Economía y Libertad
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
En ocasión de expresar algunos datos del último
estudio de Consultores 21, específicamente, que la mayoría de los venezolanos percibe
que los problemas económicos (47.1%) son más graves que los políticos (29.9%) y
los sociales (20.6%), el moderador de un programa de TV al que fui invitado
recientemente, me preguntó cuál es la tesis más conveniente para Venezuela: la
planteada por Leopoldo López referida a la conquista de la libertad para
rescatar la democracia; o, la de Henrique Capriles que señala que la lucha debe
privilegiar los problemas de la gente, en búsqueda del apoyo mayoritario de los
pobres a las legítimas protestas de la sociedad venezolana.
Si nos apegamos a los resultados de la encuesta, queda
claro que siete de cada diez venezolanos piensan que los problemas más graves
del país son los de naturaleza socio-económica, razón por la cual defender la
agenda social sería lo más recomendable a corto plazo. Ahora, si analizamos la
compleja situación del país, deberíamos admitir que ambas tesis son
perfectamente incluyentes y deben ser tratadas simultáneamente, porque la
dinámica política es la que marca el rumbo de las diferentes áreas del quehacer
nacional.
El déficit democrático y la violación de la libertad
en todas sus dimensiones, orquestado por este régimen totalitario, ha generado
nefastas consecuencias económicas que pulverizan la calidad de vida de los
venezolanos. Ciertamente, problemas como el alto costa de la vida; la escasez
de alimentos, medicinas y otros bienes necesarios; el desempleo y la
inseguridad, llenan de angustia y desasosiego a las familias venezolanas, pero
éstos son la consecuencia de un régimen que se empeña en calcar un modelo
ideológico obsoleto que castra la iniciativa privada y las potencialidades de
la sociedad, para concentrar todo el poder en manos de un régimen que todo
cuanto toca lo destruye. Gracias al actual modelo político, inspirado en el castrocomunismo,
Venezuela se ha convertido en el país con el peor desempeño económico de la
región, sometiéndonos a una situación vergonzosa que poco a poco nos convierte
en esclavos y mendigos de una dictadura que sólo vela por llenar los bolsillos
de una camarilla corrupta y efectivamente apátrida.
Las decisiones políticas moldean el modelo de gobierno
de la sociedad, impactando la economía y los valores que conforman la cultura
política. No podemos pensar, entonces, que la política del régimen va por un
camino y la economía por otro. Ambas forman parte integral del sistema
totalitario que pretenden implementar desde hace 15 años y que Maduro ha
intensificado durante el último año. Así como la política de la revolución irrespeta
la Constitución y los derechos humanos; criminaliza la gestión pública y la
protesta democrática; elimina la división y autonomía de los poderes públicos;
transforma al partido oficialista en gobierno y en Estado, contraviniendo los
postulados de una verdadera democracia; convierte a las Fuerzas Armadas en una
guardia pretoriana al servicio de una ideología personalista; asimismo, la
política revolucionaria irrespeta la propiedad privada y persigue toda
actividad económica que surja fuera del seno oficialista; destruye la
producción nacional para favorecer las economías de los países aliados; aumenta
la inflación y debilita a la mínima expresión el bolívar; impide que los pobres se superen porque pueden
convertirse en escuálidos; y, destruye sin compasión las esperanzas y las oportunidades
que aspiramos los venezolanos.
La crisis de nuestro país es tan cruenta que resulta
ingenuo pensar que sólo un grupo de la oposición logrará la victoria sobre el
régimen. Es el momento de la unidad genuina e indestructible, más allá de las
aspiraciones electorales y personales; hoy más que nunca es el tiempo del
movimiento estudiantil, de Capriles, Leopoldo López, María Corina, Ledezma, de
nuestros alcaldes y de todo un pueblo en la calle para luchar por la libertad,
la democracia y por una economía moderna al servicio del progreso de todos los
venezolanos, sin exclusiones de ninguna índole. En Venezuela, hoy todos hacemos
falta, nadie sobra en esta lucha titánica contra una dictadura que secuestró el
derecho de disfrutar y vivir en una Venezuela libre, unida e independiente de
toda malévola injerencia extranjera.
Profesor Titular de LUZ
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