miércoles, 23 de septiembre de 2015


Ganamos y cobramos
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
 
La demanda de cambio de los venezolanos se acrecienta con el pasar de los días, lo cual denota el profundo estado de descomposición en el que se encuentra el país. Ya lo hemos escrito en otras ocasiones, ocho de cada diez venezolanos reportan la necesidad de cambio porque el país marcha por un rumbo equivocado, porcentaje sustancialmente superior al reportado en 1998, fecha en la que Hugo Chávez ganó por vez primera las elecciones presidenciales.
Lo que tratamos de decir es que, hoy más que nunca, está justificado un cambio del modelo político que nos ha gobernado por casi 17 años. La gente no aguanta más; cada venezolano, cada familia debe soportar una pesada carga que las envuelve en desesperanza e impotencia, impidiéndoles vivir con decencia y dignidad.
A lo largo y ancho del país se escuchan gritos de cambio; en la cara de millones de venezolanos se ve reflejado el rechazo a un régimen que destruyó el país y nos confinó a una de las peores tragedias que hemos vivido como nación. Sin embargo, el régimen está enviando mensajes que ponen al descubierto su radicalización y su disposición de mantenerse en el poder por cualquier medio. A esas cosas debemos ponerle atención, sobre todo la dirigencia organizada alrededor de la Mesa de la Unidad Democrática, a fin de proyectar la confianza y la convicción que, a pesar del ventajismo y de las triquiñuelas del régimen, el cambio será una realidad a partir del 6-D, porque sabremos defender los votos y cobraremos la contundente victoria que nos dará la inmensa mayoría de los venezolanos.
Frecuentemente me preguntan, ¿es posible que la oposición obtenga una amplia mayoría en la Asamblea Nacional el 6-D? Mi respuesta es positiva; claro que se puede. Las más reputadas encuestadoras del país presentan un panorama muy sombrío para el oficialismo. La base popular que disfrutó el proceso por muchos años, se desmorona vertiginosamente con el pasar de los días. El voto duro del chavismo se ubica en un poco más del 20%. Se les agotó la capacidad para mentir y manipular a un país que está decidido a cambiar, pero es necesario trabajar en función de la victoria haciendo bien las cosas; de allí, mi intención de plasmar algunas exigencias que escucho en la calle para garantizar el triunfo de la democracia y la libertad.
Es vital no subestimar al adversario, sobre todo si sabe derrotado. Ellos van hacer todo cuanto sea posible para ganar el 6-D. No olvidemos que el ropaje democrático que una vez tuvo el régimen, hoy día no existe; no tienen escrúpulos de ninguna naturaleza. Harán más uso del ventajismo que inmoralmente les proporciona el poder; por eso debemos estar atentos a las argucias de esta dictadura insolente.
No perdamos el rumbo. No caigamos en los trapos rojos del régimen, ni en las pequeñeces que algunos sectores opositores pretenden agrandar. Es hora de la gente. Es el momento del acompañamiento solidario con millones de venezolanos que están sufriendo las penurias que nos impone este régimen incapaz, corrupto y atrasado. A tal efecto, es fundamental ofrecer propuestas que desde la Asamblea Nacional contribuyan con la solución de los principales problemas del país: escasez, alto costo de la vida, inseguridad, desempleo, servicios públicos totalmente colapsados. Si la oposición es capaz de devolverle al pueblo la confianza y la esperanza, no habrá trampa que valga el 6-D.
Frente al establecimiento del Estado de Excepción en Táchira, Zulia, Apure y, próximamente, Bolívar y Amazonas, es pertinente articular una estrategia que neutralice las acciones del régimen tendentes a boicotear el proceso eleccionario del 6-D. Los candidatos deben instalarse permanentemente en tales circuitos, a fin de monitorear la situación reinante. Hay que hacerle un enérgico llamado al gobierno para que cumpla cuanto antes con la normalización de la frontera y respete los derechos consagrados en la Constitución, inherentes a los comicios: derecho a reuniones y manifestaciones, libre tránsito, expresión y las garantías para asistir a cada centro electoral.
La MUD debe blindar las elecciones, conformando un equipo de testigos y defensores del voto comprometidos con el cambio e inmunes a cualquier tentación totalitaria. Hay que conocer la particular realidad de cada circuito para detectar las oportunidades y las amenazas, las fortalezas y las debilidades. Frente a la falta de transparencia, equidad e imparcialidad del CNE, es menester exigir la presencia de una observación internacional que garantice que el voto refleje la verdadera opinión de los electores. Esa debe ser una exigencia nacional a pesar de la negativa de Tibisay Lucena.  
Con responsabilidad manifiesto que están dadas las condiciones para cristalizar el cambio. La mesa está servida, no permitamos que el triunfalismo y el exceso de confianza, la desmotivación, una defensa débil de los votos nos hagan perder esta maravillosa oportunidad. Hace falta un compromiso nacional en el que la MUD y los sectores democráticos nos digan con voz firme y enérgica: ¡el 6-D ganamos y cobramos!       
Profesor Titular de LUZ

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