viernes, 16 de mayo de 2014


El fracaso económico de la revolución

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

Decía Nelson Mandela que “si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía…”. En el caso venezolano, desde hace tiempo el régimen demostró con suficientes hechos que aquí la democracia ya no existe, a pesar de las tantísimas elecciones a la que nos han convocado. Pero además, la revolución ha resultado ser la mayor estafa de la historia venezolana. Es un fracaso total que ya no es posible ocultar.

Trataremos de ofrecer algunas cifras del nefasto desempeño económico de esta revolución. Paradójicamente, en la época en la que el país ha recibido los mayores ingresos por la venta del petróleo (promedio de 100 $ por barril), estamos viviendo la peor crisis económica que jamás habíamos experimentado. El país se encuentra literalmente destruido, con los peores indicadores económicos de la región, por debajo de países considerados como los más pobres de América Latina.

El país acusa una terrible escasez de divisas que dificulta el funcionamiento de una economía que ha visto exageradamente incrementada su dependencia de las importaciones, incluyendo en productos que hasta hace poco nos autoabastecíamos. En este momento, las reservas internacionales se encuentran en el más bajo nivel de su historia, por debajo de los 21 mil millones de $. Según voceros oficiales, a través de CADIVI, se esfumaron más de 25 mil millones de $, saqueados por empresas fantasmas conectadas con la nueva boliburguesía, sin que hasta el momento nadie nos informe del destino de semejante fortuna. En 15 años de revolución se han destruido aproximadamente 490 mil empresas, una de las principales causas del desabastecimiento que a nivel general supera el 28%, una cifra mayor a la de cualquier país que se encuentre en guerra.

Este año, sufrimos la devaluación más grande en toda la historia de Venezuela; la paridad cambiaria pasó de 6,30 a un poco más de 10 con el Sicad I y, en pocos días, con el Sicad II el promedio del dólar fue de 50 Bs, lo que significó una devaluación del 800%. La inflación cerró en el 2013 en 56.1%, y para la fecha la inflación anualizada supera fácilmente el 70%; sólo, la inflación de abril fue superior al 5%. Pero a nivel de los alimentos, la inflación es del 80%; con lo cual se infiere que la maltratada capacidad adquisitiva del venezolano a duras penas alcanza para comprar los alimentos básicos, sin considerar los gastos que normalmente ocasiona el mantenimiento de una familia en condiciones más ó menos dignas. Los venezolanos estamos pasando hambre en tiempos de revolución. La escasez en materia de medicinas es del 50%, es decir, que de cada 10 medicinas escasean 5.

En relación con los productos más escasos, observamos esta penosa realidad. La producción de leche sólo satisface el 40% de la demanda nacional, cuando en tiempos de la IV República nunca importamos ese producto tan esencial. La producción de harina sólo abastece el 46% del mercado; el azúcar experimenta un déficit del 60%, acrecentado desde que el gobierno se apoderó de la mayoría de los centros azucareros del país. La producción de pollo se ha reducido en más del 15%; la producción de carne sólo abastece el 50% de la demanda nacional.  El aceite de maíz falta en 8 de cada 10 comercios. El papel higiénico escasea en todas partes.

Eso sí, con la revolución tenemos “precios justos para el bienestar del pueblo”, pero no tenemos ni alimentos, ni automóviles, ni repuestos, ni medicinas, ni insumos a los que puedan colocarle esos precios justos. Soberana burla y engaño a este pueblo que les entregó un cheque en blanco y hoy está viviendo su peor pesadilla. Por eso cuando oigo la cuña de “Maduro es pueblo”, pienso en el refrán popular: “amor con hambre no dura”. Con semejante fracaso económico, producto de la incapacidad y ceguera de sus gobernantes, esta revolución desde hace tiempo perdió su sabor a pueblo.

Profesor Titular de LUZ

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