Leonardo
Atencio Finol: hermano de la vida
Efrain Rincón Marroquín
(@EfrainRincon17)
El pasado jueves 31 de marzo
fue un día largo y sombrío. Colmado de incertidumbre y esperanzas encontradas.
La fe y oraciones aumentaban con el pasar de las horas. Lo que nos ocupaba ese
día, como otros tantos anteriores, era la salud de nuestro hermano, Leonardo
Luis Atencio Finol. La familia, unida como roca, y los amigos recibíamos del
parte médico noticias desalentadoras que, al poco tiempo, se transformaban en
información auspiciosa cargada de la esperanza que nunca perdimos. Pero
sorpresivamente, en la madrugada del primer día del mes de abril, el sexto de
Pascuas, Leonardo Luis se despidió y partió a la Casa del Padre y, desde el
cielo, vivirá por siempre entre nosotros, fieles a las promesas de Resurrección
y de Vida Eterna de Nuestro Señor Jesucristo.
Leonardo Luis partió pronto,
rebosante de vitalidad y cargado de sueños que no pudo cristalizar. Se fue, sin
percatarnos siquiera que su desaparición estaba más cerca de lo que
imaginábamos. Todavía nos cuesta creer que su peregrinaje en la tierra haya
terminado, a pesar que la muerte es la única verdad de la que los hombres no
podemos escapar.
Ahora nos corresponde
recordarlo como a él le gustaría que lo hiciéramos, en unión familiar y llenos
de amor y regocijo. Por eso quisiera hablar del ser humano, del hombre cercano,
jovial, auténtico y sencillo. Un ser humano que disfrutó con pasión tanto la
cotidianidad familiar como cada una de las importantes responsabilidades que
ejerció a lo largo de su exitosa vida profesional.
Fue la familia y no la
Universidad la que me unió a Leonardo Atencio. El Señor me bendigo al regalarme
su familia como si fuera propia. Desde el primer momento que ingrese a los
Atencio Finol, Leonardo me brindó su cariño fraternal y apoyo incondicional. Él
fue mi consejero y aliado durante mi noviazgo con Adeila, su hermana menor, mi
esposa por más de 31 años. Desde entonces fuimos hermanos de la vida,
compañeros de luchas, amigos leales, vecinos y, en los últimos tiempos,
compadres al darme la confianza de bautizar a José Leonardo, su hijo menor.
Leonardo Luis vivió con
pasión e intensidad cada minuto de su vida. Para él no existían las medias tintas
ni las ambigüedades. Amó, trabajó, luchó y soñó con todas las fuerzas de su
corazón y de su alma. Fue vertical en sus ideas y en sus afectos; jamás aceptó
límites ni condiciones al momento de luchar por aquello que creía justo y
verdadero. Fue un hombre de palabra y de inquebrantable compromiso, en tiempos
en los que esas virtudes escasean en esta convulsa sociedad venezolana.
Combatió la mentira y como demócrata cabal, Leonardo Luis practicó el diálogo y
el acuerdo como mecanismos de civilidad para dirimir conflictos y diferencias.
Fue un hombre practicante de la paz y la justicia. Fiel creyente de Dios, María
Santísima y San Juan Pablo II, a quien tuvo el honor y la dicha de entregarle
personalmente el Doctorado Honoris Causa otorgado por LUZ.
Leonardo Atencio tuvo tres
grandes amores en su vida: su familia e hijos cuyo recuerdo, unidad y honra
giran alrededor de Mamá Rosa y de Chinco El Negro, pilares fundamentales de
esta portentosa familia; la Universidad del Zulia, a la que le entregó su
juventud, profesionalismo, experiencia y sus mayores desvelos; y, sus amigos a
los que sirvió con afecto y lealtad. Fue un hombre de principios y valores,
inculcados en el seno de una familia honesta, trabajadora y emprendedora como
tantas que han salido de La Cañada de Urdaneta, de donde orgullosamente era
oriundo.
En la Universidad del Zulia
escaló todas las posiciones y jerarquías, desde docente de la Facultad de
Ingeniería hasta llegar a Rector para el periodo 2004-2008, siendo Vice-Rector
Administrativo en el periodo inmediatamente anterior (2000-2004). En ambos
cargos, de elección popular y democrática, Leonardo Atencio asumió con gerencia
y responsabilidad profundos retos para su Alma Mater, alcanzando entre sus más
importantes ejecutorias la inserción de LUZ en todas las áreas de la sociedad
civil del Zulia y Venezuela. Convocó y tejió alianzas sólidas con empresarios,
comerciantes, productores agrícolas, dirigentes políticos y gobernantes de
todas las esferas del poder público. Trascendió las fronteras patrias para
lograr intercambios académicos y tecnológicos con diversas universidades del
mundo. Defendió la democracia y autonomía universitaria, respetando la
diversidad y pluralidad ideológicas. Fue amigo y mentor de jóvenes,
motivándolos al estudio y a la meritocracia profesional, como mecanismos para
alcanzar la superación personal y la excelencia académica de nuestra
universidad.
El amor de Leonardo con su Universidad quedó claramente plasmado
en el lema de su campaña para Rector (2004): “LUZ: Nuestro primer compromiso”.
Como Rector cumplió con la palabra empeñada. Siempre estaremos orgullosos
de su extraordinaria labor en beneficio de LUZ. Afortunadamente, en vida fue
reconocida su labor haciéndose realidad la máxima “honor a quien honor merece”.
Leonardo Atencio fue un
ciudadano preocupado por el destino del país, del Zulia y de su amada
Maracaibo. Se esforzó en presentar una visión objetiva de los problemas del
país, acompañada de su insistencia por construir un país donde la libertad, la
justicia y el progreso para todos fueran la clave del sistema democrático de
una mejor Venezuela.
Hace apenas una semana, se
fue un buen hombre, un verdadero gerente, un ciudadano ejemplar, un hermano y
un amigo leal y consecuente. Su afecto y recuerdo estarán por siempre en
nuestros corazones; en el seno de nuestra familia guardará un lugar
privilegiado; su labor universitaria será reconocida y honrada, esa será una
tarea que seguiremos resaltando los que transitamos con él los espacios de
nuestra amada LUZ; y, entre sus amigos será tema de conversaciones y anécdotas
que el tiempo jamás borrará de sus memorias.
Querido cuñado y compadre,
que el Señor te reciba en su Reino y descanses eternamente.
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