miércoles, 10 de septiembre de 2014


Valores para la Libertad

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

“Las cadenas de la esclavitud sólo atan las manos:
es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo”

 Franz Grillparzer

 

La libertad es el más grande de los derechos con el que todos los hombres nacemos; no obstante, es necesaria una lucha permanente para construirla, defenderla y disfrutarla a plenitud, pues, son muchos los enemigos que se interponen para impedir que seamos verdaderamente libres. En tal sentido,  el escritor mexicano, Carlos Fuentes, plantea que “no existe la libertad, sino la búsqueda de la libertad, y esa búsqueda es la que nos hace libres”.

 

La lucha por la libertad es, sin duda, uno de los mayores retos de los venezolanos de hoy. Para entender a cabalidad tan compleja afirmación, se hace imperioso que superemos todas aquellas actitudes que nos mantienen sumergidos en una sociedad donde la carencia de ciudadanía se está convirtiendo en pandemia; si los agentes socializantes (familia, escuela, iglesias, partidos políticos) no imprimen los cambios necesarios, podríamos caer en un cuadro de anomia absoluta, traducida en la incapacidad colectiva para enfrentar los desajustes y perversiones a través de los cuales el régimen pretende eliminar todo vestigio de democracia y de libertad.

 

Es absolutamente entendible que, hoy por hoy, lo que más afecta a los venezolanos sea la crisis económica, caracterizada por la más alta inflación del planeta, escasez generalizada, desempleo, desinversión, caída abrupta del aparato productivo, entre otros, pero esas son las consecuencias de un modelo político fracasado. La raíz de nuestra crisis es esencialmente política, y eso debemos tenerlo muy claro al momento de emprender la lucha para extirpar por siempre el cáncer que nos esclaviza, convirtiéndonos en una sociedad servil y de rodillas frente a una minoría corrupta y apátrida. Con este régimen no es posible construir una sociedad democrática, libre, moderna y con aptitudes suficientes para caminar por la ruta de un progreso para todos. No existe posibilidad alguna.

 

Si la actual crisis es política, entonces, es necesario cultivar aquellos valores que nos permitan destruir la esclavitud revolucionaria en todas sus manifestaciones; de lo contrario, seremos una sociedad con los antivalores que fortalecen un régimen que pretende enquistarse en el poder. Una sociedad libre fomenta el valor de la ciudadanía plena para la defensa de los derechos constitucionales y el cumplimiento de los deberes que nos comprometen con el país; la ciudadanía nos señala la importancia de la participación y organización social, profundizando nuestro interés por los asuntos públicos, tan despreciados en estos días. Una sociedad libre promueve el valor del trabajo productivo, como único antídoto de la pobreza y la mendicidad, esa a la que nos quiere acostumbrar el régimen para mantener la perversa dependencia con un asistencialismo crónico; una sociedad libre está consustanciada con el valor de la educación de calidad para combatir el flagelo de la ignorancia, transformándonos en ciudadanos activos con conocimientos y talento para contribuir con el progreso económico y social al que todos aspiramos, dentro de una sana pero necesaria competitividad.

 

Una sociedad libre es amante del valor del respeto y del reconocimiento del otro, de la tolerancia, de la justicia, de la honestidad y de la igualdad auténtica en todos los órdenes de la vida humana; una sociedad libre es contraria a la corrupción que no sólo roba los dineros públicos sino que envilece nuestro espíritu. Una sociedad libre defiende el valor de la vida en un país donde el culto a la muerte se constituye en la realidad del día a día. Una sociedad libre cree en el valor de la familia como centro de la sociedad y lugar donde se enseña el amor a Dios, la solidaridad, la compasión y la caridad que fortalece el alma; asimismo, nos inspira el valor de la perseverancia, el esfuerzo y la dedicación a tiempo completo para el cumplimiento de las metas y objetivos que más anhelamos.

 

Una libertad que no sea amada y defendida por hombre y mujeres con profundos valores humanos y ciudadanos, será débil y efímera,  y es allí cuando las terribles palabras de Otto van Bismarck cobran vigencia absoluta: “la libertad es un lujo que no todos pueden permitirse”. Ojalá los venezolanos podamos entender la encrucijada en la que la historia nos ha colocado.

 

Profesor Titular de LUZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario