lunes, 28 de abril de 2014


El lobo ya llegó

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

Después de las últimas acciones del régimen, no deberíamos tener dudas acerca de la naturaleza totalitaria del gobierno de Nicolás Maduro. Quien todavía espera por la llegada del lobo, es un ingenuo que no vive en Venezuela, o sigue pensando que esta pesadilla es sólo invento de unos obcecados profetas del desastre. Mientras tanto, la revolución sigue avanzando a plena luz del día y con la bendición de instituciones (TSJ, AN, MP, etc.) que sin el menor rubor pisotean la constitución, según las exigencias del gobierno. Sin ánimo de restarle responsabilidad al principal autor de este desmadre, Maduro ha resultado más osado que su mentor, considerando su escaso carisma y la frágil legitimidad con la que asumió el poder. Está tomando decisiones que difícilmente hubiésemos imaginado que tomaría, amparado en una falsa convocatoria al diálogo y en la inclusión de sectores que siguen siendo tratados como traidores y enemigos de la revolución y de la felicidad del pueblo.

Recordando el cuento de la Caperucita Roja, el lobo no sólo llegó, sino que está devorando con ferocidad la libertad, la institucionalidad democrática, el bienestar y los valores que nos caracterizaron como una sociedad tolerante, con deseos de superación y profundamente orgullosa de su venezolanidad. Si no terminamos de abrir los ojos y dejamos la indiferencia que carcomen nuestra voluntad y sentido común, terminará imponiéndose este modelo totalitario y con él desaparecerá la libertad y la democracia que tanto nos costó construir.

Echemos un vistazo a las últimas acciones del gobierno durante las jornadas de protestas que iniciaron el pasado 12 de febrero. Encarcelamiento ilegal de Leopoldo López; destitución y sentencia a prisión de los alcaldes Ceballos y Scarano, propinando un golpe de Estado a la voluntad popular de los electores de San Cristóbal y San Diego; violación de la inmunidad parlamentaria de la diputada María Corina Machado, irrespetando el debido proceso en su desincorporación a la Asamblea; prohibición por parte del TSJ de las protestas pacíficas violando derechos constitucionales; pretensión de implementar el currículo bolivariano, a través de la resolución 058; represión brutal y prisión para estudiantes, incluyendo a menores de edad; asesinato a 41 venezolanos inocentes. Y en el área económica, observamos una inflación y un nivel de escasez sin parangón en la historia del país, acompañado de una gigantesca devaluación de nuestra moneda. En definitiva, un país cuya destrucción se ha acelerado vertiginosamente en el primer año de gobierno de Nicolás Maduro.

¿Qué más hace falta para que reaccionemos con valentía, firmeza y dignidad para defender esta patria que nos vio nacer y que debería dolernos a cada uno de sus hijos? ¿Acaso existe alguna esperanza para que las cosas mejoren con este gobierno, después de 15 años de fracaso? No soy tan determinista para pensar que es ahora o nunca; porque creo en la capacidad creadora de los pueblos, pienso que nuestro país derrotará la ignominia y la oscuridad que impide que construyamos un futuro más promisorio, pero para llegar a esa meta es necesario que despertemos hoy, que formemos parte de los miles protagonistas que están luchando con amor por nuestra Venezuela. Es necesario que abandonemos nuestros espacios de confort para dar un paso adelante, convencidos que la unidad del pueblo es el arma más poderosa para derrotar a los que sin derecho impiden que seamos el país grande que soñamos y que nos merecemos. Esa es la única opción para la victoria.

Profesor Titular de LUZ

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