miércoles, 6 de abril de 2016

Leonardo Atencio Finol: hermano de la vida

Efrain Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

El pasado jueves 31 de marzo fue un día largo y sombrío. Colmado de incertidumbre y esperanzas encontradas. La fe y oraciones aumentaban con el pasar de las horas. Lo que nos ocupaba ese día, como otros tantos anteriores, era la salud de nuestro hermano, Leonardo Luis Atencio Finol. La familia, unida como roca, y los amigos recibíamos del parte médico noticias desalentadoras que, al poco tiempo, se transformaban en información auspiciosa cargada de la esperanza que nunca perdimos. Pero sorpresivamente, en la madrugada del primer día del mes de abril, el sexto de Pascuas, Leonardo Luis se despidió y partió a la Casa del Padre y, desde el cielo, vivirá por siempre entre nosotros, fieles a las promesas de Resurrección y de Vida Eterna de Nuestro Señor Jesucristo.

Leonardo Luis partió pronto, rebosante de vitalidad y cargado de sueños que no pudo cristalizar. Se fue, sin percatarnos siquiera que su desaparición estaba más cerca de lo que imaginábamos. Todavía nos cuesta creer que su peregrinaje en la tierra haya terminado, a pesar que la muerte es la única verdad de la que los hombres no podemos escapar.

Ahora nos corresponde recordarlo como a él le gustaría que lo hiciéramos, en unión familiar y llenos de amor y regocijo. Por eso quisiera hablar del ser humano, del hombre cercano, jovial, auténtico y sencillo. Un ser humano que disfrutó con pasión tanto la cotidianidad familiar como cada una de las importantes responsabilidades que ejerció a lo largo de su exitosa vida profesional.

Fue la familia y no la Universidad la que me unió a Leonardo Atencio. El Señor me bendigo al regalarme su familia como si fuera propia. Desde el primer momento que ingrese a los Atencio Finol, Leonardo me brindó su cariño fraternal y apoyo incondicional. Él fue mi consejero y aliado durante mi noviazgo con Adeila, su hermana menor, mi esposa por más de 31 años. Desde entonces fuimos hermanos de la vida, compañeros de luchas, amigos leales, vecinos y, en los últimos tiempos, compadres al darme la confianza de bautizar a José Leonardo, su hijo menor.

Leonardo Luis vivió con pasión e intensidad cada minuto de su vida. Para él no existían las medias tintas ni las ambigüedades. Amó, trabajó, luchó y soñó con todas las fuerzas de su corazón y de su alma. Fue vertical en sus ideas y en sus afectos; jamás aceptó límites ni condiciones al momento de luchar por aquello que creía justo y verdadero. Fue un hombre de palabra y de inquebrantable compromiso, en tiempos en los que esas virtudes escasean en esta convulsa sociedad venezolana. Combatió la mentira y como demócrata cabal, Leonardo Luis practicó el diálogo y el acuerdo como mecanismos de civilidad para dirimir conflictos y diferencias. Fue un hombre practicante de la paz y la justicia. Fiel creyente de Dios, María Santísima y San Juan Pablo II, a quien tuvo el honor y la dicha de entregarle personalmente el Doctorado Honoris Causa otorgado por LUZ.

Leonardo Atencio tuvo tres grandes amores en su vida: su familia e hijos cuyo recuerdo, unidad y honra giran alrededor de Mamá Rosa y de Chinco El Negro, pilares fundamentales de esta portentosa familia; la Universidad del Zulia, a la que le entregó su juventud, profesionalismo, experiencia y sus mayores desvelos; y, sus amigos a los que sirvió con afecto y lealtad. Fue un hombre de principios y valores, inculcados en el seno de una familia honesta, trabajadora y emprendedora como tantas que han salido de La Cañada de Urdaneta, de donde orgullosamente era oriundo.

En la Universidad del Zulia escaló todas las posiciones y jerarquías, desde docente de la Facultad de Ingeniería hasta llegar a Rector para el periodo 2004-2008, siendo Vice-Rector Administrativo en el periodo inmediatamente anterior (2000-2004). En ambos cargos, de elección popular y democrática, Leonardo Atencio asumió con gerencia y responsabilidad profundos retos para su Alma Mater, alcanzando entre sus más importantes ejecutorias la inserción de LUZ en todas las áreas de la sociedad civil del Zulia y Venezuela. Convocó y tejió alianzas sólidas con empresarios, comerciantes, productores agrícolas, dirigentes políticos y gobernantes de todas las esferas del poder público. Trascendió las fronteras patrias para lograr intercambios académicos y tecnológicos con diversas universidades del mundo. Defendió la democracia y autonomía universitaria, respetando la diversidad y pluralidad ideológicas. Fue amigo y mentor de jóvenes, motivándolos al estudio y a la meritocracia profesional, como mecanismos para alcanzar la superación personal y la excelencia académica de nuestra universidad. 

El amor de Leonardo con su Universidad quedó claramente plasmado en el lema de su campaña para Rector (2004): “LUZ: Nuestro primer compromiso”. Como Rector cumplió con la palabra empeñada. Siempre estaremos orgullosos de su extraordinaria labor en beneficio de LUZ. Afortunadamente, en vida fue reconocida su labor haciéndose realidad la máxima “honor a quien honor merece”.

Leonardo Atencio fue un ciudadano preocupado por el destino del país, del Zulia y de su amada Maracaibo. Se esforzó en presentar una visión objetiva de los problemas del país, acompañada de su insistencia por construir un país donde la libertad, la justicia y el progreso para todos fueran la clave del sistema democrático de una mejor Venezuela.

Hace apenas una semana, se fue un buen hombre, un verdadero gerente, un ciudadano ejemplar, un hermano y un amigo leal y consecuente. Su afecto y recuerdo estarán por siempre en nuestros corazones; en el seno de nuestra familia guardará un lugar privilegiado; su labor universitaria será reconocida y honrada, esa será una tarea que seguiremos resaltando los que transitamos con él los espacios de nuestra amada LUZ; y, entre sus amigos será tema de conversaciones y anécdotas que el tiempo jamás borrará de sus memorias.

Querido cuñado y compadre, que el Señor te reciba en su Reino y descanses eternamente.

Profesor Titular de LUZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario