El chip de alimentos en el Zulia
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
La incapacidad y la falta de creatividad de este
gobierno no tienen límites. La ceguera ideológica y la irresponsabilidad de no
admitir sus errores, desconociendo las verdaderas causas de los problemas, nos
está llevando al barranco; están destruyendo lo poco que queda de pie en el
país.
Para ellos, las palabras control, regulación, confiscación,
represión, son el fundamento de sus decisiones. Cuán equivocados están. No
entienden que la libertad y el marco constitucional, son los mecanismos para
orientar el diálogo y el acuerdo entre las partes a fin de encontrar soluciones
eficientes a los problemas. No quieren entender que los problemas no pueden resolverse
con la fuerza militar que reprime e irrespeta nuestros derechos ciudadanos. No
somos un cuartel que se levanta con el toque de diana y se intimida con las
bravuconadas de oficiales que reciben órdenes de un superior, cuyos intereses
no son precisamente el bienestar del pueblo.
La próxima semana, Arias Cárdenas implementará el chip
de alimentos en el Zulia, con una denominación más rimbombante “sistema
automatizado de distribución de alimentos”; el objetivo es el mismo: implementar la
tarjeta de racionamiento al estilo cubano, pero en versión 2.0. Es el gobierno
quien decidirá qué y cuántas unidades comprar, violando el derecho de los
consumidores de adquirir los bienes que necesitan y prefieran comprar. Si eso
no es una política comunista, díganme entonces qué cosa es. La justificación de
esta medida es evitar el bachaqueo de alimentos dentro de una escasez jamás
vista en el país. Con lo cual quedan al descubierto varias cosas. La primera,
creen que todos los zulianos somos bachaqueros y por tal razón debemos ser
castigados con el racionamiento; igual que con el chip de la gasolina o las
multas eléctricas. Lo segundo, queda demostrado la incapacidad (o complacencia)
de las autoridades para combatir el bachaqueo de alimentos; contrabando de
extracción que sale del país por carreteras vigiladas por puntos de control militar.
Los bachaqueros, cual mafia, tienen más poder (o dinero para repartir) que el
mismísimo gobierno. Si es así, estamos a la merced de la delincuencia
organizada; nadie podrá defendernos, ni siquiera el Chapulín Colorado. Y, en
tercer lugar, lo que en mi opinión es lo más grave, tienen un desconocimiento
total de los más elementales conceptos de economía. Existe escasez porque no
hay producción; la producción nacional de alimentos se ha desplomado gracias a
las expropiaciones y persecuciones a productores privados; no existe
sinceración de los precios ni condiciones que permitan la sana competencia
entre factores económicos; no hay una política de Estado para incentivar
financiera y técnicamente la producción de alimentos; no existe seguridad
jurídica a la propiedad privada; se criminaliza la ganancia legítimamente
obtenida a través del trabajo productivo. En definitiva, a lo largo de 15 años
el gobierno se convirtió en dueño de casi todo, aplicando un férreo control a
la actividad económica nacional, a cambio de privilegiar las importaciones que
pagamos con una chequera petrolera cada vez más reducida y endeudada. Allí
tenemos las consecuencias de esa nefasta política: escasez, inflación, falta de
divisas y pérdida acelerada de la calidad de vida de los venezolanos; en pocas
palabras, más pobreza, más atraso.
Todo indica que será peor el remedio que la
enfermedad. Aun están a tiempo de reflexionar y desistir de esa absurda medida
que les va a traer muchos dolores de cabeza, porque los zulianos estamos
cansados de un gobierno que nos castiga y reprime por errores que no hemos
cometido.
Publicado en Versión Final el 7 de junio de 2013.-
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