miércoles, 16 de enero de 2019


Frente a la ilegitimidad, más legitimidad

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

La ilegitimidad es el rasgo que caracteriza al régimen de Nicolás Maduro, convirtiéndose en usurpador de la presidencia de la República. Dentro de los sistemas democráticos, cuando un gobierno pretende mantenerse en el poder a través de mecanismos inconstitucionales se transforma en dictadura, con lo cual se gana el repudio de sus conciudadanos y el desconocimiento de la comunidad internacional. Eso está ocurriendo con Maduro, pues, sólo la vía de facto lo mantiene en el poder; no obstante, los acontecimientos están desarrollándose tan vertiginosamente que la presión al régimen puede desembocar en una salida negociada para instaurar un gobierno de transición y convocar a elecciones libres.

Frente a la ilegitimidad de Maduro se reconoce constitucional e internacionalmente la legalidad y legitimidad de la Asamblea Nacional, como única institución representante de la soberanía popular. En tal sentido, la tarea inaplazable es consolidar la legitimidad de la Asamblea Nacional logrando la conexión con los ciudadanos, a fin de rescatar la confianza y credibilidad de la institución en la compleja misión de restaurar el orden constitucional. Ese es un elemento clave en estos días tan convulsos para el país. Los venezolanos necesitamos confiar en alguien que, asumiendo la responsabilidad y el compromiso histórico, se comporte a la altura de las dificultades de este tiempo, y esa competencia descansa hoy inexorablemente en la Asamblea Nacional.

A corto plazo, ese es uno de los más importantes retos de la Asamblea Nacional liderada por Juan Guaidó. Ganarse el apoyo y la confianza de los venezolanos es un objetivo clave  para cumplir los objetivos. Creo que se están dando los pasos correctos en ese sentido. La gente está despertando y comenzamos a sentir manifestaciones de esperanza, acompañada de un optimismo racional. En la medida que los venezolanos perciban que Guaidó está haciendo bien las cosas, ganarán la confianza y el apoyo popular para organizar la lucha por la libertad y la democracia y, con ello,  se acrecentará la legitimidad de la Asamblea Nacional.

Simultáneamente, Guaidó como líder de la oposición sabe exactamente la importancia de recomponer la unidad de la oposición. Es necesario hablar de la UNIDAD útil al servicio del objetivo supremo de la patria: restaurar el orden constitucional, formar un gobierno de transición y convocar a elecciones libres y verdaderamente competitivas. Este aspecto pienso que también va por buen camino. Si logramos la unidad útil estaremos actuando con racionalidad e inteligencia, convencidos que el radicalismo no da frutos buenos y permanentes en el futuro inmediato.

La confianza popular y la unidad útil de la oposición, incluyendo a los disidentes chavistas, son mecanismos esenciales para que la comunidad internacional aumente las presiones sobre el régimen, reconociendo que  la Asamblea Nacional es la única instancia que puede asumir las atribuciones ejecutivas que la Constitución provee cuando la presidencia es usurpada. Estos tres aspectos son decisivos para fracturar al régimen, obligándolos a una negociación tras el apoyo de la FAN, o una importante facción de ésta, para el beneficio exclusivo de los venezolanos en libertad, con democracia y con plena vigencia del orden constitucional.

En esta difícil coyuntura existen dos aspectos cruciales para la restitución del orden constitucional: una opinión pública mayoritariamente a favor de Guaidó y de las iniciativas de la Asamblea Nacional y el apoyo contundente y firme de la comunidad internacional. El manejo inteligente de estos elementos, sin duda, contribuirán con la materialización de los objetivos planteados. En mi modesta opinión, considero que el diputado Juan Guaidó está actuando correctamente. Guaidó está consciente de los errores cometidos anteriormente, valora altamente las condiciones que favorecen el advenimiento del cambio y está dispuesto a asumir con responsabilidad las atribuciones que le depare esta nueva etapa de la política venezolana. En tal sentido, Guaidó requiere del apoyo sereno y la comprensión de los venezolanos de buena voluntad; él necesita que los partidos políticos se pongan los pantalones largos y hagan política pensando en los intereses del país; está exigiendo que nos unamos todos como uno solo para vencer los abusos y arbitrariedades del usurpador que todavía detenta el poder y seguirá jugando duro hasta el final de esta tragedia. De esta manera, unido el pueblo venezolano, con el acompañamiento de la comunidad internacional y la colaboración de la FAN y de la disidencia chavista, estaremos dando un paso adelante para escribir en la historia mundial la extraordinaria hazaña que un pueblo unido fue capaz de realizar por la libertad y la democracia de Venezuela.

Como afirmó Teodoro Petkoff, con una frase incomprendida en su momento pero igualmente lapidaria, “estamos mal pero vamos bien”.

Profesor Titular Eméritus de LUZ    

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