miércoles, 9 de octubre de 2013

La importancia del 8-D


La importancia del 8 de Diciembre

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

A partir de 1998, el 8 de Diciembre será la décima quinta elección en la que participaremos los venezolanos, sin contar los comicios internos que han convocado los factores políticos del país. Una carrera electoral ganada mayoritariamente por el oficialismo, sustentada entre otras razones en la visión plebiscitaria que su máximo líder le imprimió a cada elección. Chávez fue el político venezolano que participó en mayor número de elecciones, pues, no sólo compitió en cuatro oportunidades para el cargo de Presidente de la República, sino que era el abanderado de su partido en las elecciones para la Asamblea Nacional y Consejos Legislativos, Gobernaciones, Alcaldías y Concejos Municipales. Toda la actividad electoral del oficialismo gravitó alrededor de su figura. Eso no será posible en los próximos comicios municipales, no sólo por su pérdida física sino por el olvido progresivo que empieza a sentirse en las bases de la revolución. El vacío dejado por Chávez no podrá ser llenado ni remotamente por Nicolás Maduro ni por ninguno de los líderes nacionales y regionales del PSUV, porque en definitiva ni Maduro ni Arias son iguales a Chávez.

Por otra parte, empiezan aflorar fisuras dentro del oficialismo. La unidad monolítica alrededor del líder desapareció con su partida. El oficialismo es ahora una suerte de tríada donde cada grupo posee o aspira poseer parcelas de poder. La imposición del cogollo nacional en la selección de los candidatos a las alcaldías, aceleró la implosión del oficialismo en muchas regiones donde sus candidatos tendrán que competir con otros salidos de las entrañas del PSUV o del Polo Patriótico. Esta coyuntura profundiza las dudas y contradicciones internas que podrían incidir en un incremento de la abstención de los pesuvistas.

La oposición, por su parte, a pesar de las dificultades y desavenencias propias de la pluralidad de ideas y criterios, sigue proyectando la imagen de una unidad que se ha construido a pulso. Existe consenso en torno a la importancia de respaldar candidaturas unitarias capaces de aglutinar no sólo a los partidos políticos, sino a independientes y sectores que se declaran neutrales en su orientación política. Y ahora, la visión plebiscitaria que utilizó el oficialismo juega a favor de la unidad democrática. La pesada carga de los problemas económicos y sociales –inflación, desabastecimiento, desempleo-, sumado al repunte de la inseguridad y el deterioro de los servicios públicos, que agobian actualmente a los venezolanos es asociada mayoritariamente con la incapacidad e ineficiencia del gobierno nacional y de sus candidatos a las alcaldías. Ese balance es muy negativo para el PSUV, porque resulta más sencillo para la Unidad Democrática orquestar un discurso coherente y atractivo que venza el abstencionismo de sus electores, que para el gobierno eliminar de la mente de los ciudadanos la realidad de unos problemas que golpean su maltrecha calidad de vida. Cada día existen más razones para que el voto sirva como un mecanismo de castigo contra un gobierno que tiene como norte destruir al país y arruinar la vida de cada uno de los venezolanos.

Los estudios de opinión indican que siete de cada diez venezolanos perciben negativamente tanto la situación actual del país como su situación económica familiar; si la Unidad logra transformar esa indignación en millones de votos para el cambio, entonces, el oficialismo podría empezar a transitar el camino de la despedida y del abandono de un pueblo que se cansó del caos en el que vive.
Publicado en Versión Final el 4-10-2013

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