lunes, 21 de abril de 2014


Economía y Libertad

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

En ocasión de expresar algunos datos del último estudio de Consultores 21, específicamente, que la mayoría de los venezolanos percibe que los problemas económicos (47.1%) son más graves que los políticos (29.9%) y los sociales (20.6%), el moderador de un programa de TV al que fui invitado recientemente, me preguntó cuál es la tesis más conveniente para Venezuela: la planteada por Leopoldo López referida a la conquista de la libertad para rescatar la democracia; o, la de Henrique Capriles que señala que la lucha debe privilegiar los problemas de la gente, en búsqueda del apoyo mayoritario de los pobres a las legítimas protestas de la sociedad venezolana.

Si nos apegamos a los resultados de la encuesta, queda claro que siete de cada diez venezolanos piensan que los problemas más graves del país son los de naturaleza socio-económica, razón por la cual defender la agenda social sería lo más recomendable a corto plazo. Ahora, si analizamos la compleja situación del país, deberíamos admitir que ambas tesis son perfectamente incluyentes y deben ser tratadas simultáneamente, porque la dinámica política es la que marca el rumbo de las diferentes áreas del quehacer nacional.

El déficit democrático y la violación de la libertad en todas sus dimensiones, orquestado por este régimen totalitario, ha generado nefastas consecuencias económicas que pulverizan la calidad de vida de los venezolanos. Ciertamente, problemas como el alto costa de la vida; la escasez de alimentos, medicinas y otros bienes necesarios; el desempleo y la inseguridad, llenan de angustia y desasosiego a las familias venezolanas, pero éstos son la consecuencia de un régimen que se empeña en calcar un modelo ideológico obsoleto que castra la iniciativa privada y las potencialidades de la sociedad, para concentrar todo el poder en manos de un régimen que todo cuanto toca lo destruye. Gracias al actual modelo político, inspirado en el castrocomunismo, Venezuela se ha convertido en el país con el peor desempeño económico de la región, sometiéndonos a una situación vergonzosa que poco a poco nos convierte en esclavos y mendigos de una dictadura que sólo vela por llenar los bolsillos de una camarilla corrupta y efectivamente apátrida.

Las decisiones políticas moldean el modelo de gobierno de la sociedad, impactando la economía y los valores que conforman la cultura política. No podemos pensar, entonces, que la política del régimen va por un camino y la economía por otro. Ambas forman parte integral del sistema totalitario que pretenden implementar desde hace 15 años y que Maduro ha intensificado durante el último año. Así como la política de la revolución irrespeta la Constitución y los derechos humanos; criminaliza la gestión pública y la protesta democrática; elimina la división y autonomía de los poderes públicos; transforma al partido oficialista en gobierno y en Estado, contraviniendo los postulados de una verdadera democracia; convierte a las Fuerzas Armadas en una guardia pretoriana al servicio de una ideología personalista; asimismo, la política revolucionaria irrespeta la propiedad privada y persigue toda actividad económica que surja fuera del seno oficialista; destruye la producción nacional para favorecer las economías de los países aliados; aumenta la inflación y debilita a la mínima expresión el bolívar;  impide que los pobres se superen porque pueden convertirse en escuálidos; y, destruye sin compasión las esperanzas y las oportunidades que aspiramos los venezolanos.

La crisis de nuestro país es tan cruenta que resulta ingenuo pensar que sólo un grupo de la oposición logrará la victoria sobre el régimen. Es el momento de la unidad genuina e indestructible, más allá de las aspiraciones electorales y personales; hoy más que nunca es el tiempo del movimiento estudiantil, de Capriles, Leopoldo López, María Corina, Ledezma, de nuestros alcaldes y de todo un pueblo en la calle para luchar por la libertad, la democracia y por una economía moderna al servicio del progreso de todos los venezolanos, sin exclusiones de ninguna índole. En Venezuela, hoy todos hacemos falta, nadie sobra en esta lucha titánica contra una dictadura que secuestró el derecho de disfrutar y vivir en una Venezuela libre, unida e independiente de toda malévola injerencia extranjera.

Profesor Titular de LUZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario