miércoles, 16 de marzo de 2016

La ruta del cambio y la esperanza

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

En esta hora menguada del país, la incertidumbre, la desesperanza y la angustia son compañeras  inseparables de la cotidianidad de los venezolanos; mientras tanto, el régimen tiene como única prioridad mantenerse en el poder a costa de lo que sea, sin importarle la destrucción de la nación y la ruina de sus habitantes. No quiere darse cuenta que su tiempo pasó y por el bien del país, es saludable ponerse a un lado y dejar que otros con mayor capacidad y honestidad gobiernen a Venezuela.

Ese pueblo manso, al que le cantó Ali Primera, despertó y está a punto de estallar. Estamos sentados sobre un barril de pólvora que sólo espera por aquellos que, al borde de la locura generada por esta pavorosa situación, enciendan el fosforo. Las calles llenas de personas que deambulan de un lado a otro buscando infructuosamente alimentos y medicinas, son el mejor testigo de la indignidad e impotencia que siente la inmensa mayoría de los venezolanos, cuyos bolsillos están rotos porque no hay salario que resista esta mega inflación, pero al régimen pareciera no importarle lo que está ocurriendo y se resiste abrir las válvulas que permitan drenar el descontento social y permitir un cambio de timón que ayude resolver progresivamente la debacle nacional que heredamos de esta revolución.

El régimen pretende reeditar la estrategia de la confrontación que tan buenos resultados le dio en vida de Chávez, pero hoy las condiciones del país son otras y el oficialismo está en minusvalía a pesar de su permanencia en el poder. Esa mala conseja proviene del ala de los radicales, que tienen mucho que perder cuando ya la revolución sólo sea un mal recuerdo. Son ellos los que están jugando a la desestabilización y al golpismo porque creen que por esa vía van alargar la agonía de un fin que ya está cerca. Si el país está atravesando su peor pesadilla, el régimen tampoco está en su mejor momento; siguen haciendo uso abusivo del poder para evitar lo inevitable, porque ya este pueblo decidió dar todos los pasos que hagan falta para tener un nuevo gobierno.

Por eso, la oposición democrática definió la ruta del cambio, basada en las alternativas que nos ofrece la Constitución, porque debemos apostar por la salida del régimen de Maduro de manera pacífica, democrática y constitucional. Esa es la mejor opción, no podemos coquetear con los atajos, ni mucho menos seleccionar una vía rápida pero tan trágica y dolorosa como esta revolución que por espacio de 17 años destruyó lo mejor del alma de nuestra nación. Nos merecemos un cambio con madurez institucional, sustentado en un liderazgo responsable y con visión de estadista, y la organización y participación de ciudadanos activos e inteligentes para elegir buenos gobiernos.

Sin duda, la Unidad Democrática demostró su vocación pedagógica e inició el periplo que nos llevará a mejor puerto. Pero aun esos esfuerzos son insuficientes, hacen faltas muchas más iniciativas. La MUD le habló al país, ahora falta que todo la dirigencia democrática se desplace por la geografía nacional llevando el mensaje de cambio y esperanza; y, al propio tiempo, lograr la conexión definitiva con la sociedad a fin que seamos protagonistas de primera línea en el nuevo parto de Venezuela.

Es fundamental hacer valer nuestros derechos, luchar por aquello que nos merecemos y organizarnos para alcanzar el sueño que anhelamos. La protesta popular y pacifica es un mecanismo poderosísimo, porque cuando una sociedad se une para luchar por el cambio nadie la detiene. Esos millones de venezolanos que clamamos por un cambio en libertad, debemos sentir el acompañamiento de los dirigentes democráticos. Son ellos los que deben ir a las comunidades para motivarnos e inspirarnos en la grandeza que tanta falta nos hace.

Ciertamente, las luchas populares sólo son exitosas cuando se tienen claras las estrategias y se actúa  con la perseverancia que nos llena de fuerza para combatir el desánimo, pero también es vital la organización de la gente. Sin fuerza popular es poco lo que pueda hacerse. La tarea no es fácil, pero si nos unimos como uno solo, no tengo dudas que más temprano que tarde saldremos de esta guarida de forajidos que desangraron la nación y todavía les queda voluntad para burlarse de los venezolanos. Inteligencia, perseverancia, conexión con la gente, unidad y organización popular son las claves para alcanzar el cambio que está a punto de hacerse realidad, todo depende de lo que realmente queramos los venezolanos.

Profesor Titular de LUZ 

No hay comentarios:

Publicar un comentario