La estrategia del miedo
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Las protestas que se generan a diario a lo largo y
ancho del país, le produce mucho escozor y pone al descubierto su debilidad.
Para evitar que el país se embochinche, está enviando señales muy concretas
dirigidas a encarcelar, arbitraria e ilegalmente, a importantes dirigentes de
la oposición, como es el caso del alcalde Antonio Ledezma; persigue y hostiga a
María Corina Machado; destituye alcaldes democráticos; amenaza a empresarios;
encarcela a jóvenes universitarios, con el propósito de advertirle a los
ciudadanos lo que podría sucederles si salen a la calle a protestar. En pocas
palabras, el régimen nos dice que si es capaz de encarcelar a Ledezma, siendo el
Alcalde Metropolitano, qué no sería capaz de hacer en contra de indefensos
ciudadanos que sólo ejercen el derecho constitucional de la protesta pacífica y
democrática. En consecuencia, el régimen pretende colocar un freno a la
rebeldía de un pueblo que no se cala tanta incapacidad para gobernar Venezuela,
apoyado en instituciones (Asamblea Nacional, Defensoría del Pueblo, Fiscalía
General, TSJ) que obedecen ciegamente las órdenes emanadas de Miraflores.
Temeroso de la furia del pueblo, el régimen se ha
prohibido hablar de la crisis. Sólo basta oír las reiteradas peroratas del
presidente Maduro en cadena nacional, para entender que para ellos el país es
otro muy diferente al que padecemos la inmensa mayoría de los venezolanos.
Jamás pronuncia la palabra crisis, ni mucho menos decide políticas serias
dirigidas a recobrar la confianza necesaria para reactivar la economía. Su
discurso es invariablemente político proselitista, con la pretensión de desviar
la atención de los venezolanos acerca de los graves problemas que nos golpean:
la inflación más alta del planeta; una escasez sin paragón en nuestra historia
contemporánea; inseguridad; desempleo; colapso de la salud pública y el resto
de los servicios básicos, etc. Para el régimen, el problema es el golpe de
estado “azul”, orquestado por EE.UU. y los sectores de la derecha radical; el
problema es la amenaza de una intervención militar gringa que ponga fin a “la
soberanía de la patria”. Por ello, el deber fundamental del gobierno y de la
fuerza armada es defender la patria de un enemigo imaginario, aunque ello
signifique que el pueblo de Bolívar muera de mengua. Este es el gobierno que
más ha abusado de la arenga proselitista, burda e irresponsable, para tratar de
responsabilizar a terceros de sus propios errores e incapacidades.
La estrategia del miedo pretende alcanzar además otro
resultado concreto que permita al régimen mantenerse en el poder a través de la
vía electoral. Ellos apuestan, desde sus reuniones palaciegas, que un pueblo
temeroso que observa la fuerza indomable de un régimen –“dime de qué presumes y
te diré de qué careces”- termina pensando que no hay posibilidades de un cambio
porque “esa gente se atornilló en el poder y no hay manera de sacarlos”. Pues
bien, la estrategia del miedo persigue la desmovilización, desmoralización y
desmotivación de millones de ciudadanos que, frente a tanta impotencia, podrían
abstenerse en las próximas elecciones para la Asamblea Nacional. Si los
opositores deciden no acudir a las mesas de votación, entonces, el régimen
ganará de nuevo la mayoría de las curules y, de esta manera, garantiza la
vigencia de la revolución.
Inocular el miedo en un pueblo, es el testimonio más
expedito de la debilidad del régimen; pero si los venezolanos nos contagiamos
del miedo, entonces, las cosas serán mucho más difíciles para todos, por cuanto
la real posibilidad de cambio se aborta por la malévola fuerza de un miedo que
nos paraliza y corroe nuestra dignidad como pueblo amante de la libertad, la
justicia y el progreso.
En circunstancias tan difíciles como las que estamos
viviendo, en esta vorágine que nos lleva a la locura total, recordemos con
reflexiva inteligencia las palabras sencillas de San Juan Pablo II, ¡no tengáis
miedo! ¡No tengáis miedo a la verdad de vosotros mismos! ¡No tengáis miedo de
vosotros mismos!
Profesor Titular de LUZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario