del día y con la bendición de instituciones (TSJ, AN, MP,
etc.) que sin el menor rubor pisotean la constitución, según las exigencias del
gobierno. Sin ánimo de restarle responsabilidad al principal autor de este
desmadre, Maduro ha resultado más osado que su mentor, considerando su escaso
carisma y la frágil legitimidad con la que asumió el poder. Está tomando
decisiones que difícilmente hubiésemos imaginado que tomaría, amparado en una falsa
convocatoria al diálogo y en la inclusión de sectores que siguen siendo
tratados como traidores y enemigos de la revolución y de la felicidad del
pueblo.
Recordando el cuento de la Caperucita Roja, el lobo no
sólo llegó, sino que está devorando con ferocidad la libertad, la
institucionalidad democrática, el bienestar y los valores que nos
caracterizaron como una sociedad tolerante, con deseos de superación y
profundamente orgullosa de su venezolanidad. Si no terminamos de abrir los ojos
y dejamos la indiferencia que carcomen nuestra voluntad y sentido común, terminará
imponiéndose este modelo totalitario y con él desaparecerá la libertad y la
democracia que tanto nos costó construir.
Echemos un vistazo a las últimas acciones del gobierno
durante las jornadas de protestas que iniciaron el pasado 12 de febrero. Encarcelamiento
ilegal de Leopoldo López; destitución y sentencia a prisión de los alcaldes
Ceballos y Scarano, propinando un golpe de Estado a la voluntad popular de los
electores de San Cristóbal y San Diego; violación de la inmunidad parlamentaria
de la diputada María Corina Machado, irrespetando el debido proceso en su
desincorporación a la Asamblea; prohibición por parte del TSJ de las protestas
pacíficas violando derechos constitucionales; pretensión de implementar el
currículo bolivariano, a través de la resolución 058; represión brutal y
prisión para estudiantes, incluyendo a menores de edad; asesinato a 41
venezolanos inocentes. Y en el área económica, observamos una inflación y un
nivel de escasez sin parangón en la historia del país, acompañado de una
gigantesca devaluación de nuestra moneda. En definitiva, un país cuya
destrucción se ha acelerado vertiginosamente en el primer año de gobierno de
Nicolás Maduro.
¿Qué más hace falta para que reaccionemos con
valentía, firmeza y dignidad para defender esta patria que nos vio nacer y que
debería dolernos a cada uno de sus hijos? ¿Acaso existe alguna esperanza para
que las cosas mejoren con este gobierno, después de 15 años de fracaso? No soy
tan determinista para pensar que es ahora o nunca; porque creo en la capacidad
creadora de los pueblos, pienso que nuestro país derrotará la ignominia y la
oscuridad que impide que construyamos un futuro más promisorio, pero para
llegar a esa meta es necesario que despertemos hoy, que formemos parte de los miles
protagonistas que están luchando con amor por nuestra Venezuela. Es necesario
que abandonemos nuestros espacios de confort para dar un paso adelante,
convencidos que la unidad del pueblo es el arma más poderosa para derrotar a
los que sin derecho impiden que seamos el país grande que soñamos y que nos
merecemos. Esa es la única opción para la victoria.
Profesor Titular de LUZ