jueves, 20 de junio de 2013

SOS para la Universidad Venezolana
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Las empresas más exitosas del mundo no están representadas en las marcas famosas que conocemos gracias a la publicidad; ni siquiera son invenciones de acaudalados magnates que manejan la economía internacional. La base de la tecnología contemporánea descansa en las universidades; éstas son las auténticas empresas en las naciones desarrolladas. Son ellas las constructoras de la sociedad del conocimiento que ha generado grandes avances en todas las áreas del quehacer humano.
La universidad es la referencia por excelencia de la academia, la investigación y el desarrollo tecnológico; el conocimiento es el motor que apalanca el progreso del mundo; sin él sería imposible hablar de modernidad. Pero en Venezuela, la universidad es además referencia de libertad, autonomía, pluralidad e inclusión social. La universidad venezolana es aliada natural del desarrollo y defensora  de un sistema de libertades y de justicia con igualdad para todos los venezolanos. Seguramente ésta ha sido la razón que explica el maltrato reiterado de una revolución que desprecia el esfuerzo y la dedicación, basada en el trabajo intelectual y meritocrático de las universidades. Nada que provenga de la inteligencia humana será visto con buenos ojos por quienes tienen en la mediocridad, la manipulación, la ineficiencia y la mentira su forma de gobernar.
La crisis de la universidad venezolana va más allá del tema salarial de sus profesores y trabajadores, exigencia absolutamente legítima en circunstancias donde su salario apenas alcanza para cubrir las necesidades básicas. La universidad está sumergida en el abandono más atroz que podamos recordar. El presupuesto reconducido es la praxis predilecta del gobierno nacional, acompañado de créditos adicionales que no cubren la insuficiencia crónica universitaria, sometiéndola a retrasos injustificados gracias a un burocratismo indolente.  No existen recursos para concursos que permitan reponer la planta de docentes cada vez menor en relación con el aumento progresivo de la matrícula estudiantil. No hay financiamiento para la investigación ni mucho menos para la actualización académica de los profesores, lo cual redunda en un profundo deterioro de la academia. Los alumnos no cuentan con servicios de calidad que los motive a la realización efectiva de sus metas profesionales. Una infraestructura abandonada que exhibe áreas inadecuadas para impartir  una enseñanza de excelencia. La universidad venezolana está sumergida en un caos que atenta contra su propia sobrevivencia como institución clave para alcanzar el desarrollo de la nación y la superación social de los venezolanos.
Por eso la vigencia de la universidad democrática, autónoma, popular y de calidad es un tema que nos concierne a todos por igual. Sin universidad, Venezuela será un país más pobre, más vulnerable, menos libre y con posibilidades ínfimas de transitar por el camino del progreso. La universidad somos todos los venezolanos; necesitamos que cada uno brinde su apoyo a una causa justa que no le pertenece sólo a un gremio y a los estudiantes, sino que es propiedad del país en su totalidad. Hagamos valer nuestros derechos, levantemos nuestra voz de protesta para que este gobierno se sensibilice con nuestra universidad y asuma el compromiso que constitucionalmente le corresponde. En la unidad está la fuerza; recordemos a Nietzsche cuando dice: “la palabra más soez y la carta más grosera, son mejores, son más educadas que el silencio”.
Publicado en Versión Final el 21-6-2013

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