Ganamos y cobramos
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
La demanda de cambio de los venezolanos se acrecienta
con el pasar de los días, lo cual denota el profundo estado de descomposición
en el que se encuentra el país. Ya lo hemos escrito en otras ocasiones, ocho de
cada diez venezolanos reportan la necesidad de cambio porque el país marcha por
un rumbo equivocado, porcentaje sustancialmente superior al reportado en 1998, fecha
en la que Hugo Chávez ganó por vez primera las elecciones presidenciales.
Lo que tratamos de decir es que, hoy más que nunca,
está justificado un cambio del modelo político que nos ha gobernado por casi 17
años. La gente no aguanta más; cada venezolano, cada familia debe soportar una
pesada carga que las envuelve en desesperanza e impotencia, impidiéndoles vivir
con decencia y dignidad.
A lo largo y ancho del país se escuchan gritos de
cambio; en la cara de millones de venezolanos se ve reflejado el rechazo a un
régimen que destruyó el país y nos confinó a una de las peores tragedias que
hemos vivido como nación. Sin embargo, el régimen está enviando mensajes que
ponen al descubierto su radicalización y su disposición de mantenerse en el
poder por cualquier medio. A esas cosas debemos ponerle atención, sobre todo la
dirigencia organizada alrededor de la Mesa de la Unidad Democrática, a fin de
proyectar la confianza y la convicción que, a pesar del ventajismo y de las
triquiñuelas del régimen, el cambio será una realidad a partir del 6-D, porque
sabremos defender los votos y cobraremos la contundente victoria que nos dará
la inmensa mayoría de los venezolanos.
Frecuentemente me preguntan, ¿es posible que la
oposición obtenga una amplia mayoría en la Asamblea Nacional el 6-D? Mi
respuesta es positiva; claro que se puede. Las más reputadas encuestadoras del
país presentan un panorama muy sombrío para el oficialismo. La base popular que
disfrutó el proceso por muchos años, se desmorona vertiginosamente con el pasar
de los días. El voto duro del chavismo se ubica en un poco más del 20%. Se les
agotó la capacidad para mentir y manipular a un país que está decidido a cambiar,
pero es necesario trabajar en función de la victoria haciendo bien las cosas;
de allí, mi intención de plasmar algunas exigencias que escucho en la calle para
garantizar el triunfo de la democracia y la libertad.
Es vital no subestimar al adversario, sobre todo si
sabe derrotado. Ellos van hacer todo cuanto sea posible para ganar el 6-D. No
olvidemos que el ropaje democrático que una vez tuvo el régimen, hoy día no
existe; no tienen escrúpulos de ninguna naturaleza. Harán más uso del
ventajismo que inmoralmente les proporciona el poder; por eso debemos estar
atentos a las argucias de esta dictadura insolente.
No perdamos el rumbo. No caigamos en los trapos rojos
del régimen, ni en las pequeñeces que algunos sectores opositores pretenden
agrandar. Es hora de la gente. Es el momento del acompañamiento solidario con millones
de venezolanos que están sufriendo las penurias que nos impone este régimen incapaz,
corrupto y atrasado. A tal efecto, es fundamental ofrecer propuestas que desde
la Asamblea Nacional contribuyan con la solución de los principales problemas
del país: escasez, alto costo de la vida, inseguridad, desempleo, servicios
públicos totalmente colapsados. Si la oposición es capaz de devolverle al
pueblo la confianza y la esperanza, no habrá trampa que valga el 6-D.
Frente al establecimiento del Estado de Excepción en
Táchira, Zulia, Apure y, próximamente, Bolívar y Amazonas, es pertinente
articular una estrategia que neutralice las acciones del régimen tendentes a
boicotear el proceso eleccionario del 6-D. Los candidatos deben instalarse permanentemente
en tales circuitos, a fin de monitorear la situación reinante. Hay que hacerle
un enérgico llamado al gobierno para que cumpla cuanto antes con la
normalización de la frontera y respete los derechos consagrados en la
Constitución, inherentes a los comicios: derecho a reuniones y manifestaciones,
libre tránsito, expresión y las garantías para asistir a cada centro electoral.
La MUD debe blindar las elecciones, conformando un
equipo de testigos y defensores del voto comprometidos con el cambio e inmunes
a cualquier tentación totalitaria. Hay que conocer la particular realidad de
cada circuito para detectar las oportunidades y las amenazas, las fortalezas y
las debilidades. Frente a la falta de transparencia, equidad e imparcialidad
del CNE, es menester exigir la presencia de una observación internacional que
garantice que el voto refleje la verdadera opinión de los electores. Esa debe
ser una exigencia nacional a pesar de la negativa de Tibisay Lucena.
Con responsabilidad manifiesto que están dadas las
condiciones para cristalizar el cambio. La mesa está servida, no permitamos que
el triunfalismo y el exceso de confianza, la desmotivación, una defensa débil
de los votos nos hagan perder esta maravillosa oportunidad. Hace falta un
compromiso nacional en el que la MUD y los sectores democráticos nos digan con
voz firme y enérgica: ¡el 6-D ganamos y cobramos!
Profesor Titular de LUZ
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