lunes, 20 de julio de 2015


Inhabilitemos al régimen

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

 

Desde hace mucho tiempo conocemos la cobardía e inmoralidad de este régimen, pero nunca antes habían demostrado el miedo con la intensidad que lo hacen actualmente. La cercanía de la inhabilitación que les propinará el pueblo venezolano el próximo 6-D, los tiene aterrados; el miedo que experimentan no es normal, por eso hoy más que nunca las circunstancias aconsejan a la Unidad Democrática actuar con inteligencia, prudencia y visión estratégica, porque una fiera herida de muerte es capaz de cualquier locura para evitar su inminente deceso. 

Las continuas y arbitrarias inhabilitaciones políticas a connotados dirigentes de la oposición, por parte de la Contraloría General de la República, es un síntoma inequívoco que las cosas no están nada bien dentro del régimen. Cualquier pretexto, por burdo e intrascendente, es válido para cerrarles el paso a líderes que con seguridad gozan del mayoritario apoyo popular. Además del uso abusivo del poder, que violenta la democracia que predican, queda en evidencia una vez más la pérdida de la institucionalidad de la República, al servicio exclusivo del inquilino de Miraflores y del mandamás de la Asamblea Nacional. El ejercicio legal, constitucional e imparcial de los poderes públicos del país fue exterminado por la peste revolucionaria, sin importarles el daño mayúsculo que le están generando al país y a sus ciudadanos.

Cualquier venezolano, con justa razón, puede pensar que frente a tantas arbitrariedades y abusos, el régimen está más fuerte que nunca; pueden pensar además que sencillamente el régimen es invencible, que no hay posibilidad alguna de sacarlos del poder a través del voto popular. Pues bien, eso es lo que exactamente el régimen quiere que creamos y pensemos. Ellos están jugando al desgano, la división y la abstención de millones de venezolanos que estamos hartos de tanta incompetencia, corrupción, inmoralidad e impunidad. Ellos quieren sembrar la desmoralización entre nosotros, cuando son ellos los desmoralizados; quieren meternos miedo cuando son ellos los que están aterrados de perder el poder que los hizo ricos con el dinero que a mansalva le robaron al país, mediante el mayor saqueo del que hemos sido víctimas.

Debemos darle la lectura correcta a las inhabilitaciones de Manuel Rosales, Daniel Ceballos, María Corina Machado, Enzo Scarano y, más recientemente, Pablo Pérez, aunado al encarcelamiento inconstitucional de Leopoldo López y Antonio Ledezma. Con esas inhabilitaciones les puede “salir el tiro por la culata”, como lo canta la Grey Zuliana de Ricardo Aguirre, porque un pueblo puede soportar muchos vejámenes pero nunca olvida las injusticias en contra de la dignidad humana.

De lo que se trata en definitiva, es que la Unidad Democrática actúe como la mayoría nacional que es, seleccionando candidatos estratégicos que llenen el vacío de los inhabilitados y mantener por encima de todo la unidad, como elemento crucial en la difícil campaña electoral que se avecina, apuntalando la estrategia, el discurso y la tarjeta única como elemento contrastante con los candidatos del gobierno y del PSUV.

La alternativa democrática debe despojarse del rol de víctima del régimen para asumir con valentía y gallardía el compromiso histórico que tiene con el país, ganando con una sólida mayoría la Asamblea Nacional para iniciar desde allí la construcción del cambio que estamos demandando. Recordemos cuál fue la respuesta de los electores de San Cristóbal y San Diego, cuando el régimen separó y encarceló arbitrariamente a los alcaldes Ceballos y Scarano, respectivamente. Las candidatas de la Unidad, esposas de los ex alcaldes, obtuvieron resonantes triunfos a pesar de no ser dirigentes políticas en sus municipios. En San Cristóbal, Patricia de Ceballos obtuvo el 74% de los votos, mientras que en San Diego Rosa Scarano alcanzó una votación del 88%.

Ciertamente inhabilitaron a importantes dirigentes de la Unidad Democrática para postularse a cargos de elección popular, pero su credibilidad e influencia política están intactas con tendencia a crecer en los próximos meses. Rosales, Machado, Ceballos, Scarano y Pérez deben constituirse en líderes que inspiren y motiven a los electores a sufragar por los candidatos de sus circuitos y del país en general. Los abusos y tropelías del régimen deben transformarse en voluntad férrea y fuerza indetenible para garantizar la victoria de la oposición democrática.

El juego es complejo porque las normas no son transparentes y favorecen a uno de los dos sectores en pugna, exactamente como ocurre en los regímenes dictatoriales, pero existen condiciones que bien aprovechadas pueden hacer que el efecto buscado por el régimen se devuelva y los inhabilitados sean ellos, a través del voto de millones de ciudadanos que cobraremos las injusticias y abusos de un régimen que perdió la decencia y la moral desde hace mucho tiempo.

Los lamentos, las culpas y la falta de coraje no son buenos consejeros en circunstancias tan críticas como las que vive Venezuela. Es necesario empinarse sobre las dificultades y aprovechar las oportunidades que obstinadamente el régimen pretende negarnos a los venezolanos que aspiramos vivir en un mejor país, lejos de la tiranía, la mediocridad, la exclusión, la inmoralidad y la corrupción que la revolución se empeña en ofrecernos como su única y mejor opción. Con nuestro voto, vamos todos a inhabilitar al régimen.
 
Profesor Titular de LUZ

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