viernes, 18 de octubre de 2013

Un país muy complejo

Un país muy complejo
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Basta con leer episodios de nuestra historia para comprender la complejidad del pueblo venezolano. Con facilidad pasamos de la euforia a la depresión y viceversa. Con frecuencia también, nos conectamos con los problemas del país y exigimos con firmeza y gallardía nuestros derechos, pero a veces nos corroe el conformismo y el pesimismo, y nos sentamos a esperar qué cosa va a pasar para que la situación cambie.
Estas reflexiones las hago a la luz de la situación actual del país. Literalmente, Venezuela se cae a pedazos y con ella nos vamos al barranco la inmensa mayoría de los venezolanos. En circunstancias como las que vivimos, no debería haber espacio para la duda o la desconfianza acerca de lo que debemos hacer como sociedad para materializar el cambio que con justa razón nos merecemos.
Resulta insólito que a estas alturas del partido existan venezolanos que estando inconformes con el gobierno, se resistan a votar el 8-D aduciendo que todo está perdido y que no existe salida alguna para deslastrarnos de esta infernal pesadilla; o, lo que es peor, alegando opiniones negativas en torno al liderazgo o la gestión de gobierno de algunos candidatos de la Unidad Democrática.
Hemos constatado que quienes tienen más que perder, son los que se enfrascan en una suerte de pretextos para justificar su apatía frente al proceso electoral que se avecina. En cualquier otra sociedad del mundo, el desbarajuste que vivimos por culpa de este gobierno, sería suficiente motivo para que los ciudadanos participaran democráticamente en una dura batalla por la libertad, la democracia, el progreso y la justicia.
No podemos caer en el escepticismo y en el autoflagelamiento que tanto daño nos ha hecho; no busquemos responsables del lado del sector democrático; la realidad que nos golpea cada día nos señala quién es el único culpable de la calamidad que estamos viviendo. Es la sumatoria por quince años de malas políticas, de una incompetencia abismal, de un modelo que pretende fortalecerse con la división del pueblo, con los controles y persecuciones a la disidencia democrática y al sector productivo de la nación. Es el resultado de un modelo que fracasó y pretende arruinar al país y empobrecernos a todos, porque como dice el adagio popular “en el reino de los ciegos, el tuerto es el rey”.
Ya basta de tantas reflexiones y discusiones estériles que nos alejan de la meta. No existe posibilidad alguna que este régimen mejore su desempeño; no pudieron cuando administraron montañas de millones de dólares, ahora que estamos quebrados resulta ingenuo pensar que Maduro y los enchufados puedan arreglar este desastre. Necesitamos que de una vez por todas despertemos y nos activemos para fortalecer la ruta democrática e iniciar la salida de estos rufianes del gobierno. Si salimos millones y millones, les costará hacer las trácalas para obtener una victoria que desde hace mucho tiempo el pueblo les arrebató.
No tengamos miedo, no tengamos dudas; no digamos que estamos preocupados, vamos a ocuparnos de una vez por todas por Venezuela. Unámonos para que más temprano que tarde cantemos con alegría la llegada de un nuevo amanecer. Que nada nos detenga el 8 de diciembre.
Publicado en Versión Final el 18-10-2013

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