jueves, 20 de marzo de 2014


República violada

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

República, en un sentido amplio, es un sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley y en la igualdad de los ciudadanos ante la ley, como mecanismo para frenar los abusos del Estado, del gobierno, de las mayorías, o de aquellos que detentan el poder en cualquiera de sus manifestaciones. En consecuencia, si los ciudadanos no tienen garantizada la igualdad que les otorga la ley, se convierten en súbditos de los que detentan el poder del Estado, perdiéndose la verdadera esencia de la República.

Si nos acogemos al concepto de República, debemos admitir lamentablemente que Venezuela dejó de ser un sistema republicano, tanto porque el imperio de la ley está secuestrado por una elite que irrespeta los derechos fundamentales de los venezolanos, como porque el régimen ha admitido que gobierna sólo para aquellos venezolanos afectos a la ideología oficialista, excluyendo a la otra mitad que formamos parte de la nación.

Este régimen desprecia el concepto de ciudadanía; le resulta incómodo y contraproducente con el modelo opresor que pretende instaurar. Al no reconocer a ciudadanos que deben ser tratados con igualdad ante la ley, el gobierno deriva en una dictadura clientelista al servicio de una ideología personalista y excluyente. Eso es exactamente el sistema de gobierno que preside Nicolás Maduro.

Los últimos acontecimientos corroboran la práctica fascista del régimen madurista. La detención ilegal y arbitraria de Leopoldo López; el golpe de Estado contra los alcaldes Daniel Ceballos y Enzo Scarano; la amenaza de eliminar la inmunidad parlamentaria de María Corina Machado; las acusaciones injustificadas contra la alcaldesa Eveling de Rosales y otros alcaldes de la Unidad Democrática; el enseñamiento militar contra poblaciones enteras que protestan pacíficamente; los asesinatos brutales de estudiantes en manos de los cuerpos de seguridad y grupos paramilitares oficialistas, son acciones que evidencian la violación absoluta del Estado de Derecho en Venezuela, dando paso a la ilegalidad y a la impunidad como las joyas más preciosas de la corona de la dictadura madurista.

La exclusión es otra de las prácticas de este régimen. Testimonios sobran en estos largos 15 años. La lista Tascón, avalada por el propio Chávez; la lista Maisanta; la imposibilidad que ciudadanos opositores formen parte de los consejos comunales; el desconocimiento de los derechos de los diputados democráticos en la Asamblea Nacional; el otorgamiento de divisas sólo a empresas comprometidas con la revolución; la atención preferencial de las universidades bolivarianas en desmedro de las universidades autónomas; la división de la sociedad venezolana entre patriotas y apátridas, revolucionarios y golpistas, chavistas y escuálidos, entre otros, son acciones propias de un gobierno que jamás abandonó su origen fascista.

La violación flagrante del imperio de las leyes y el tratamiento desigual ante la ley de ciudadanos opositores al régimen, son aspectos que justifican ampliamente la jornada de protestas contra un gobierno que dejó de ser democrático para convertirse en una tiranía que oprime a sus ciudadanos. Con razón, afirmó Simón Bolívar, “si la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho”.
                                                                                  Profesor Titular de LUZ

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