Zulianos
por el Cambio
Efraín Rincón Marroquín
(@EfrainRincon17)
Dice el refrán popular “de
las aguas mansas líbrame Dios, porque de las bravas me libro yo”. Asocio ese refrán
con la situación actual del país; frente al desastre y el caos que vivimos los
venezolanos, gracias a la incapacidad y corrupción del régimen, percibimos una
quietud abismal en la gente que pareciera resignarse y conformarse con esta monstruosa
pesadilla. Con frecuencia oigo voces que dicen “aquí no va a pasar nada”, “no
hay posibilidad de salir de estos forajidos porque el pueblo perdió la fuerza
para protestar”. Esa podría ser la percepción de algunas personas, pero la verdad
es que en estos momentos los venezolanos llevamos la procesión por dentro.
La gente no se acostumbró ni
se va a conformar con un régimen que nos empobrece y nos lleva directamente a
la destrucción como sociedad. Esas aguas mansas sólo esperan la primera
oportunidad para reaccionar contra tanta ignominia. No subestimemos al pueblo
pensando que el régimen de Maduro y sus secuaces están ganando la batalla.
Ellos mejor que nadie saben que perdieron el apoyo popular y que, en cualquier
consulta electoral, van a salir derrotados en mayores proporciones que el 6 de
diciembre.
Debemos analizar
objetivamente la realidad circundante. La población tiene tantos problemas y
necesidades que hacen difícil acompañar una marcha o una asamblea de ciudadanos
por mucho interés que tenga en participar. La gente tiene que hacer largas
colas para comprar alimentos escasos y cada vez más caros; colas para cobrar
las pensiones del Seguro Social; colas para comprar medicinas; colas en los
hospitales para ver si tienen suerte de ser atendidos antes de morir de mengua.
Por si fuera poco, debemos convivir con servicios públicos absolutamente
colapsados; no hay agua o el racionamiento es inhumano; los cortes de
electricidad son el pan diario, atentando contra el poco trabajo que hay y el escasísimo
sosiego que podemos encontrar en nuestras casas. Tenemos que luchar contra una
delincuencia desbordada para quienes la vida no tiene valor alguno. La inflación
infame nos obliga a sobrevivir en condiciones cada vez más deplorables. Por
donde metemos la cabeza, el régimen se encarga de contárnosla. Son muy
eficientes en el propósito de martirizarnos las 24 horas de un largo día en
Venezuela.
Entonces, cabría
preguntarnos, ¿acaso no hay razones suficientes para que nos alcemos contra
estos desalmados? Razones existen de sobra, muchas más que las existentes
cuando Chávez fraguó la intentona golpista de 1992, génesis de todas las desgracias
que estamos padeciendo. Insisto, las razones existen y son muy graves, pero lo
importante es evaluar con objetividad los mecanismos que nos permitan salir de esta
plaga infernal y malévola.
Los venezolanos no podemos
darnos el lujo de replicar los mecanismos de lucha utilizados por los golpistas
que desde hace más de 17 años nos mal gobiernan. Nosotros tenemos un compromiso
histórico con la democracia, la libertad y la justicia en Venezuela, eso no es
cualquier cosa. No tengo dudas que el pueblo manso va actuar correcta y
oportunamente contra sus verdugos revolucionarios. Esa quietud tiene los días contados,
entonces, lo prioritario es prepararnos y organizarnos para que esa rabia e indignación
popular no cruce las fronteras de una violencia que después no podamos
controlar.
No por correr más rápido se
llega primero, ni levantarse más temprano aligera el amanecer. En estas circunstancias
tan difíciles y complejas que experimenta Venezuela, deben prevalecer la
inteligencia, la prudencia y la unidad de la oposición democrática, virtudes
fundamentales para librar la lucha que pondrá fin a la oscuridad y la maldad
que pretende destruirnos.
El camino del cambio debe
ser democrático, pacífico y constitucional, por tal razón felicito la
iniciativa de “Zulianos por el Cambio”, como mecanismo para alcanzar la organización
y sensibilidad popular acerca de la necesidad de un cambio del modelo ideológico
imperante. Ese pueblo que muchas veces nos asombra por su pasividad, está
esperando nuestro mensaje y compromiso para sentirse acompañados en esta dura
pero hermosa lucha que debemos ganar por el bien de Venezuela.
Los partidos políticos democráticos,
la sociedad civil y las organizaciones que conforman el tejido social de
Venezuela, deben dar testimonios permanentes de entrega y compromiso para
convertirse en los referentes institucionales de Venezuela, en momentos donde
las instituciones públicas están al servicio de una dictadura disfrazada de
legalidad constitucional.
Los Zulianos por el Cambio
empiezan a movilizar al Zulia. Nos están anunciando que efectivamente podemos y
vamos a salir de estos delincuentes revolucionarios. Se están convirtiendo en
un mecanismo de lucha al servicio de todos aquellos que quieran dar su aporte
por el cambio. La asistencia a las asambleas efectuadas resulta multitudinaria;
la receptividad del mensaje es maravillosa; la disposición de la gente es
absoluta y voluntaria. El sentimiento de cambio es indetenible, ninguna fuerza
por poderosa que se crea podrá detener ese huracán de cambio que empieza a
palpitar en el corazón de millones de zulianos. De nuevo, el Zulia es ejemplo
de lucha y perseverancia en Venezuela.
Los Zulianos por el Cambio
son un instrumento para vencer la pasividad de la gente, convenciéndola que el
cambio definitivo sólo tendrá un inicio feliz si transitamos el camino que nos
permite la Constitución, alejados del cortoplacismo y la urgencia –entendible y
legitima- que pueda desviarnos de la meta que como demócratas debemos alcanzar:
sacar a esta plaga de corruptos, incapaces e inmorales a través de los votos, expresión
auténtica de la soberanía popular.
El manso pueblo está a la
expectativa. Que no se equivoque el régimen. Sólo espera la oportunidad de oro
para organizarse y movilizarse para revocar a sus victimarios y decirles a viva
voz que la verdadera fuerza de Venezuela no está en Miraflores, ni en el TSJ,
ni en la cúpula podrida de las FAN, sino que el poder soberano y democrático
descansa en un pueblo indomable que jamás renunciará al ejercicio pleno de la libertad
que nos hará grandes por siempre.
Profesor Titular de LUZ
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