jueves, 6 de junio de 2013


El chip de alimentos en el Zulia

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

La incapacidad y la falta de creatividad de este gobierno no tienen límites. La ceguera ideológica y la irresponsabilidad de no admitir sus errores, desconociendo las verdaderas causas de los problemas, nos está llevando al barranco; están destruyendo lo poco que queda de pie en el país.

Para ellos, las palabras control, regulación, confiscación, represión, son el fundamento de sus decisiones. Cuán equivocados están. No entienden que la libertad y el marco constitucional, son los mecanismos para orientar el diálogo y el acuerdo entre las partes a fin de encontrar soluciones eficientes a los problemas. No quieren entender que los problemas no pueden resolverse con la fuerza militar que reprime e irrespeta nuestros derechos ciudadanos. No somos un cuartel que se levanta con el toque de diana y se intimida con las bravuconadas de oficiales que reciben órdenes de un superior, cuyos intereses no son precisamente el bienestar del pueblo.

La próxima semana, Arias Cárdenas implementará el chip de alimentos en el Zulia, con una denominación más rimbombante “sistema automatizado de distribución de alimentos”;  el objetivo es el mismo: implementar la tarjeta de racionamiento al estilo cubano, pero en versión 2.0. Es el gobierno quien decidirá qué y cuántas unidades comprar, violando el derecho de los consumidores de adquirir los bienes que necesitan y prefieran comprar. Si eso no es una política comunista, díganme entonces qué cosa es. La justificación de esta medida es evitar el bachaqueo de alimentos dentro de una escasez jamás vista en el país. Con lo cual quedan al descubierto varias cosas. La primera, creen que todos los zulianos somos bachaqueros y por tal razón debemos ser castigados con el racionamiento; igual que con el chip de la gasolina o las multas eléctricas. Lo segundo, queda demostrado la incapacidad (o complacencia) de las autoridades para combatir el bachaqueo de alimentos; contrabando de extracción que sale del país por carreteras vigiladas por puntos de control militar. Los bachaqueros, cual mafia, tienen más poder (o dinero para repartir) que el mismísimo gobierno. Si es así, estamos a la merced de la delincuencia organizada; nadie podrá defendernos, ni siquiera el Chapulín Colorado. Y, en tercer lugar, lo que en mi opinión es lo más grave, tienen un desconocimiento total de los más elementales conceptos de economía. Existe escasez porque no hay producción; la producción nacional de alimentos se ha desplomado gracias a las expropiaciones y persecuciones a productores privados; no existe sinceración de los precios ni condiciones que permitan la sana competencia entre factores económicos; no hay una política de Estado para incentivar financiera y técnicamente la producción de alimentos; no existe seguridad jurídica a la propiedad privada; se criminaliza la ganancia legítimamente obtenida a través del trabajo productivo. En definitiva, a lo largo de 15 años el gobierno se convirtió en dueño de casi todo, aplicando un férreo control a la actividad económica nacional, a cambio de privilegiar las importaciones que pagamos con una chequera petrolera cada vez más reducida y endeudada. Allí tenemos las consecuencias de esa nefasta política: escasez, inflación, falta de divisas y pérdida acelerada de la calidad de vida de los venezolanos; en pocas palabras, más pobreza, más atraso.

Todo indica que será peor el remedio que la enfermedad. Aun están a tiempo de reflexionar y desistir de esa absurda medida que les va a traer muchos dolores de cabeza, porque los zulianos estamos cansados de un gobierno que nos castiga y reprime por errores que no hemos cometido.

Publicado en Versión Final el 7 de junio de 2013.-

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