La Venezuela que soñamos
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
En este artículo las ideas que expreso no me
pertenecen; las tomé prestadas de mis alumnos de la cátedra de Análisis
Socio-Político de la Escuela de Economía de LUZ, producto de uno de los debates
realizados durante nuestras clases, en el que plasmaron en una cuartilla cómo
es el país que sueñan de cara a una de las peores crisis que vive la nación.
Podremos apreciar a continuación que nuestros jóvenes universitarios desean,
como la inmensa mayoría de los venezolanos, una Venezuela donde todos tengamos
la oportunidad y el legítimo derecho de vivir como ciudadanos de primera.
“Queremos una Venezuela próspera, sin importar las
preferencias políticas; donde no importe que seas rojo o azul; una sociedad
capaz de imponerse sobre las diferencias políticas y donde tengamos claro que
el objetivo es común; donde se incluya y no se excluya; donde pensar diferente
no nos convierta en enemigos. Queremos un país con gobernantes que prediquen
con el ejemplo, que tengan aptitudes para el diálogo y el pensamiento crítico.
Un país con buenos gobiernos en ideas y en gestión. Un país en el que nosotros
los jóvenes tengamos miles de oportunidades”.
“Soñamos con una Venezuela productiva, de pleno
empleo; donde la gente no necesite limosnas del Estado, sino que produzca tanto
que pueda sostener al propio Estado. Una Venezuela sin pobres registrando los
basureros para subsistir; sin niños en la calle; sin drogas y sin delincuencia.
Quiero una Venezuela con gobernantes honestos y eficientes, que hablen menos y
cumplan a cabalidad el trabajo para el que fueron elegidos como servidores
públicos”.
“Un país moderno en todas las dimensiones lo construyen
sus ciudadanos, no su gobierno; por eso soñamos con venezolanos con profundos valores
inculcados en su hogar; un país donde nos ayudemos los unos a los otros para
salir adelante, y no nos aprovechemos de los más débiles para alcanzar las metas.
El país que queremos tiene educación de primera calidad, comida en abundancia
como una vez la tuvimos; donde salir a la calle no sea un riesgo para nuestras
vidas; un país donde nos sintamos seguros fuera y dentro de nuestros hogares;
donde el derecho hacer o no hacer lo decida cada persona. El país que queremos
aprovecha cada recurso que su tierra le provee; cada oportunidad para mejorar a
su gente; un país donde el principal beneficiado seamos los venezolanos y donde
toda acción esté dirigida a la búsqueda del bienestar de su población. No
queremos un país con estas cualidades, quiero que mi país las tenga”.
“Venezuela fue bendecida ya que tenemos playas,
montañas, llanos, de todo un poco, pero necesitamos unión; que las diferencias
políticas no sean nuestro día a día; es necesario volver a esos días en que se
ayudaba sin mirar a quién; donde los niños salían a jugar a la calle sin el
miedo de ser secuestrados o asesinados; donde las discusiones y diferencias se
remitían a un juego de beisbol o futbol y al día siguiente ya se olvidaban. La
Venezuela con la que soñamos es aquella donde podamos cumplir nuestra meta de
graduarnos, encontrar trabajo en el mercado laboral; que el sueldo alcance para
cubrir nuestras necesidades, para ahorrar, e incluso para invertir y crear
nuestras propias empresas, sin tener miedo a la represión de un gobierno que
expropia o cierra empresas del sector privado”.
“Quiero una Venezuela donde no asesinen semanalmente a
tantos inocentes… Una Venezuela de ciudades lindas, limpias y ordenadas, con
grandes avenidas y calles, con transporte público de calidad; donde la gente no
tenga que hacer colas para comprar alimentos, medicinas y todo lo que necesite,
para que ese tiempo que pierde a diario lo pueda utilizar para trabajar, para
producir, para estar con su familia, o para seguir luchando en la construcción
de un mejor país”.
Y a manera de conclusión, uno de los grupos terminó su
reflexión de esta manera: “…por eso amigos y compañeros venezolanos sueñen por
ser felices cada día, cada mañana que se levanten; no se rindan jamás porque la
piedra no es tan grande, porque las injusticias tarde o temprano se pagan, porque
el dolor se supera, porque el amor siempre está contigo, porque la verdad
insiste, porque el coraje levanta, porque el miedo fortalece, porque los
errores te enseñan, porque nadie es perfecto y porque nunca estarás solo,
porque Dios nunca abandona, porque la vida siempre te da segundas oportunidades
y nos da la fuerza necesaria para colocarnos donde debemos estar”.
De manera muy sencilla pero demasiado contundente,
estos jóvenes expresan su inconformidad con la realidad del país; anhelan un
cambio cuyos dolores de parto produzca el nacimiento de un mejor país, porque
desde hace diecisiete años una minoría corrupta e irresponsable se planteó como
objetivo destruir Venezuela a cambio de mantenerse en el poder que les provee
de las riquezas que nos fueron arrebatadas mediante el más grande saqueo de
nuestra historia.
Estos jóvenes son el fiel testimonio de que no todo
está perdido y están dispuestos seguir luchando para alcanzar sus sueños; ellos
jamás dejarán de soñar porque el día que dejen de hacerlo serán vivos muertos
que sobreviven en la miseria de un país destruido.
Profesor Titular de LUZ
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