martes, 14 de julio de 2015


La Venezuela que soñamos

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

 

En este artículo las ideas que expreso no me pertenecen; las tomé prestadas de mis alumnos de la cátedra de Análisis Socio-Político de la Escuela de Economía de LUZ, producto de uno de los debates realizados durante nuestras clases, en el que plasmaron en una cuartilla cómo es el país que sueñan de cara a una de las peores crisis que vive la nación. Podremos apreciar a continuación que nuestros jóvenes universitarios desean, como la inmensa mayoría de los venezolanos, una Venezuela donde todos tengamos la oportunidad y el legítimo derecho de vivir como ciudadanos de primera.

 “Queremos una Venezuela próspera, sin importar las preferencias políticas; donde no importe que seas rojo o azul; una sociedad capaz de imponerse sobre las diferencias políticas y donde tengamos claro que el objetivo es común; donde se incluya y no se excluya; donde pensar diferente no nos convierta en enemigos. Queremos un país con gobernantes que prediquen con el ejemplo, que tengan aptitudes para el diálogo y el pensamiento crítico. Un país con buenos gobiernos en ideas y en gestión. Un país en el que nosotros los jóvenes tengamos miles de oportunidades”.

 “Soñamos con una Venezuela productiva, de pleno empleo; donde la gente no necesite limosnas del Estado, sino que produzca tanto que pueda sostener al propio Estado. Una Venezuela sin pobres registrando los basureros para subsistir; sin niños en la calle; sin drogas y sin delincuencia. Quiero una Venezuela con gobernantes honestos y eficientes, que hablen menos y cumplan a cabalidad el trabajo para el que fueron elegidos como servidores públicos”.

 “Un país moderno en todas las dimensiones lo construyen sus ciudadanos, no su gobierno; por eso soñamos con venezolanos con profundos valores inculcados en su hogar; un país donde nos ayudemos los unos a los otros para salir adelante, y no nos aprovechemos de los más débiles para alcanzar las metas. El país que queremos tiene educación de primera calidad, comida en abundancia como una vez la tuvimos; donde salir a la calle no sea un riesgo para nuestras vidas; un país donde nos sintamos seguros fuera y dentro de nuestros hogares; donde el derecho hacer o no hacer lo decida cada persona. El país que queremos aprovecha cada recurso que su tierra le provee; cada oportunidad para mejorar a su gente; un país donde el principal beneficiado seamos los venezolanos y donde toda acción esté dirigida a la búsqueda del bienestar de su población. No queremos un país con estas cualidades, quiero que mi país las tenga”.

 “Venezuela fue bendecida ya que tenemos playas, montañas, llanos, de todo un poco, pero necesitamos unión; que las diferencias políticas no sean nuestro día a día; es necesario volver a esos días en que se ayudaba sin mirar a quién; donde los niños salían a jugar a la calle sin el miedo de ser secuestrados o asesinados; donde las discusiones y diferencias se remitían a un juego de beisbol o futbol y al día siguiente ya se olvidaban. La Venezuela con la que soñamos es aquella donde podamos cumplir nuestra meta de graduarnos, encontrar trabajo en el mercado laboral; que el sueldo alcance para cubrir nuestras necesidades, para ahorrar, e incluso para invertir y crear nuestras propias empresas, sin tener miedo a la represión de un gobierno que expropia o cierra empresas del sector privado”.

 “Quiero una Venezuela donde no asesinen semanalmente a tantos inocentes… Una Venezuela de ciudades lindas, limpias y ordenadas, con grandes avenidas y calles, con transporte público de calidad; donde la gente no tenga que hacer colas para comprar alimentos, medicinas y todo lo que necesite, para que ese tiempo que pierde a diario lo pueda utilizar para trabajar, para producir, para estar con su familia, o para seguir luchando en la construcción de un mejor país”.

Y a manera de conclusión, uno de los grupos terminó su reflexión de esta manera: “…por eso amigos y compañeros venezolanos sueñen por ser felices cada día, cada mañana que se levanten; no se rindan jamás porque la piedra no es tan grande, porque las injusticias tarde o temprano se pagan, porque el dolor se supera, porque el amor siempre está contigo, porque la verdad insiste, porque el coraje levanta, porque el miedo fortalece, porque los errores te enseñan, porque nadie es perfecto y porque nunca estarás solo, porque Dios nunca abandona, porque la vida siempre te da segundas oportunidades y nos da la fuerza necesaria para colocarnos donde debemos estar”.

De manera muy sencilla pero demasiado contundente, estos jóvenes expresan su inconformidad con la realidad del país; anhelan un cambio cuyos dolores de parto produzca el nacimiento de un mejor país, porque desde hace diecisiete años una minoría corrupta e irresponsable se planteó como objetivo destruir Venezuela a cambio de mantenerse en el poder que les provee de las riquezas que nos fueron arrebatadas mediante el más grande saqueo de nuestra historia.

Estos jóvenes son el fiel testimonio de que no todo está perdido y están dispuestos seguir luchando para alcanzar sus sueños; ellos jamás dejarán de soñar porque el día que dejen de hacerlo serán vivos muertos que sobreviven en la miseria de un país destruido.

Profesor Titular de LUZ

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