jueves, 29 de mayo de 2014


El dilema de Colombia

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

El pasado 25 de mayo, los colombianos acudieron a las urnas para elegir al presidente de la República para los próximos cuatro años. Tal como lo pronosticaron las encuestas de opinión pública, los dos candidatos más votados, Oscar Iván Zuluaga, del partido Centro Democrático, y el presidente Juan Manuel Santos, del partido Unidad Nacional, irán a una segunda vuelta el próximo 15 de junio.

Los resultados de la primera vuelta generan varias lecturas. En primer lugar, la abstención alcanzó 60%, la más alta de los últimos procesos comiciales colombianos. Muchos analistas han afirmado que esta baja participación se debe a los escándalos que enlodaron la campaña electoral. En nuestra opinión, el fenómeno abstencionista debe ser analizado con mayor profundidad. Todo indica que la mayoría de los colombianos han perdido confianza y credibilidad en la elite política, habida cuenta que el país no ha experimentado cambios profundos en sus cuadros dirigenciales. Los nuevos partidos como la Unidad Nacional, el Centro Democrático, el Verde, son producto de divisiones de los partidos tradicionales Liberal y Conservador. Aun más, en los últimos doce años, la figura política más emblemática e influyente en la vida colombiana sigue siendo Álvaro Uribe Vélez que, después de ocupar la presidencia por ocho años, convirtió a Santos en Presidente, fue elegido Senador de la República en las elecciones de marzo y, actualmente, se apresta a contribuir con la victoria de su delfín, Oscar Iván Zuluaga. Pareciera entonces que el liderazgo colombiano está transitando por un proceso de desgaste y alejamiento de los sectores populares, profundizando la apatía y el desinterés por la política.

La otra lectura es que a pesar que Juan Manuel Santos cuenta con el poder y los recursos que genera el gobierno, perdió por más de 450.000 votos frente a Zuluaga, una figura poco conocida en la política colombiana, a pesar de su reconocida trayectoria como ministro del ex Presidente Uribe. Desde hace dos meses atrás, las encuestas proyectaban una caída en la intención de voto de Santos y un crecimiento progresivo en la opción de Zuluaga, convirtiéndose en una verdadera sorpresa para el comando del candidato presidente.

Al analizar los resultados obtenidos por Marha Lucía Ramírez, Clara López y Peñalosa, debemos concluir que la elección del 15 de junio será una de las más reñidas de los últimos tiempos, por cuanto los votos de estos candidatos podrían distribuirse equitativamente entre las dos opciones en pugna, con excepción de Peñalosa que ha manifestado dejar libertad a sus electores para que voten por el candidato de su preferencia.

Ahora bien, más allá de las negociaciones políticas propias de una elección en segunda vuelta, resulta obligante para Santos y Zuluaga conquistar el voto de los abstencionistas, la mayoría de los electores, a través de propuestas que efectivamente interpreten sus necesidades y expectativas. En tal sentido, los analistas colombianos han afirmado que en líneas generales la oferta electoral de ambos candidatos no varía mucho; no obstante, existe un tema central de campaña que podría inclinar la balanza a favor de uno de los dos candidatos. La paz parece ser ese tema. A pesar que tanto Santos como Zuluaga se han declarado partidarios de la paz para Colombia, los enfoques son diametralmente diferentes. Santos considera que la paz sólo es posible con un acuerdo con las FARC adelantado actualmente en La Habana; por su parte, la postura de Zuluaga es más radical y ha confesado que los colombianos no pueden negociar con delincuentes que han contribuido con la inseguridad del país, además, ha dicho enfáticamente que la paz sólo debe beneficiar a los colombianos y no a grupos o aliados internacionales. Recordemos que esa posición radical contra la guerrilla fue el origen del denominado “fenómeno Uribe” más vigente que nunca.

Si la mayoría de los colombianos compra la idea del acuerdo con las FARC, liderado por Santos, entonces, el presidente tendrá asegurada su reelección; si, por el contrario, los colombianos rememoran la política de la Seguridad Democrática de Uribe, la cual contribuyó con el progreso y el crecimiento de regiones sometidas en otrora al control de la guerrilla, entonces, se produciría un cambio de gobierno en Colombia, bajo la égida de Álvaro Uribe.

Debemos esperar el desarrollo de esta corta e intensa campaña electoral pero, de acuerdo a la dinámica política, Oscar Iván Zuluaga tiene la primera opción de convertirse en el nuevo Presidente de la República de Colombia.

Profesor Titular de LUZ

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