Educación y Libertad
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
Una educación de calidad, aquella que cultiva
civilidad y democracia, la que enseña los conocimientos para la superación
social e individual, la que forma hombres y mujeres de bien, sólo puede ser
impartida en un gobierno que consagra y defiende la libertad en todas sus
manifestaciones. Lo contrario, es una educación servil que pierde su esencia
crítica, transformadora y libertaria.
A lo largo de la historia, los regímenes totalitarios
han controlado la educación para imponer los valores que garanticen su dominio
absoluto y la creación de un “hombre
nuevo”, a imagen y semejanza de la ideología que defiende el régimen.
Así sucedió en la Alemania de Adolfo Hitler y en la
Cuba actual gobernada por los Castro. Al controlar la educación, estos
regímenes distorsionan la historia de la nación para favorecer su proyecto
hegemónico; crean una religión alrededor de la figura del líder supremo
ungiéndolo con un misticismo sobrenatural; imponen la visión de una sociedad
donde el pueblo pierde su identidad. Pero hay más, esa educación castra la
capacidad de análisis, la inteligencia creadora y la rebeldía de niños y
adolescentes, para transformarlos en hombres serviles de un sistema que les
impide disfrutar de la libertad, como valor supremo de la humanidad.
Esta realidad está tocando las puertas de nuestro
país. Desde el 2007 el régimen no descansa en sus pretensiones de controlar la
educación. No les ha resultado sencillo, pero poco a poco se están acercando a
la meta. En el 2012 se aprobó la resolución 058 (currículo bolivariano) y, a
partir del próximo año escolar, pretenden implantarla completamente. Ese modelo
educativo tiene como sustentación legal no la Constitución Nacional sino el
plan de la patria; asume como propósito vital la construcción del socialismo,
ideología que no aparece en ninguno de los artículos de la Carta Magna, dejando
al descubierto su inconstitucionalidad. Involucra en el proceso educativo factores
exógenos, como son los consejos comunales, quienes asumen atribuciones propias
de la comunidad educativa, integrada por directivos, profesores, alumnos, padres
y representantes. Los consejos comunales se constituyen así en los guardianes
del proceso dentro de la escuela, con potestad para penalizar a directivos y
maestros que irrespeten las normas de la revolución, reclutando además a alumnos para formarlos en la defensa del
régimen.
La educación que nos hace falta a los venezolanos es
aquella que promueva la libertad y la pluralidad; la que siembra ciudadanía; la
que enseña habilidades y capacidades que nos acerquen a la sociedad del conocimiento,
para convertirnos en un país moderno, emergente, con oportunidades para todos.
Necesitamos una educación que defienda la iniciativa privada y valore el
compromiso con el bien común. Deseamos una educación aliada de la inteligencia
y de la competitividad, que nos enseñe el valor del trabajo y su relación
directa con la riqueza de los venezolanos. Una educación que destierre la
mediocridad, el conformismo, la marginalidad cultural y la corrupción que
corroe nuestra alma e impide que nos convirtamos en ciudadanos dignos y
exitosos. La educación que pretende imponer el régimen es sinónimo de pobreza,
atraso e ignorancia. Por esas razones, tenemos la obligación de defender el
derecho a una educación de calidad para alcanzar la modernidad y el bienestar
que como nación libre y democrática merecemos.
Profesor Titular de LUZ
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