miércoles, 18 de junio de 2014


Ganó la paz de Santos

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

En días pasados escribí un artículo denominado “El dilema de Colombia”, en el cual analizamos los resultados de la primera vuelta e intentamos aportar algunas ideas en torno a la segunda vuelta, celebrada el pasado domingo 15 de junio. Decíamos que, considerando los resultados de la primera vuelta, la principal opción la tenía el candidato Zuluaga, pero advertíamos también que la percepción colectiva acerca del tema de la paz era vital para inclinar la balanza hacia uno de los dos candidatos. Los resultados de las elecciones presidenciales, indican que la mayoría de los electores prefirieron apoyar la oferta de paz que actualmente está negociando el presidente Santos. No obstante, es importante referir algunos datos para entender objetivamente el escenario en el que le tocará gobernar al recién reelecto presidente de Colombia (2014-2018).

Al igual que en el 2010, las elecciones presidenciales de Colombia se resolvieron en una segunda vuelta. Hace cuatro años atrás, Juan Manuel Santos obtuvo 9.028.943 votos, equivalente al 69.13%, sacándole una ventaja de 5.440.968 a Antanas Mockus (27.47%). En esta oportunidad, Santos obtuvo 7.711.484 votos (50.85%), casi 2 millones menos que hace cuatro años, en contra de 6.837.131 votos a favor de Zuluaga (45.09%), es decir, una ventaja de menos de un millón de votos equivalentes a un poco más del 5%. Ciertamente, Santos salió reelecto pero los resultados proyectan a un presidente más débil que en el 2010. En consecuencia, le corresponde gobernar con un país electoralmente dividido en dos porciones prácticamente iguales. A lo que debemos agregarle que la abstención, si bien es cierto bajó 8% respecto a la primera vuelta, se ubicó en 52%, proyectando que de cada cuatro colombianos con capacidad de votar, sólo uno apoyó la propuesta de paz del presidente Santos. Tales resultados requerirán más esfuerzos e inteligencia de la nueva administración para impregnarle mayor legitimidad a la etapa más compleja del acuerdo de paz que se negocia con la guerrilla en La Habana, Cuba.  

En el 2010, Santos ganó por Uribe; ahora, gana gracias al apoyo de una izquierda dividida en varias facciones. Recibió el apoyo desde Clara López, cuya participación en los últimos días de campaña fue crucial para que Santos incrementara en más de 950.000 sufragios en Santa Fe de Bogotá, derrotando a Zuluaga; hasta Antanas Mockus, su rival en el 2010; Gustavo Petro, alcalde Bogotá que el propio presidente pretendió inhabilitar; la ex senadora Piedad Córdoba, su archienemiga cuando él defendía la tesis guerrerista en contra de las FARC; pasando por conspicuos líderes del conservadurismo y liberalismo colombiano, tales como el ex presidente Belisario Betancur (1982-1986), y otros dirigentes abiertamente antiuribistas. Izquierda variopinta y enemigos encarnizados de Uribe, contribuyeron enormemente con el pírrico triunfo de Santos. Ahora le corresponderá lidiar no sólo con una oposición fortalecida, liderada por Uribe y Zuluaga, sino con unos aliados cuyas exigencias de una paz con verdadera justicia (indemnizaciones y juicios) para las víctimas de la guerra, incluyendo a los guerrilleros caídos, podrían dificultarle el camino para trabajar por una Colombia en paz pero también en progreso con oportunidades para todos, sin discriminaciones de ninguna naturaleza.

Como demócrata cabal, le deseamos el mayor éxito al presidente Santos en su nueva gestión, porque todo cuanto sucede en Colombia, bueno o malo, tiene profundas implicaciones en nuestro país. Debe entender el presidente Santos que los colombianos, especialmente los que se abstuvieron (52%), reclaman una mayor inclusión social que permita disminuir progresivamente las profundas diferencias económicas, sociales y educativas que aún persisten en Colombia. Entender que es necesario ejecutar una gestión que rompa con la creciente falta de confianza y credibilidad en la política y en los políticos. Y, finalmente, recordarle una célebre frase del presidente Kennedy: “¿Qué clase de paz buscamos? Yo hablo de la paz verdadera, la clase de paz que vuelve a la vida en la tierra digna de ser vivida, la clase que permite a los hombres y a las naciones crecer, esperar y construir una vida mejor para sus hijos”. Esa es la verdadera paz que desea el noble pueblo colombiano, tanto los que votaron por Santos, como aquellos que lo hicieron por Zuluaga o, sencillamente, los que con razón o sin ella se abstuvieron el pasado 15 de junio.
Profesor Titular de LUZ

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