miércoles, 16 de septiembre de 2015


Provocación peligrosa

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

 

En tiempos de excesos, injusticias y provocaciones del régimen, es recomendable practicar la prudencia, aquella que Aristóteles llamó “el justo medio”, virtud que nos permite alcanzar la felicidad basada en la sabiduría. Para el filósofo griego, la prudencia es sinónimo de moderación y templanza, aspectos que acompañan a la justicia y a la fortaleza.

Al contrario de los que algunos puedan pensar, la prudencia no es señal ni de miedo ni de debilidad; es fortaleza encaminada por el sentido común, sobre todo en circunstancias que incitan a tomar el camino más corto, sin importar las terribles consecuencias que produce una decisión equivocada.

El régimen quiere que perdamos la paciencia; nos provocan con sus viles acciones para que desechemos la opción del voto y escojamos  el camino de la violencia, en el que ellos tienen todas las de ganar. El régimen sabe que electoralmente está perdido; en estos últimos 16 años nunca estuvo peor. Según la encuesta IVAD, correspondiente al mes de agosto pasado, el 87% de los venezolanos cree que el país va por el rumbo equivocado, percepción compartida por el 55% del segmento oficialista. Asimismo, el 77.5% califica negativamente la gestión del presidente Maduro, contra un 22.5% que proyecta una opinión positiva de su gestión. Como corolario, el 76% de los venezolanos piensa que Maduro no está capacitado para resolver la crisis del país. De acuerdo al último estudio de Alfredo Keller y Asociados (correspondiente al mes de septiembre), desde que comenzó a gobernar hasta la fecha, Maduro ha perdido el apoyo de 5.650.000 ciudadanos, es decir, que en poco más de dos años de gestión, Maduro destruyó el apoyo del 75.29% de los electores que sufragaron por él en el 2013 (7.505.338 votos). Estas cifras colocan en verdaderos aprietos la sobrevivencia de la revolución de cara a las elecciones del 6-D.

Esta es la verdadera razón por la que el régimen lanza provocaciones peligrosas a la oposición democrática del país. Todo cuanto hacen tiene como propósito debilitar las extraordinarias oportunidades que tenemos para construir el cambio a través del voto popular. Quieren desmoralizarnos, desmotivarnos, desmovilizarnos para que creamos que aquí todo está perdido, que es el régimen quien tiene el poder y la autoridad. Ciertamente, por ahora, son ellos los que gobiernan el país pero no gozan del apoyo ni de la legitimidad de la inmensa mayoría nacional. Es un gobierno huérfano de pueblo; un régimen cuyo corazón dejó de latir hace tiempo porque traicionó los sueños y las esperanzas de los venezolanos.

El régimen quiere que pisemos el peine de la violencia; que cambiemos nuestra agenda democrática y de cambio por sus trapos rojos. De allí la injusta, inmoral e ilegal sentencia contra Leopoldo López, confinando a un venezolano inocente a más de 13 años de prisión. Quieren demostrar que su poder es para siempre y que no hay posibilidad alguna de sacarlos con los votos de los venezolanos que estamos ansiosos de vivir en un mejor país, donde la libertad, la justicia, el progreso, la unión y las oportunidades sea un derecho para todos, sin discriminaciones de ninguna índole.

Cuando se está ganando el juego, la prudencia debe orientar la estrategia y la acción. Jamás la impulsividad y la irracionalidad han sido aliadas de grandes proyectos que demandan sensatez e inteligencia, como es la liberación de Venezuela de esta cuerda de forajidos, corruptos e incapaces. Necesitamos la prudencia que nos de sabiduría para decidir correctamente; necesitamos maximizar las fortalezas y aprovechar las oportunidades que el entorno nos presenta en bandeja de oro. Es necesario motivar a los que queriendo el cambio lo ven muy lejos, convencerlos que su voto es el instrumento para iniciar la construcción de la Venezuela que nos merecemos. Si cambiamos las dudas, el desánimo y la desesperanza por la decisión inquebrantable de ir a votar,  no habrá quien detenga a un pueblo valiente  que decidió canalizar su indignación, frustración e impotencia a través de millones de votos que nos devuelvan la Venezuela que esta revolución destruyó.

Los que estamos ganando esta batalla debemos seguir trabajando con fe, fuerza y perseverancia, sin hacer caso de las peligrosas provocaciones del régimen, porque el cambio en Venezuela empieza a despuntar en el nuevo amanecer que muy pronto festejaremos todos los venezolanos de buena voluntad.

    Profesor Titular de LUZ

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