Errores que debemos corregir
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Los seres
humanos cometemos muchas veces el mismo error, sin percatarnos siquiera del
daño que nos provocan. Así sucede con sociedades que repiten errores basados en
mitos que obstaculizan una visión más clara de su devenir histórico. Mientras
mayor sea la acumulación de errores, más difícil será la búsqueda de soluciones
para salir airosos de la crisis.
Venezuela, como el resto de Latinoamérica, es una sociedad
que ha vivido con errores que han generado mucho daño. Dentro de la profunda
crisis que estamos enfrentando, resulta pertinente recordarlos para tratar de no
seguir contaminando el objetivo de construir una nación libre, democrática, moderna
y con iguales oportunidades para todos.
A través de nuestra historia nos ha acompañado la
perversión del caudillismo. A cada momento invocamos la aparición de un líder
mesiánico, un salvador, el libertador del pueblo. Hemos entregado cheques en
blanco a innumerables líderes, en la esperanza de encontrar la redención
social. Con el advenimiento de la democracia, pensamos que el resabio
caudillista había sido derrotado. Cuán equivocados estamos. Ese flagelo está
más vivo que nunca. Gracias a él, estamos atrapados en un callejón sin salida.
Y seguimos insistiendo en lo mismo. Desechamos y ensalzamos líderes con pasmosa
ligereza, olvidando que lo que nos hace falta es un verdadero estadista, un líder responsable y visionario, con pedagogía
para coadyuvar con la materialización de las extraordinarias potencialidades de
un pueblo lleno de inteligencia y creatividad. Capaz de inspirarnos.
El otro error que subyace del primero, es privilegiar
el personalismo antes que la lucha colectiva, lo cual denota el déficit de ciudadanía
que nos caracteriza. Entendamos que las grandes luchas se libran con el
esfuerzo de ciudadanos comprometidos con la defensa de intereses colectivos y
con disposición de participar activamente en espacios públicos. Esta es una
lucha del movimiento estudiantil, de los partidos políticos, de la sociedad
civil, de gremios, productores y empresarios, de todos unidos alrededor de un
propósito supremo que nos inspire y nos guie como sociedad madura que sabe exactamente
hacia dónde va.
El inmediatismo es otro error que debemos vencer.
Después de quince años de este modelo totalitario, pensamos que con pocos
esfuerzos y en poco tiempo se puede vencer un régimen que controla
absolutamente las instituciones y la riqueza del país. Al colocar fechas
anunciando la caída del gobierno, se sobredimensionan los impulsos, el
cortoplacismo y las fábulas, fortaleciéndose el radicalismo versus la
inteligencia, la racionalidad y la prudencia que aconseja la coyuntura. De lo
que se trata es de luchar con perseverancia, unidad y claridad absoluta de
objetivos, animándonos a continuar en la lucha por más obstáculos que surjan en
el camino.
Finalmente, hacer leña del árbol caído ha sido una
tradición de la política venezolana. Esta actitud nutre la división y la
desconfianza entre los aliados, brindándole argumentos al verdadero adversario.
Debemos ser más magnánimos y consecuentes con quienes han luchado por un mejor
país. Me pregunto si estamos conscientes quién representa hoy la dictadura, el
irrespeto y el atraso, la traición al país y el entreguismo a Cuba. Es tiempo
de profundas reflexiones que nos permitan superar estos errores históricos, en
la seguridad que vamos a triunfar por el bien de todos los venezolanos.
Profesor Titular de LUZ
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