Provocación peligrosa
Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)
En tiempos de excesos, injusticias y provocaciones del
régimen, es recomendable practicar la prudencia, aquella que Aristóteles llamó
“el justo medio”, virtud que nos permite alcanzar la felicidad basada en la
sabiduría. Para el filósofo griego, la prudencia es sinónimo de moderación y
templanza, aspectos que acompañan a la justicia y a la fortaleza.
Al contrario de los que algunos puedan pensar, la
prudencia no es señal ni de miedo ni de debilidad; es fortaleza encaminada por
el sentido común, sobre todo en circunstancias que incitan a tomar el camino
más corto, sin importar las terribles consecuencias que produce una decisión
equivocada.
El régimen quiere que perdamos la paciencia; nos
provocan con sus viles acciones para que desechemos la opción del voto y
escojamos el camino de la violencia, en
el que ellos tienen todas las de ganar. El régimen sabe que electoralmente está
perdido; en estos últimos 16 años nunca estuvo peor. Según la encuesta IVAD,
correspondiente al mes de agosto pasado, el 87% de los venezolanos cree que el
país va por el rumbo equivocado, percepción compartida por el 55% del segmento
oficialista. Asimismo, el 77.5% califica negativamente la gestión del
presidente Maduro, contra un 22.5% que proyecta una opinión positiva de su
gestión. Como corolario, el 76% de los venezolanos piensa que Maduro no está
capacitado para resolver la crisis del país. De acuerdo al último estudio de
Alfredo Keller y Asociados (correspondiente al mes de septiembre), desde que
comenzó a gobernar hasta la fecha, Maduro ha perdido el apoyo de 5.650.000
ciudadanos, es decir, que en poco más de dos años de gestión, Maduro destruyó
el apoyo del 75.29% de los electores que sufragaron por él en el 2013
(7.505.338 votos). Estas cifras colocan en verdaderos aprietos la sobrevivencia
de la revolución de cara a las elecciones del 6-D.
Esta es la verdadera razón por la que el régimen lanza
provocaciones peligrosas a la oposición democrática del país. Todo cuanto hacen
tiene como propósito debilitar las extraordinarias oportunidades que tenemos
para construir el cambio a través del voto popular. Quieren desmoralizarnos,
desmotivarnos, desmovilizarnos para que creamos que aquí todo está perdido, que
es el régimen quien tiene el poder y la autoridad. Ciertamente, por ahora, son
ellos los que gobiernan el país pero no gozan del apoyo ni de la legitimidad de
la inmensa mayoría nacional. Es un gobierno huérfano de pueblo; un régimen cuyo
corazón dejó de latir hace tiempo porque traicionó los sueños y las esperanzas
de los venezolanos.
El régimen quiere que pisemos el peine de la
violencia; que cambiemos nuestra agenda democrática y de cambio por sus trapos
rojos. De allí la injusta, inmoral e ilegal sentencia contra Leopoldo López,
confinando a un venezolano inocente a más de 13 años de prisión. Quieren
demostrar que su poder es para siempre y que no hay posibilidad alguna de
sacarlos con los votos de los venezolanos que estamos ansiosos de vivir en un
mejor país, donde la libertad, la justicia, el progreso, la unión y las
oportunidades sea un derecho para todos, sin discriminaciones de ninguna
índole.
Cuando se está ganando el juego, la prudencia debe
orientar la estrategia y la acción. Jamás la impulsividad y la irracionalidad han
sido aliadas de grandes proyectos que demandan sensatez e inteligencia, como es
la liberación de Venezuela de esta cuerda de forajidos, corruptos e incapaces.
Necesitamos la prudencia que nos de sabiduría para decidir correctamente; necesitamos
maximizar las fortalezas y aprovechar las oportunidades que el entorno nos
presenta en bandeja de oro. Es necesario motivar a los que queriendo el cambio
lo ven muy lejos, convencerlos que su voto es el instrumento para iniciar la
construcción de la Venezuela que nos merecemos. Si cambiamos las dudas, el
desánimo y la desesperanza por la decisión inquebrantable de ir a votar, no habrá quien detenga a un pueblo valiente que decidió canalizar su indignación, frustración
e impotencia a través de millones de votos que nos devuelvan la Venezuela que
esta revolución destruyó.
Los que estamos ganando esta batalla debemos seguir
trabajando con fe, fuerza y perseverancia, sin hacer caso de las peligrosas
provocaciones del régimen, porque el cambio en Venezuela empieza a despuntar en
el nuevo amanecer que muy pronto festejaremos todos los venezolanos de buena
voluntad.
Profesor Titular de LUZ
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