jueves, 8 de mayo de 2014


Educación y Libertad

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

Una educación de calidad, aquella que cultiva civilidad y democracia, la que enseña los conocimientos para la superación social e individual, la que forma hombres y mujeres de bien, sólo puede ser impartida en un gobierno que consagra y defiende la libertad en todas sus manifestaciones. Lo contrario, es una educación servil que pierde su esencia crítica, transformadora y libertaria.

A lo largo de la historia, los regímenes totalitarios han controlado la educación para imponer los valores que garanticen su dominio absoluto  y la creación de un “hombre nuevo”, a imagen y semejanza de la ideología que defiende el régimen.

Así sucedió en la Alemania de Adolfo Hitler y en la Cuba actual gobernada por los Castro. Al controlar la educación, estos regímenes distorsionan la historia de la nación para favorecer su proyecto hegemónico; crean una religión alrededor de la figura del líder supremo ungiéndolo con un misticismo sobrenatural; imponen la visión de una sociedad donde el pueblo pierde su identidad. Pero hay más, esa educación castra la capacidad de análisis, la inteligencia creadora y la rebeldía de niños y adolescentes, para transformarlos en hombres serviles de un sistema que les impide disfrutar de la libertad, como valor supremo de la humanidad.

Esta realidad está tocando las puertas de nuestro país. Desde el 2007 el régimen no descansa en sus pretensiones de controlar la educación. No les ha resultado sencillo, pero poco a poco se están acercando a la meta. En el 2012 se aprobó la resolución 058 (currículo bolivariano) y, a partir del próximo año escolar, pretenden implantarla completamente. Ese modelo educativo tiene como sustentación legal no la Constitución Nacional sino el plan de la patria; asume como propósito vital la construcción del socialismo, ideología que no aparece en ninguno de los artículos de la Carta Magna, dejando al descubierto su inconstitucionalidad. Involucra en el proceso educativo factores exógenos, como son los consejos comunales, quienes asumen atribuciones propias de la comunidad educativa, integrada por directivos, profesores, alumnos, padres y representantes. Los consejos comunales se constituyen así en los guardianes del proceso dentro de la escuela, con potestad para penalizar a directivos y maestros que irrespeten las normas de la revolución, reclutando además a  alumnos para formarlos en la defensa del régimen.

La educación que nos hace falta a los venezolanos es aquella que promueva la libertad y la pluralidad; la que siembra ciudadanía; la que enseña habilidades y capacidades que nos acerquen a la sociedad del conocimiento, para convertirnos en un país moderno, emergente, con oportunidades para todos. Necesitamos una educación que defienda la iniciativa privada y valore el compromiso con el bien común. Deseamos una educación aliada de la inteligencia y de la competitividad, que nos enseñe el valor del trabajo y su relación directa con la riqueza de los venezolanos. Una educación que destierre la mediocridad, el conformismo, la marginalidad cultural y la corrupción que corroe nuestra alma e impide que nos convirtamos en ciudadanos dignos y exitosos. La educación que pretende imponer el régimen es sinónimo de pobreza, atraso e ignorancia. Por esas razones, tenemos la obligación de defender el derecho a una educación de calidad para alcanzar la modernidad y el bienestar que como nación libre y democrática  merecemos.
                                                                       Profesor Titular de LUZ

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