SOS para la Universidad
Venezolana
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Las empresas más exitosas del mundo no están
representadas en las marcas famosas que conocemos gracias a la publicidad; ni
siquiera son invenciones de acaudalados magnates que manejan la economía
internacional. La base de la tecnología contemporánea descansa en las
universidades; éstas son las auténticas empresas en las naciones desarrolladas.
Son ellas las constructoras de la sociedad del conocimiento que ha generado
grandes avances en todas las áreas del quehacer humano.
La universidad es la referencia por excelencia de la
academia, la investigación y el desarrollo tecnológico; el conocimiento es el
motor que apalanca el progreso del mundo; sin él sería imposible hablar de
modernidad. Pero en Venezuela, la universidad es además referencia de libertad,
autonomía, pluralidad e inclusión social. La universidad venezolana es aliada
natural del desarrollo y defensora de un
sistema de libertades y de justicia con igualdad para todos los venezolanos.
Seguramente ésta ha sido la razón que explica el maltrato reiterado de una
revolución que desprecia el esfuerzo y la dedicación, basada en el trabajo
intelectual y meritocrático de las universidades. Nada que provenga de la
inteligencia humana será visto con buenos ojos por quienes tienen en la
mediocridad, la manipulación, la ineficiencia y la mentira su forma de gobernar.
La crisis de la universidad venezolana va más allá del
tema salarial de sus profesores y trabajadores, exigencia absolutamente legítima
en circunstancias donde su salario apenas alcanza para cubrir las necesidades
básicas. La universidad está sumergida en el abandono más atroz que podamos
recordar. El presupuesto reconducido es la praxis predilecta del gobierno
nacional, acompañado de créditos adicionales que no cubren la insuficiencia
crónica universitaria, sometiéndola a retrasos injustificados gracias a un burocratismo
indolente. No existen recursos para concursos
que permitan reponer la planta de docentes cada vez menor en relación con el
aumento progresivo de la matrícula estudiantil. No hay financiamiento para la
investigación ni mucho menos para la actualización académica de los profesores,
lo cual redunda en un profundo deterioro de la academia. Los alumnos no cuentan
con servicios de calidad que los motive a la realización efectiva de sus metas
profesionales. Una infraestructura abandonada que exhibe áreas inadecuadas para
impartir una enseñanza de excelencia. La
universidad venezolana está sumergida en un caos que atenta contra su propia
sobrevivencia como institución clave para alcanzar el desarrollo de la nación y
la superación social de los venezolanos.
Por eso la vigencia de la universidad democrática, autónoma,
popular y de calidad es un tema que nos concierne a todos por igual. Sin
universidad, Venezuela será un país más pobre, más vulnerable, menos libre y
con posibilidades ínfimas de transitar por el camino del progreso. La
universidad somos todos los venezolanos; necesitamos que cada uno brinde su
apoyo a una causa justa que no le pertenece sólo a un gremio y a los
estudiantes, sino que es propiedad del país en su totalidad. Hagamos valer
nuestros derechos, levantemos nuestra voz de protesta para que este gobierno se
sensibilice con nuestra universidad y asuma el compromiso que
constitucionalmente le corresponde. En la unidad está la fuerza; recordemos a Nietzsche
cuando dice: “la palabra más soez y la carta más grosera, son mejores, son más
educadas que el silencio”.
Publicado en Versión Final el 21-6-2013
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