Valores para la Libertad
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
“Las cadenas
de la esclavitud sólo atan las manos:
es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo”
Franz Grillparzer
La libertad es
el más grande de los derechos con el que todos los hombres nacemos; no
obstante, es necesaria una lucha permanente para construirla, defenderla y
disfrutarla a plenitud, pues, son muchos los enemigos que se interponen para
impedir que seamos verdaderamente libres. En tal sentido, el escritor mexicano, Carlos Fuentes, plantea
que “no existe la libertad, sino la
búsqueda de la libertad, y esa búsqueda es la que nos hace libres”.
La lucha por la
libertad es, sin duda, uno de los mayores retos de los venezolanos de hoy. Para
entender a cabalidad tan compleja afirmación, se hace imperioso que superemos
todas aquellas actitudes que nos mantienen sumergidos en una sociedad donde la
carencia de ciudadanía se está convirtiendo en pandemia; si los agentes
socializantes (familia, escuela, iglesias, partidos políticos) no imprimen los
cambios necesarios, podríamos caer en un cuadro de anomia absoluta, traducida
en la incapacidad colectiva para enfrentar los desajustes y perversiones a
través de los cuales el régimen pretende eliminar todo vestigio de democracia y
de libertad.
Es absolutamente
entendible que, hoy por hoy, lo que más afecta a los venezolanos sea la crisis
económica, caracterizada por la más alta inflación del planeta, escasez
generalizada, desempleo, desinversión, caída abrupta del aparato productivo,
entre otros, pero esas son las consecuencias de un modelo político fracasado.
La raíz de nuestra crisis es esencialmente política, y eso debemos tenerlo muy
claro al momento de emprender la lucha para extirpar por siempre el cáncer que
nos esclaviza, convirtiéndonos en una sociedad servil y de rodillas frente a
una minoría corrupta y apátrida. Con este régimen no es posible construir una
sociedad democrática, libre, moderna y con aptitudes suficientes para caminar
por la ruta de un progreso para todos. No existe posibilidad alguna.
Si la actual
crisis es política, entonces, es necesario cultivar aquellos valores que nos
permitan destruir la esclavitud revolucionaria en todas sus manifestaciones; de
lo contrario, seremos una sociedad con los antivalores que fortalecen un régimen
que pretende enquistarse en el poder. Una sociedad libre fomenta el valor de la
ciudadanía plena para la defensa de los derechos constitucionales y el
cumplimiento de los deberes que nos comprometen con el país; la ciudadanía nos
señala la importancia de la participación y organización social, profundizando
nuestro interés por los asuntos públicos, tan despreciados en estos días. Una
sociedad libre promueve el valor del trabajo productivo, como único antídoto de
la pobreza y la mendicidad, esa a la que nos quiere acostumbrar el régimen para
mantener la perversa dependencia con un asistencialismo crónico; una sociedad
libre está consustanciada con el valor de la educación de calidad para combatir
el flagelo de la ignorancia, transformándonos en ciudadanos activos con
conocimientos y talento para contribuir con el progreso económico y social al
que todos aspiramos, dentro de una sana pero necesaria competitividad.
Una sociedad
libre es amante del valor del respeto y del reconocimiento del otro, de la
tolerancia, de la justicia, de la honestidad y de la igualdad auténtica en
todos los órdenes de la vida humana; una sociedad libre es contraria a la
corrupción que no sólo roba los dineros públicos sino que envilece nuestro
espíritu. Una sociedad libre defiende el valor de la vida en un país donde el
culto a la muerte se constituye en la realidad del día a día. Una sociedad
libre cree en el valor de la familia como centro de la sociedad y lugar donde
se enseña el amor a Dios, la solidaridad, la compasión y la caridad que
fortalece el alma; asimismo, nos inspira el valor de la perseverancia, el
esfuerzo y la dedicación a tiempo completo para el cumplimiento de las metas y
objetivos que más anhelamos.
Una libertad que
no sea amada y defendida por hombre y mujeres con profundos valores humanos y
ciudadanos, será débil y efímera, y es
allí cuando las terribles palabras de Otto van Bismarck cobran vigencia
absoluta: “la libertad es un lujo que no
todos pueden permitirse”. Ojalá los venezolanos podamos entender la encrucijada
en la que la historia nos ha colocado.
Profesor
Titular de LUZ
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